T¨ªmidos

Nos enteramos gracias a una entrevista en el S Moda de los s¨¢bados: ?David Beckham es muy t¨ªmido! ¡°Nunca podr¨¦ acostumbrarme a ver mi cuerpo en una valla publicitaria¡±, declar¨®. Lo cual le convierte en alguien que lucha consigo mismo en cada anuncio, por superar sus complejos. Ahora, cuando veamos una valla publicitaria de Beckham sabremos que ah¨ª hay un tipo sacrific¨¢ndose, pese a que su instinto natural es pasar inadvertido.

Aunque sea una declaraci¨®n disparatada, hag¨¢mosla nuestra. Porque si de algo tiene que liberarse la sociedad espa?ola es de su timidez, de su miedo a buscarle la cara al toro. Nos hemos tragado sin rechistar la excusa general de la crisis. Todo es culpa de la crisis. Hasta los ni?os en los colegios, cuando no llevan los deberes hechos, le dicen a sus profesores que es por culpa de la crisis. Y cuela. Han hecho falta un mont¨®n de jornadas de huelga y un preacuerdo cargado de miedos para que empecemos a asumir que el desmontaje de Iberia no tuvo nada de accidente. La semana pasada hemos sabido por la prensa que, cuando se produjo la fusi¨®n, nadie valor¨® el plan de pensiones para los trabajadores de British Airways. Un detallito contable de 2.000 millones de euros. Otra zancadilla para la espa?olidad de la compa?¨ªa, v¨ªctima de perjuicios a sus rutas, desfases contables y precarizaci¨®n. Otro diente mellado en la dentadura de un pa¨ªs que ha visto c¨®mo algunos altos ejecutivos cobraban incentivos por hundir sus empresas, y bancos, pol¨ªticos y constructoras se llevaban de maravilla y todo parec¨ªa un accidente.

Un juez va a llamar a Jos¨¦ Blanco y otro, si la fiscal¨ªa no lo impide, a las principales empresas donantes de dinero a la contabilidad de B¨¢rcenas, ese tesorero independiente que recaudaba sin partido al que entregar los fondos. Nuestra timidez nos imped¨ªa hacernos preguntas, llamar a declarar a quien ten¨ªa algo que declarar, pero quiz¨¢ el ejemplo de Beck-ham nos ayude a luchar contra nosotros mismos. Si ¨¦l ha podido, acaso nosotros tambi¨¦n podemos superar la timidez y empezar a exigir en las pantallas p¨²blicas, a la luz del d¨ªa, que nos cuenten lo que ha estado pasando en nuestro amado pa¨ªs por tierra, mar y aire.