Hogar, dulce y art¨ªstico hogar
¡®Fuera de casa¡¯ muestra por primera vez la colecci¨®n Cranford fuera del apartamento familiar en Londres
La mecenas londinense de origen liban¨¦s Muriel Salem andaba ayer con paso ligero por la galer¨ªa central de la exposici¨®n Out of the house, montada a partir de los fondos de su colecci¨®n, la c¨¦lebre Cranford Collection, en la sala de arte que la Fundaci¨®n Banco Santander guarda bajo siete llaves en su ciudad financiera de Boadilla del Monte (Madrid). "Aqu¨¦l adorn¨® durante una ¨¦poca la cabecera de nuestra cama; y ese otro lo tuvimos en el sal¨®n", exclamaba apuntando a una sucesi¨®n de lienzos de Sophie Von Hellermann, junto a unos sigmar polke sombr¨ªamente azules, pintados hacia el final de la vida del artista. Y luego, ante Escultura sedente, de Franz West, enga?oso coj¨ªn de aluminio rojo: "No deber¨ªa decirlo, pero a veces me siento sobre ¨¦l".
Tanto desparpajo y familiaridad tiene su explicaci¨®n: no es solo que Muriel y su marido, Freddy Salem, localizaran, se "apasionaran" por ellas y compraran las 92 piezas de arte contempor¨¢neo del brillante cambio de siglo brit¨¢nico y de la generaci¨®n nacida durante la posguerra alemana, es que han convivido con ellas, sus hijos y ¨²ltimamente sus nietos, durante tres d¨¦cadas, el tiempo que hace que comenzaron la colecci¨®n, bautizada como Cranford sin otra raz¨®n que la respetable "normalidad" que transmit¨ªa el nombre. "Ir cambiando las obras de arte de lugar", explicaba Muriel, "puede descolocar, pero tambi¨¦n resulta estimulante".
El t¨ªtulo, Fuera de la casa, es fiel a la excepcionalidad de la muestra; nunca antes se hab¨ªa visto en bloque la colecci¨®n fuera de las visitas al hogar familiar en Regent's Park, que se autorizan, previa cita telef¨®nica y en recorridos tem¨¢ticos que rotan cada 18 meses (ahora Richad Prince, luego piezas latinoamericanas). Con esta muestra, la Fundaci¨®n Santander incide en su pol¨ªtica de los ¨²ltimos a?os de descubrir al p¨²blico colecciones privadas capitales del arte contempor¨¢neo; antes de la Cranford, fue el turno de la Daros Collection, la Sandretto Re Rebaudengo o, el a?o pasado, la del matrimonio Rubell.
El conjunto dice tanto de la lujosa intimidad de la pareja como de sus gustos y aspiraciones. Due?os de un conjunto de unas 700 obras, empezaron coleccionando, "con la ayuda del profesor Andrew Renton", muestras de la explosi¨®n punk de la Colonia de finales de los 70. De Albert Oehlen, Martin Kippenberger, Rosemarie Trockel, Michael Krebber o Sigmar Polke pasaron, sin abandonar el gusto por la escultura ir¨®nica y la pintura de gran formato (tan grande como puede serlo un apartamento de lujo en Londres), a la revoluci¨®n de los j¨®venes artistas brit¨¢nicos. En el recorrido no faltan los sospechosos habituales: Damien Hirst y su pasi¨®n taxidermista (la inquietante doble vitrina Algo o nada, con peces disecados), las esculturas de Rebecca Warren, Sarah Lucas y Anish Kapoor o los v¨ªdeos de Phil Collins.
Como testimonio del viaje emprendido por Muriel Salem "a los estudios del Este de Londres, en busca de los artistas j¨®venes", aterriz¨® ayer en Madrid por primera vez en su vida al finalista del premio Turner Paul Noble (Dilston, 1963). Vino con pinta de profesor chiflado para acompa?ar a sus dibujos a l¨¢piz sobre papel, muy especialmente a Cloaca de Nob (1998). La obra atrajo todas las miradas durante la presentaci¨®n a la prensa por su meticulosa descripci¨®n de mundos microsc¨®picos all¨¢ donde parece que hay ladrillos grises. Noble describi¨® a Salem como "la persona con mayor energ¨ªa" que nunca tuvo "la suerte" de conocer, y ella se congratul¨® de que alguien hubiera reparado en el hecho.
Cerca de artista y coleccionista, y siempre en segundo plano, Freddy Salem, empresario y "miembro del patronato de la Cranford", depart¨ªa con la comisaria, Anne Pont¨¦gnie, junto a la pieza que cierra la exposici¨®n, un video Pierre Huygue titulado No son tiempos para so?ar. El artista franc¨¦s es tambi¨¦n el encargado de recibir a los visitantes con una obra que chilla en ne¨®n: "No soy el due?o de Blancanieves". A la vista de lo que el matrimonio s¨ª posee, el hecho quiz¨¢ sirva a los envidiosos de consuelo.
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