Atoms for Peace, 'Amok'
El nuevo proyecto de Yorke es lo mejor que ha hecho en muchos a?os. "Estas reuniones de egos funcionan por objetivos e incentivos, por eso rara vez salen bien"
Thom Yorke es un poco como Oskar Schindler: un tipo admirable que, solo guiado por su conciencia, hizo cosas extraordinarias que los dem¨¢s jam¨¢s osar¨ªamos ni contemplar como opci¨®n. No ten¨ªa el hombre ninguna necesidad de meterse en ese berenjenal de salvar miles de jud¨ªos cuando ten¨ªa un pr¨®spero negocio en Polonia. Y bueno, quien dice jud¨ªos, dice atunes rojos, bosques de acacias o catalanes. Por su parte, Yorke podr¨ªa haber escrito una y otra vez The Bends y OK Computer, pero, por muy remarcables que sean esos discos, su lugar en la historia, lo que har¨ªa que Spielberg le dedicara una pel¨ªcula ¨Csi se hubiese quedado all¨ª, su biopic lo hubiera firmado Cameron Crowe o, con suerte, Ron Howard-, es su vocaci¨®n por acometer proyectos como este Atoms For Peace, su falta de miedo a equivocarse, a arruinar su reputaci¨®n, a caer mal, a convertirse en una parodia de s¨ª mismo. El m¨²sico experimental que siempre utiliza la misma marca de gaseosa para sus ensayos. El que cree que reinventarse es darle la vuelta a los calzoncillos cuando est¨¢n sucios.
G¨¦nero: Pop
T¨ªtulo: Amok
Sello: XL Recordings/Popstock!
A?o: 2013
Puntuaci¨®n: tres y media
Yorke es el tipo que edita algo tan hipertr¨®fico como The Eraser, pero que es capaz de, mientras arma la banda que traducir¨¢ aquella fritura al directo, dar con la clave para su pr¨®ximo proyecto, y adem¨¢s lograr que ¨¦ste sea lo mejor que ha hecho en muchos a?os. Y es que, con la idea de otorgarle cierto m¨²sculo a aquel disco en solitario, el de Oxford reclut¨® al bater¨ªa Joey Waronker (REM), al percusionista brasile?o Mauro Refosco, a su inform¨¢tico de cabecera, Neil Godrich y, bueno, a Flea, el bajista de Red Hot Chili Peppers, un tipo que, cuando se acuerda de tomarse la medicaci¨®n para el Parkinson que padece en su pulgar derecho, nos recuerda su infinita capacidad para describir las m¨¢s fascinantes melod¨ªas con su instrumento (el que tiene cuatro cuerdas y, en fin, tambi¨¦n cuelga, pero del hombro¡). Ahora, adem¨¢s, ha descubierto la diferencia entre calcet¨ªn y calzoncillo.
Los que presenciaron las primeras puestas de largo del supergrupo lo recuerdan como una suerte de banda de tributo a Can. Las siguientes declaraciones de los miembros de la banda al respecto del sonido que estaban sacando de su reuni¨®n de egos tampoco presagiaban nada demasiado bueno. Flea hablaba de emborracharse en su casa y escuchar a Fela Kuti (millonarios de turismo por ?frica en Business Class), Godrich comparaba el proceso de creaci¨®n con el empelado por Miles Davies (millonarios a dos cervezas de nombrar a Stockhausen como influencia) y Yorke afirmaba que era una verdadera molestia eso de tener que cantar (millonarios quej¨¢ndose del f¨²til destino al que le abocan sus menos receptivos fans). Luego se anunci¨® una minigira, pero se avis¨® que en ninguno de los conciertos estar¨ªan los cinco miembros del grupo (millonarios estresados por no poder cuadrar sus agendas con la de sus interioristas).
Pero lo cierto es que todas las dudas que pod¨ªan suscitarse al respecto de este grupo de se?ores que se divierten aburriendo a los dem¨¢s se disipan en los primeros compases de Before your eyes¡, el tema que abre este disco. Las percusiones de Waronker y Refosco acunan la voz de un extra?amente mel¨®dico Yorke, las sobrias excursiones al continente negro de Flea y los recientes ensayos de Godrich al respecto del papel de la ciudad de Colonia en el devenir de la m¨²sica electr¨®nica. A un paso de confundir drum n¡¯bass con dubstep, Urban Outfitters con Abercrombie and Fitch ¨Ca veces, el ¨¢lbum puede recordar a un cuarent¨®n tratando de actualizar el Whatsapp en el ba?o de la disco- el tema marca el tono de lo que es la primera parte del largo, que a partir de aqu¨ª combinar¨¢ lo supremo (Default) con lo moroso hasta lo exasperante (Ingenue, Unless).
Sombras de Caribou, Four Tet o Modeselektor se van sucediendo sobre unas canciones en las que la tendencia natural de Yorke a alargar las notas hasta lograr matarte cuatro minutos con un par de versos octos¨ªlabos en los que solo Dios sabr¨¢ lo que quer¨ªa decir no siempre encaja con lo propuesto por sus compa?eros. Tras unos a?os tratando de hacerse entender, el de Radiohead parece volver a escribir sus letras con la aplicaci¨®n del Scrabble y no con el procesador de textos.
Harto de bucear a pulm¨®n, Yorke aprovecha una sublime l¨ªnea de bajo de Flea para hacerse concreto en la soberbia Stuck together in pieces. Le sigue Judge, Jury and Executioner, una maravillosa burrada construida a base de palmas, percusiones imposibles, ruidos procedentes del averno (o del ¨²ltimo sistema operativo de Apple), otra l¨ªnea de bajo de Flea que merece un Nobel, Godrich convertido en disco duro y, albricias, de nuevo Yorke sin hacer ejercicios de respiraci¨®n, pr¨¢cticamente sin rastros de afectaci¨®n. Finalmente, Reverse Running y Amok cierran el ¨¢lbum volviendo con la cabeza bien alta a la casilla de salida, con la satisfacci¨®n de haber cumplido con los objetivos ¨Cestas reuniones de egos funcionan por objetivos e incentivos, por eso rara vez salen bien-, de haber logrado hacer ese disco de electr¨®nica org¨¢nica y sostenible que anunciaron con cierta soberbia, evitando casi por completo que el resultado no sea m¨¢s que otro tomate caro y feo.
Valoraci¨®n: 0 ABERRANTE, el mundo ser¨ªa mejor sin ¨¦l; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordar¨¢ de ¨¦l; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un ¨¦xito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un mill¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.