Retorno al futuro
La celebraci¨®n, el pasado viernes, del Segundo Simposium Tecno enfatiza una peculiaridad de la llamada movida. Se nos ha vendido como un frenes¨ª de creatividad, especialmente musical, pero se mantiene en secreto que, estil¨ªsticamente, estaba muy limitada: pop de guitarras y poco m¨¢s.
Una idea del pop filtrada por la new wave brit¨¢nica, apenas ampliada por algo de after punk. Reserven un rinconcito para mods y rockers, hagan las excepciones correspondientes para algunos heterodoxos, y paren de contar. Grupos modernos como Zombies y la primera Radio Futura no duraron.
Se ignoraban tendencias emergentes: el tecno pop, la cold wave. Y no hablemos del rupturismo de la no wave o las mutaciones del funk, incluyendo el rap. Conservo en la memoria el estreno de mi programa en Onda 2. Como lo bautic¨¦ Primera L¨ªnea, los locutores de la emisora se congregaron en el estudio imaginando que estar¨ªa dedicado al reggae (el concepto frontline era popular en el Caribe, como evidenciaba un ¨¦xito de Eddy Grant y la subsidiaria jamaicana de Virgin). Una extravagancia, pensaban, pero asumible. Cuando descubrieron que all¨ª sonaban Cabaret Voltaire y Fela Kuti, Kraftwerk y Grandmaster Flash, los presentes cambiaron de color. Literalmente.
Hacia 1981, el programa tuvo efectos colaterales. Comenc¨¦ a recibir ¡ª?en mano!¡ª maquetas de formaciones que trabajaban con m¨¢quinas. Desde los inclasificables Derribos Arias a los ruidistas Esplendor Geom¨¦trico, pasando por Oviformia Sci y El Humano Mecano. Eran mirados con desprecio por aquel personal de la emisora que obedec¨ªa al lema de ¡°pop puro para la gente de ahora¡±. No quiero ni imaginar qu¨¦ ocurr¨ªa cuando se acercaban por otras FM del momento, como Radio Juventud (el dial del fenecido Movimiento) o Radio Popular (hoy Cope).
El 9 de marzo de 1981, varios de aquellos grupos actuaron en el Primer Simposium Tecno, en la sala Marquee, el s¨®tano de lo que luego ser¨ªa Rock-Ola. Me parece que lo promocion¨¦ con ardor desde Primera L¨ªnea, estoy bastante seguro que el resultado fue algo deprimente. Se notaba una falta de medios, que no lograba disimular el entusiasmo de los participantes. Me he reservado a los m¨¢s visibles entre los participantes: Aviador Dro y sus Obreros Especializados.
Al frente, Biovac N, un visionario con sentido comercial, una maquinaria de teorizar potenciada por una fe indestructible. Un voluntarista que logr¨® captar el zeitgeist al pilotar en 1982 el obligado desplazamiento de los grupos hacia los sellos independientes. Y flexible, adem¨¢s: solo ¨¦l pudo saltar desde la confrontaci¨®n con Rafael Revert, el todopoderoso capo de la radio musical, a la plena colaboraci¨®n con su cadena.
Con el empuje de Biovac N (en el DNI, Servando Carballar), asombra pensar que aquella est¨¦tica no despegara comercialmente. No solo estaba la infraestructura y los apoyos medi¨¢ticos: los Obreros contaron con canciones tan seductoras como Programa en espiral o El color de tus ojos al bailar. Incluso segregaron un proyecto paralelo m¨¢s experimental, Los Iniciados.
?Qu¨¦ fall¨®? Uno de los axiomas del pop sugiere que cualquier oleada necesita al menos una figura que triunfe y que consiga tracci¨®n para el resto del movimiento. Con el tecno pop espa?ol ocurri¨® que los verdaderos creyentes fueron eclipsados por impostores. Seamos m¨¢s espec¨ªficos: Azul y Negro ten¨ªan el sonido pero carec¨ªan de credibilidad o actitud. Y el paquebote Mecano: una aparente propuesta tecno que, en realidad, se alimentaba de la est¨¦tica del prog rock (Nacho) y el mundo po¨¦tico de los cantautores (Jos¨¦ Mar¨ªa). No me olvido de Chimo Bayo, aunque ah¨ª entramos en los noventa.
Treinta y dos a?os despu¨¦s, ?la continuaci¨®n del Simposio Tecno! Con mesas redondas y conciertos de nuevas propuestas combinadas con presentaciones de supervivientes. Alguien dir¨¢ que el tiempo les ha arrollado: Espa?a baila con una m¨²sica llamada techno que solo tiene parentesco metodol¨®gico con su tecno pop. Asombrosamente, no hubo lloriqueos ni acusaciones, tan habituales en c¨®nclaves semejantes. Al menos, la segunda edici¨®n logr¨® desplazarse hasta el centro de la capital: el (ejem) flagship store de Movistar y la Sala Sol. El que no se consuela no es un buen futurista.
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