?Se ha vuelto loco el mercado?
La venta de 'El sue?o' de Picasso, por 120 millones, es el s¨ªntoma de que el sector m¨¢s alto del coleccionismo privado tiene sus propias reglas, ajenas a la crisis
La reciente venta, en plena Semana Santa, de El sue?o, lienzo de 1932 de Picasso, por 120 millones de euros que cambiaron de manos entre dos particulares muy poderosos, ya cuenta como la mayor transacci¨®n de estas caracter¨ªsticas nunca celebrada en EE UU y la segunda de la historia del arte mundial (por detr¨¢s de un c¨¦zanne, adquirido en 2011 por la familia real de Qatar por 191 millones de euros). Y no solo caus¨® gran conmoci¨®n en distintos escenarios (desde las casas de subastas a los despachos de los museos o el parqu¨¦ de Wall Street), sino que dej¨® tras de s¨ª un reguero de preguntas que mantienen (pre)ocupados a los expertos: ?Se ha vuelto loco definitivamente el mercado? ?Ha tocado techo el valor de ciertas obras o en este caso, y como cantaban The Temptations, solo el cielo es el l¨ªmite? Y sobre todo¡ ?Por qu¨¦ el arte se comporta como uno de los pocos ¨®rdenes de la vida que no parecen afectados por el mustio clima econ¨®mico general de este quinto a?o de la Gran Recesi¨®n?
¡°El mercado del arte ha encogido un poco, un 7%¡±, explica Georgina Adam, editora de The Art Newspaper y autora de la columna The Art Market, esencial term¨®metro del sector publicado cada s¨¢bado en Financial Times. ¡°Lo que esa ca¨ªda disfraza es un mercado tremendamente fuerte en unas partes y asombrosamente d¨¦bil en otras. Lo que corresponde a lo m¨¢s exclusivo est¨¢ en plena ebullici¨®n. Solo hay que mirar la lista de los billonarios de Forbes, que este a?o ha marcado un r¨¦cord: existen 1.426 en el mundo. Muchos de ellos, cuando se trata de invertir, recurren al arte, porque s¨ª, pueden tener un coche, casas, mansiones para esquiar¡ pero una obra de arte es irremplazable. Para ellos, es como una caza de trofeos. Y me temo que no hay demasiado amor al arte implicado en la ecuaci¨®n¡±.
El an¨¢lisis de la experta brit¨¢nica se apoya en las conclusiones del informe realizado por la economista Clare McAndrew y presentado a principios de marzo en TEFAF, la feria de arte y antig¨¹edades de Maastricht: EE UU ocupa la cima del sector, un puesto que le fue arrebatado brevemente por China en 2011. A partir de los datos recabados en subastas, adem¨¢s de con marchantes y galeristas, el estudio de McAndrew determina que aunque el mercado global del arte sufri¨® efectivamente una contracci¨®n del 7% en 2012, en EE UU hubo una subida del 5% hasta alcanzar algo m¨¢s de 14 billones de euros. En China el mercado cay¨® un cuarto pero a¨²n alcanza los m¨¢s de 10 billones de euros.
Otra de las tendencias que destaca el informe es que la misma reacci¨®n que est¨¢n teniendo los mercados en otras ¨¢reas, con una desaforada b¨²squeda de valores seguros, trasciende tambi¨¦n al mundo del arte: ¡°El grueso de las compras y lo que mejor ha ido ha quedado concentrado en el estrato m¨¢s alto y en los artistas m¨¢s conocidos¡±, se?ala el informe. Y en 2013 parece que esto se confirma. ¡°Es muy gratificante que a pesar de la crisis las ventas han sido fuertes, especialmente las de las mejores piezas¡±, declar¨® el presidente del Comit¨¦ Ejecutivo de la Feria de Maastricht, Ben Jassens, al final de la misma.
