Muere el nigeriano Chinua Achebe, padre de la literatura africana
El autor de 'Todo se desmorona' fue uno de los primeros escritores que hizo universal la literatura moderna de su continente
Chinua Achebe, quiz¨¢s el escritor m¨¢s influyente de ?frica, acaba de fallecer. Naci¨® en Ogidi, sur de Nigeria, en 1930. Educado en el cristianismo, desde temprano sinti¨® la necesidad conservar sus se?as de identidad, permaneciendo fiel a su cultura ibo. Mientras estudiaba Historia y Teolog¨ªa en la Universidad de Ibad¨¢n, en su pa¨ªs -entonces colonia brit¨¢nica-, dej¨® de llamarse Albert para recuperar su nombre tradicional. En esa ¨¦poca, y en la misma prestigiosa instituci¨®n, se forj¨® una formidable generaci¨®n de escritores, vanguardia de las letras africanas en lengua inglesa: John Pepper-Clark, Cole Omotoso y el premio Nobel Wole Soyinka. Nombres como Amos Tutuola y Cyprian Ekwensi tambi¨¦n destacan en una lista m¨¢s amplia de quienes durante m¨¢s de medio siglo han marcado las l¨ªneas b¨¢sicas de la literatura moderna africana, creando una escuela que contin¨²a en autores como Ben Okri o el inolvidable Ken Saro-Wiwa, paisano de Achebe, ahorcado en 1995 por la ominosa dictadura del general Sani Abacha.
Una de las caracter¨ªsticas esenciales de estos creadores es la utilizaci¨®n de la lengua inglesa -impuesta por el colonialismo- para sus propios fines. Lo importante no es el perfeccionismo academicista, sino la transmisi¨®n de los valores; no rechazan escribir en la ¡°lengua del enemigo¡±, sino que se valen de ella para comunicar y universalizar sus emociones, anhelos y frustraciones africanas. De ah¨ª que no desde?en construir su literatura en el ingl¨¦s sencillo propio del com¨²n de su gente, en el idioma de los suburbios y de los estibadores de los puertos de Lagos o Port-Harcourt. Esa apuesta, adem¨¢s de remarcar su grandeza, permite soslayar pol¨¦micas un tanto artificiales que desde hace tiempo planean sobre las literaturas africanas: el papel de las llamadas ¡°lenguas importadas¡± en la construcci¨®n de las culturas postcoloniales, o la presunta inutilidad de la literatura en sociedades mayoritariamente analfabetas.
Esa preocupaci¨®n de Achebe por afirmar las se?as de identidad no es s¨®lo est¨¦tica o estil¨ªstica. Su primera novela, Things Fall Apart (Todo se desmorona), publicada en 1958, incide tem¨¢ticamente en lo que se llama ahora ¡°choque de culturas¡±. El autor propone reflexionar sobre el efecto de la penetraci¨®n de la civilizaci¨®n europea sobre los africanos, las consecuencias para una sociedad de la imposici¨®n violenta y ca¨®tica de otra moral, de otras normas, de otros h¨¢bitos; porque, a?adidos los componentes de explotaci¨®n, rapi?a y racismo, eso fue la colonizaci¨®n para los africanos. Los efectos son bien visibles hoy: un ?frica insegura, carente de los asideros espirituales que permiten afrontar los retos de la existencia desde la seguridad interior de convicciones propias.
El ¨¦xito de esta novela, traducida a cincuenta lenguas, con m¨¢s de diez millones de ejemplares vendidos, radica en la propuesta de Achebe. En aquel tiempo, era facil¨ªsimo caer en la tentaci¨®n del revanchismo, del rechazo frontal y virulento de un colonialismo opresor que tocaba a su fin. No le hubiesen faltado ni razones ni seguidores. Sin embargo, la idea subyacente en Todo se desmorona es mucho m¨¢s racional y humana: Puesto que los hechos hist¨®ricos son los que son y no pueden ser cambiados, la respuesta no es la resignaci¨®n, ni el lamento constante, ni la venganza, sino la b¨²squeda de f¨®rmulas que permitan recobrar el aliento. ?l descubri¨® medio siglo atr¨¢s lo que para otros es un hallazgo reciente: el necesario di¨¢logo entre las culturas, el reconocimiento de la interacci¨®n permanente, la falacia de la superioridad de unas civilizaciones sobre otras.
Ocurre a menudo que una obra excepcional eclipsa el resto de la producci¨®n de un autor. Novelista, poeta y cr¨ªtico literario, Achebe es conocido y reconocido por Todo se desmorona, pero escribi¨® m¨¢s de una veintena de libros, entre los que cabe citar tambi¨¦n La flecha de Dios (1964), Un hombre del pueblo (1966), Chicas en guerra (1971) o Navidades en Biafra y otros poemas (1973). En ellos, vemos a un Achebe preocupado por los problemas de su pa¨ªs y de ?frica, una persona que da testimonio de su tiempo y deja una huella profunda de su tr¨¢nsito por la vida. Siempre humano y sobrio, no era un ser estridente. Nunca puso sus conocimientos ni su val¨ªa al servicio de la arbitrariedad. Pese a tentaciones y amenazas, no colabor¨® con ninguna de las dictaduras que ha padecido Nigeria desde su independencia. Rechaz¨® honores y prebendas para mantenerse fiel a s¨ª mismo. Por ello es un s¨ªmbolo del papel del intelectual en nuestros pa¨ªses convulsos, un referente moral. Dej¨® reflejado este aspecto en su novela Hormigueros de la sabana (1987), retrato del fracaso de los intelectuales y de los pol¨ªticos africanos. Su ¨²nica incursi¨®n en la pol¨ªtica fue su participaci¨®n en el aparato cultural de la ef¨ªmera Rep¨²blica de Biafra durante la guerra civil de Nigeria (1967-1970), experiencia que narra en su ¨²ltimo libro, There was a country: a personal history of Biafra (2012).
Para Nadine Gordimer, premio Nobel sudafricana, Chinua Achebe es el ¡°padre¡± de la literatura africana moderna. Creemos que el t¨ªtulo es merecido. En lo personal, y como ya he contado en alguna ocasi¨®n, le debo mi vocaci¨®n literaria a Achebe desde que, en mi adolescencia, cayera en mis manos su primera novela. Fue fascinante descubrir que un negro, un negro africano, pod¨ªa contar historias que yo mismo llevaba en mis genes. Achebe me dio los ¨¢nimos, la motivaci¨®n, el tono. Y como se puede reconocer con facilidad su huella en escritores africanos de otros ¨¢mbitos lingu¨ªsticos -por ejemplo en el congole?o Sony Labou-Tansi- debemos reconocer su influencia decisiva en nuestro oficio y su maestr¨ªa en el servicio a la causa de la dignificaci¨®n de nuestro continente.
Achebe no ha muerto en su pa¨ªs, sino en Estados Unidos, donde viv¨ªa desde que en 1990 un accidente de tr¨¢fico le postr¨® en una silla de ruedas: la postrera met¨¢fora del sino de millones de africanos que, por m¨²ltiples razones -todas relacionadas con el subdesarrollo de pa¨ªses sin embargo riqu¨ªsimos- estamos obligados a padecer la expatriaci¨®n.
* Donato NDongo es periodista y escritor ecuatoguineano.
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