La bailarina de Mir¨® cautiva a Israel
El Museo de Israel en Jerusal¨¦n expone bocetos, dibutos y pinturas de bailaoras de Joan Mir¨®
Un zapato de tac¨®n, una peineta y mucho dinamismo y experimentaci¨®n. Joan Mir¨® cre¨® al menos 30 bocetos, dibujos, pinturas y collages sobre bailaoras flamencas entre los a?os 1921 y 1981. Varios de ellos se exhiben ahora en una exposici¨®n en el Museo de Israel en Jerusal¨¦n, en una muestra, organizada en torno al lienzo Pintura (Bailarina espa?ola) de 1927, que deconstruye su pasi¨®n por ese motivo y analiza su presencia en diversas obras a lo largo de su extensa carrera.
¡°Quiero asesinar la pintura¡±, dijo Mir¨® en 1927, en una c¨¦lebre cita. En el cuadro central de la exposici¨®n La bailarina espa?ola de Joan Mir¨®, el artista lo intenta. El lienzo queda desnudo, bajo una figura que representa a la bailaora, con peineta y tac¨®n, atravesada por una nube blanca que envuelve a un elemento que es mitad sardina, mitad toro. Son todos ellos motivos que se ven desde sus primeras experimentaciones con el tema, con bocetos en los a?os 20, hasta sus ¨²ltimas obras, en los a?os 80.
A la bailarina de 1927, se le contrapone el lienzo Pintura (conocido com¨²nmente como Matador), tambi¨¦n del mismo a?o, que sigue la misma estela vanguardista de asesinar la pintura, subvirtiendo los c¨®digos tradicionales de ese arte. Se trata de una cesi¨®n del Centro Pompidou de Par¨ªs, en la que la tela queda tambi¨¦n expuesta en su crudeza, bajo una cruz que es a la vez torso y espada, con un capote negro del brazo y, de nuevo, una nuble blanquecina sobrepuesta.
¡°Las figuras de Mir¨® transforman la imagen popular y dram¨¢tica de la bailaora y su eroticismo, con sus trajes con volantes, sus pendientes, peinetas y mantillas, introduci¨¦ndolas en un lenguaje modernista que adem¨¢s refleja la compleja identidad nacional del artista¡±, asegura Adina Kamien-Kazhdan, comisaria de la muestra. ¡°El uso del flamenco y las bailarinas le sirven como formas de arte nativo, en su reinvenci¨®n de la voz catalana y las expresiones de la sensibilidad catalana¡±.
Nacido en Barcelona en 1893, de joven Mir¨® se asent¨® en Par¨ªs, bebiendo de las vanguardias art¨ªsticas que inundaban la capital francesa a principios del siglo XX. Viajaba con frecuencia a Catalu?a, y manten¨ªa lazos con su tierra con el uso de motivos relacionados con su infancia. Entre ellos, la mas¨ªa familiar y los bailes flamencos. Perdurar¨ªan en su mente creativa durante d¨¦cadas. Un c¨¦lebre ¨®leo de 1945, tambi¨¦n titulado Bailarina espa?ola, llevar¨ªa el tema al territorio de lo grotesco y c¨®mico, con una figura desencajada y mucho menos sensual que sus creaciones primigenias.
El Museo de Israel expone, adem¨¢s, uno de los cuatro collages que Mir¨® cre¨® en 1928, combinado pintura, materiales fragmentados e im¨¢genes impresas. En el lienzo, de una gran sencillez, aparece una raya vertical, un punto y un papel de lija al que el artista le a?adi¨® dos l¨ªneas convergentes que forman la bata de cola de la bailaora, sobre un zapato de tac¨®n tomado de una imagen impresa previamente. La obra ha sido cedida temporalmente por el Centro de Arte Reina Sof¨ªa de Madrid.
La exposici¨®n en Jerusal¨¦n une, adem¨¢s, v¨ªdeos de bailaores flamencos de renombre, como Carmencita Garc¨ªa y Vicente Escudero, con las im¨¢genes en las que Mir¨® se inspir¨® y de las que tom¨® motivos que le acompa?ar¨ªan durante toda su carrera, como una portada dedicada a ¡°Angustias, la gitana¡± de la revista La Uni¨®n Ilustrada de 1920. Los bocetos expuestos junto a ella muestran el proceso de deconstrucci¨®n y creaci¨®n del artista, unas t¨¦cnicas de las que se valdr¨ªa en toda su obra.
Babelia
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