¡°Es evidente que hay un tipo de artista que interesa especialmente al segmento m¨¢s alto del coleccionismo; artistas muertos con una s¨®lida reputaci¨®n, como Warhol, Picasso o Klein¡±, explica Mercedes Basso, directora de la Fundaci¨®n Arte y Mecenazgo, que impulsa la Caixa. ¡°A todos esos nombres les une que son legados muy bien gestionados por las familias. Es important¨ªsimo que tengan una s¨®lida trazabilidad, que se sepa muy bien de d¨®nde proceden y qu¨¦ lugar ocupan en el cat¨¢logo razonado del artista. Piense por ejemplo en el caso del electricista de Picasso que apareci¨® hace un par de veranos con un mont¨®n de obra supuestamente in¨¦dita. ?Se inmut¨® la familia del pintor? No, porque saben que es muy dif¨ªcil que haya nada de la obra del genio ma?ague?o que escape a su control¡±.
¡°Picasso re¨²ne todos los elementos para seducir a estos compradores, a los que conviene no confundir con una excepcionalidad, como algo fuera del mercado. Forman parte de una tendencia global¡±, aclara Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sof¨ªa. ¡°Es la quintaesencia del mito del artista y no olvidemos que mito es fetiche y mercanc¨ªa¡±. Borja-Villel, como el resto de los responsables de los grandes museos del mundo ya ha dado por perdida la batalla de poder pujar para sus centros obras de la importancia de El sue?o, si est¨¢n en manos privadas. ¡°Nunca podremos competir con los jeques, los magnates de Wall Street o los oligarcas rusos¡±, se lamenta. ¡°Es imposible plantar batalla a ese nivel can¨®nico, de los grandes nombres, que tienen que ver m¨¢s con las marcas y con las ideas establecidas. El museo tradicional no tiene ninguna posibilidad, a no ser que te dediques a lo que est¨¢ fuera del mercado o crees estructuras supranacionales que te permitan trabajar en red. Una parte de la historia del siglo XX est¨¢ hurtada a los grandes museos, desde el expresionismo abstracto hasta las vanguardias hist¨®ricas¡±.
A Borja-Villel le queda al menos el consuelo de que muchos de estos compradores acaban donando las obras, pagadas a precios estratosf¨¦ricos, a instituciones p¨²blicas. D¨ªas atr¨¢s, se desliz¨® en las informaciones de prensa que el nuevo due?o de El sue?o, el magnate Steven Cohen, podr¨ªa hacer lo propio con su flamante Picasso y depositarlo en el MoMA. Un gesto que le valdr¨ªa para apuntalar su enorme reputaci¨®n en el mercado.
Pero¡ ?qui¨¦n es realmente Steven Cohen, el comprador? Pues alguien cuya ausencia en la ¨²ltima edici¨®n de Miami Art Basel el pasado diciembre se hizo notar, tanto que el New York Times dedic¨® un art¨ªculo al respecto. Cierto que por all¨ª andaban otros millonarios como Peter Brant, Eli Broad y Steve Wynn (anterior propietario de El sue?o). Todos ellos, con abultadas chequeras y dispuestos a comprar obras, pero en el mundo del arte como en el resto de lo relaciondo con los negocios, Cohen no es uno m¨¢s. Su fondo de inversi¨®n de riesgo SAC Capital Advisors es l¨ªder y su colecci¨®n de arte con piezas de Warhol, Pollock, Hirst, Matisse y Monet, est¨¢ valorada en 1.000 millones de d¨®lares.
El rumor que corr¨ªa por la feria de Miami es que Cohen podr¨ªa verse salpicado en una demanda por tr¨¢fico de informaci¨®n privilegiada. ?Y el temor? Que esto frenase su pasi¨®n por la adquisici¨®n de arte. El rumor result¨® ser cierto, pero la duda, totalmente infundada. Era Semana Santa, la misma en que sus abogados se presentaban ante la corte ?¨Cpara ratificar un acuerdo de m¨¢s de 600 millones de d¨®lares que evitar¨¢ que Cohen vaya a juicio¨C, cuando salt¨® la noticia de que hab¨ªa comprado El sue?o.
