El abandono de un pintor genial
Las hijas del artista mexicano Jos¨¦ Luis Cuevas, 79 a?os, denuncian el descuido que sufre y acusan de ello a su segunda esposa
Jos¨¦ Luis Cuevas (Ciudad de M¨¦xico, 1931), un artista ¨²nico, considerado el enfant terrible de la pintura mexicana por haber roto con los muralistas que hasta entonces hab¨ªan marcado el pulso de las artes pl¨¢sticas en el pa¨ªs, fue encontrado el mes pasado en su domicilio por una de sus hijas casi en la indigencia, con problemas de nutrici¨®n y un principio de pulmon¨ªa. La familia del tambi¨¦n escultor acusa a su segunda esposa, Beatriz del Carmen Baz¨¢n, de haberle descuidado en la vejez.
Cuevas vive en San ?ngel, un barrio del DF con aroma a pueblito, ajeno casi por completo a la vor¨¢gine del resto de la ciudad. Comparte barrio con otros ilustres como el escritor Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Ximena Cuevas, una de sus hijas, fue all¨ª a visitarlo y qued¨® horrorizada con lo que encontr¨®. Tanto que lo llev¨® a un hospital privado y despu¨¦s puso una denuncia en la Procuradur¨ªa ¨Cfiscal¨ªa- por abandono, contra nadie en concreto pero es obvio que se refiere a Baz¨¢n, con la que nunca tuvo una buena relaci¨®n.
Los m¨¦dicos diagnosticaron al pintor intoxicaci¨®n de medicamentos, desnutrici¨®n, deshidrataci¨®n, problemas renales y pulmon¨ªa, de acuerdo a la denuncia. En el hospital, donde estuvo 20 d¨ªas internados, se vivi¨® un nuevo encontronazo entre las partes. Las hijas, que no ven con regularidad a su padre desde 2001, fecha en la que se cas¨® con Baz¨¢n, quer¨ªan que continuara ingresado pero la esposa se empe?¨® en llevarlo de nuevo a casa.
El peri¨®dico Reforma se puso en contacto con Baz¨¢n, quien dec¨ªa ignorar todo lo que estaba ocurriendo. ¡°Ahora s¨ª que he estado dedicada a mi esposo y no entiendo de qu¨¦ abandono me habla¡±, dijo por tel¨¦fono. La mujer sostiene que los m¨¦dicos le dieron el alta porque pensaban que era lo m¨¢s conveniente. ¡°Yo no ten¨ªa ninguna prisa¡±, se?al¨®.
El abogado de las hijas, Rafael Heredia dijo a la prensa que creen que puede haber un delito de abandono que incluso el asunto puede llegar a m¨¢s: ¡°Posiblemente estamos frente a una tentativa de homicidio. No es justo que ning¨²n ser humano sea tratado como ha sido Cuevas¡±. El letrado agreg¨® despu¨¦s que fue encontrado por la familia en el ba?o. "Estaba inconsciente y muy mal. Un poquito m¨¢s de d¨ªas y hubiese perdido la vida", explic¨®.
Su hija Ximena, una importante videoartista mexicanas, dibuja el estado lamentable en el que hall¨® a progenitor: ¡°Ten¨ªa mucho miedo. De hecho, hasta dijo una frase que me sorprendi¨®: ¡®Dios me abandon¨®¡±.
El gran emancipado
Cuevas creci¨® entre la generaci¨®n de grandes muralistas mexicanos. Tard¨® poco en romper con ellos. A los 19 a?os public¨® La cortina del nopal, un art¨ªculo en el que criticaba el estilo nacionalista que imperaba en la pl¨¢stica mexicana y pidi¨® mayor libertad art¨ªstica. Autodidacta (ten¨ªa apenas 10 a?os cuando se inscribi¨® en la afamada Escuela de Artes Pl¨¢sticas La Esmeralda, de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico -UNAM-, alma m¨¢ter de Rivera y Kahlo), decidi¨® dejar atr¨¢s el estilo imperante en la pl¨¢stica mexicana y por ello recibi¨® el apodo de enfant terrible. Sol¨ªa pasear por el internado para enfermedades mentales donde trabajaba su hermano para dibujar a los pacientes.
Se ha especializado en retratar el submundo. En su obra abunda locura y angustia. Un profundo contraste con el trabajo pl¨¢stico de los muralistas y sus herederos, productores de lienzos o murales llenos de orgullo, color o ¡°nacionalismo mexicano¡±, como ¨¦l lo llamaba. Denostaba lo que bautiz¨® como ¡°alegr¨ªa juguetona¡± de los mexicanos. Argumentaba que se inspiraba en Goya o en Pablo Picasso para retratar criaturas deformes, tristes, lejanas al triunfalismo que le rodeaba. No sol¨ªa retratar paisajes, se especializ¨® en figuras humanas. ¡°No hay paisajes pero s¨ª ventanas¡±, explic¨® a este peri¨®dico en 1998. ¡°Alguien me pregunt¨® que a d¨®nde conduc¨ªan las ventanas. Quiz¨¢ al exterior, al paisaje. Le dije que las ventanas llevaban a otro aposento donde estaban los personajes de mi pr¨®ximo dibujo. Mis personajes est¨¢n en lugares cerrados¡±. Sol¨ªa hacerse una foto diaria, ¡°para registrar el paso del tiempo¡±, seg¨²n cont¨® entonces. El propio Picasso compr¨® obras suyas.
A Cuevas tambi¨¦n se le atribuye haber bautizado a la Zona Rosa del DF, un barrio promotor de la vida cultural de la capital de M¨¦xico. ¡°Es demasiado ingenua para ser roja, pero demasiado fr¨ªvola para ser blanca. Por eso es precisamente rosa¡±, dijo en los a?os cincuenta. Por el barrio paseaban entonces los expresidentes mexicanos Adolfo L¨®pez Mateos, Adolfo Ruiz Cortines y Miguel Alem¨¢n, as¨ª como los escritores Carlos Fuentes y Carlos Monsiv¨¢is. En 1967, Cuevas pint¨® un mural en el barrio s¨®lo para destruirlo poco despu¨¦s. Hac¨ªa pocos a?os que el muralista David Alfaro Siqueiros hab¨ªa exclamado que, en el arte mexicano, no hab¨ªa ¡°m¨¢s ruta que la nuestra¡±. La de Cuevas era una protesta, otra m¨¢s, contra los gigantes muralistas que hab¨ªan marcado su formaci¨®n como artista.
A lo largo de su vida ha cultivado la imagen de un buen macho mexicano. No solo con su bigote. Contaba que la actriz alemana Marlene Dietrich "se hab¨ªa arrojado a sus brazos". En una entrevista con el diario mexicano Reforma en 2000 se jact¨® de haber mantenido al menos 650 encuentros er¨®ticos y que su primera esposa, Bertha Riestra (que hab¨ªa muerto pocos meses antes v¨ªctima de c¨¢ncer de seno), nunca supo de esos affairs. Se volvi¨® a casar, ahora con Beatriz del Carmen Baz¨¢n, a quien conoci¨® en su museo y con quien vive hasta hoy en el barrio de San ?ngel, al sur de la capital mexicana.
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