A la luz de todo esto la compra de El sue?o de Picasso por parte de Cohen puede ser interpretada como un h¨¢bil negocio. Incluso el hecho de que el cuadro fuera rasgado accidentalmente por su anterior propietario Steve Wynn, haya sido restaurado y finalmente vendido por 16 millones de d¨®lares m¨¢s, puede ser algo que encaje dentro de una extra?a l¨®gica. ¡°La gente compra un cuadro y su historia¡±, explica la marchante Maricruz Bilbao que lanz¨® la galer¨ªa Marlborough en Madrid a principios de los noventa. ¡°Este cuadro tiene todo lo que a la gente le gusta de Picasso y su obra est¨¢ considerada en el mercado del arte como un valor seguro, tanto como un Tiziano o un Rembrandt. Cualquier gran coleccionista quiere un Picasso¡±.
La revalorizaci¨®n de los cuadros de 1932 del pintor, una fase que hasta hace poco no era la m¨¢s cotizada del malague?o, arranc¨® con la subasta en 1997 de El sue?o por el que Steve Wynn pag¨® 40 millones de d¨®lares. El precio se ha triplicado, pero ya en 2010 un cuadro de este mismo periodo se subast¨® en Christie¡¯s por 106 millones de d¨®lares. Las galer¨ªas neoyorquinas tambi¨¦n han jugado un interesante papel en todo esto. Tanto Aquavella que dedic¨® en 2008 una exposici¨®n a este periodo de Picasso, como Gagosian y su serie de tres exposiciones comisariadas por el bi¨®grafo de Picasso, John Richardson, han marcado un punto de inflexi¨®n y sacudido el mercado.
¡°Si las cosas contin¨²an as¨ª, se acabar¨¢ dando una enorme polarizaci¨®n, que har¨¢ que tendamos a unas pocas galer¨ªas multinacionales con una fuerte presencia en los mercados clave¡±, apunta Georgina Adam. Y un papel tambi¨¦n cada vez m¨¢s determinante. En un viaje de ida y vuelta, a medida que los museos han ido ocupando espacios tradicionalmente controlados por las galer¨ªas, organizando muestras de arte contempor¨¢neo e incluso performances para atraer al p¨²blico, las galer¨ªas m¨¢s potentes, con sedes en EE UU y Europa, han dado un paso al frente organizando exposiciones con recursos, presupuestos y tem¨¢ticas m¨¢s propias de museos. Las piezas no est¨¢n a la venta y a menudo proceden de colecciones e instituciones. Pero su s¨®lo inclusi¨®n en estas muestras las revaloriza.
El ¨²ltimo ejemplo de esta tendencia es la imponente muestra monogr¨¢fica sobre Basquiat que Gagosian acaba de clausurar en Chelsea y que ha atra¨ªdo a cientos de visitantes. Las galer¨ªas no quieren esperar a que nadie les marque la agenda; tienen suficiente poder y dinero para influir y ganarse el respeto que hasta ahora resid¨ªa en los museos. M¨¢s que nunca parecen ser arte y parte en el mercado, y las que han sobrevivido a los desastres provocados por la tormenta Sandy el pasado oto?o, parecen haber salido reforzadas. Poco se sabe de las estimaciones de los da?os, pero en cualquier caso, bajo ning¨²n concepto quieren publicitar sus p¨¦rdidas. El fondo de rescate de Art Dealer¡¯s Association of America ayud¨® a muchos, pero mientras que las galer¨ªas grandes han podido mantener cierta privacidad en torno al peligrado asunto, las m¨¢s peque?as y los artistas no se han podido permitir el lujo del secretismo, ni meter debajo de la alfombra el l¨ªo. Muchas de ellas afrontan enormes deudas y necesitan encontrar almacenes en otros lugares que no sean sus s¨®tanos, espacio que aunque no usen, pagan en la cuenta del alquiler. Los actores m¨¢s peque?os est¨¢n amenazados en Chelsea, y los grandes aumentan su poder.
Uno de los m¨¢s notables, David Zwirner ha inaugurado hace un mes una segunda sede en Chelsea. Apenas a un bloque de la galer¨ªa central, el nuevo edificio con cinco plantas, m¨¢s de 2.700 metros cuadrados y un jard¨ªn, estar¨¢ dedicado a muestras de exposiciones hist¨®ricas de maestros contempor¨¢neos, como la de Donald Judd y Dan Flavin, con la que inauguraron el espacio. Fue precisamente en el stand de Zwirner en Miami en 2011 donde el millonario Cohen gast¨® medio mill¨®n en media hora.
Babelia
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