Arrebato en mitad de la infamia
La corrida de El Pilar, una becerrada vergonzosa, inv¨¢lida y descastada Otra vez, Morante de la Puebla hizo so?ar con el capote a la ver¨®nica y por chicuelinas
Otra vez se le aparecieron las musas a Morante para desgranar sobre Sevilla unas chispas del divino aroma que cimenta su toreo. Otra vez, su capote para dibujar lances tan bellos que solo parecen motivos de sue?os. Otra vez, el genio transfigurado y arrebatado por una extra?a disposici¨®n para la belleza.
Ocurr¨ªa todo nada m¨¢s comenzar el festejo. Era un quite a su primero, distra¨ªdo y corret¨®n, en el que cincel¨® el toreo a la ver¨®nica hecho realidad en cuatro lances embrujados y una media de cartel. Le respondi¨® Perera con unas irregulares gaoneras, y all¨¢ que Morante le replica en una transgresi¨®n art¨ªstica intermitente; dos ver¨®nicas, primero, dos excelentes chicuelinas bailadas, despu¨¦s; el toro busca las tablas y el torero va tras ¨¦l y surgen otras tres ver¨®nicas de ensue?o y toda la obra la remata con dos medias preciosas como llamaradas de ilusi¨®n.
El Pilar/Morante, Perera, Luque
Toros de El Pilar-Mois¨¦s Fraile, -el sexto, devuelto-, muy mal presentados (los tres primeros, abecerrados); mansos, inv¨¢lidos y descastados. El sobrero, de Parlad¨¦, mejor presentado, inv¨¢lido y encastado.
Morante de la Puebla: pinchazo y casi entera (ovaci¨®n), casi entera y un descabello (silencio).
Miguel ?ngel Perera: bajonazo (ovaci¨®n); pinchazo, bajonazo sin soltar y estocada (silencio).
Daniel Luque: estocada ca¨ªda y tres descabellos (ovaci¨®n); estocada (oreja).
Plaza de la Maestranza. 17 de abril. Octava corrida de feria. Lleno.
No hubo m¨¢s. Se acab¨®. Pero fue suficiente. ?Qu¨¦ es el arte si no un destello fugaz que dura para siempre? Ah¨ª quedaron unas gotas ya convertidas hoy en oc¨¦ano por el imaginario popular.
Pero no fue el suyo el ¨²nico capote que brill¨® en la Maestranza. Perera dibuj¨® unas buenas ver¨®nicas a su primero y cerr¨® la tanda con una ajustada y cantada media; y Luque volvi¨® a demostrar que sus mu?ecas mejoran con el paso del tiempo. Chicuelinas, gaoneras y ver¨®nicas compusieron un repertorio que dice mucho y bien de su refinada est¨¦tica y su buen gusto con la tela entre los dedos. Al final, cort¨® la oreja del sobrero sexto de la tarde por un empe?o personal producto de su verg¨¹enza torera y su ambici¨®n. Era ese un toro inv¨¢lido, encastado en la muleta, que embisti¨® repetida y cansinamente ante la constancia de un torero con una loable disposici¨®n. Fue una faena de menos a m¨¢s, muy jaleada por el p¨²blico, y en la que Luque consigui¨® pasajes muy meritorios por ambas manos, en pases ajustados y tandas ligadas. Se equivoc¨® el torero al tratar de dar ¨®rdenes a la banda de m¨²sica, primero con miradas insolentes porque no tocaba, y, despu¨¦s, con expresivos gestos con las manos para que callara, pero es de justicia reconocer que la oreja se la gan¨® a pulso por su buena concepci¨®n del toreo y su disposici¨®n para estar por encima de las adversas circunstancias de la corrida.
Es que la corrida tuvo adversas circunstancias, claro que s¨ª. Primero, los toros que aprob¨® el equipo que dirige el presidente Fernando Fern¨¢ndez-Figueroa eran impropios, incluso, de una plaza de segunda. Tres becerros y tres novillos salieron al ruedo supuestamente sagrado de la Maestranza sin que nadie con dos dedos de frente pueda explicar los motivos. Segundo, esa becerrada vergonzosa e infamante, sin caras ni hechuras de toro, sufr¨ªa una grav¨ªsima invalidez y todos sin excepci¨®n rodaron por los suelos. Tercero, nadie ha denunciado todav¨ªa a los toreros, verdaderos culpables de semejante tropel¨ªa por elegir raspas de sardina en lugar de toros, ni a la autoridad por aprobarlas; y cuarto, el p¨²blico no dijo ni p¨ªo. Resulta tremendamente desolador comprobar c¨®mo esta plaza calla ante los desmanes ganaderos y aplaude a los picadores cuando no pican al inv¨¢lido de turno. Decepcionante resulta que semejantes atropellos se cometan impunemente en lo que algunos todav¨ªa consideran el templo de la tauromaquia.
No es necesario contar que no hubo m¨¢s toreo que el ya rese?ado. Nada pudo hacer Morante en el tercio final con su primero, exprimido en los capotes y hundido en la miseria de su penosa flojedad. Otro inv¨¢lido fue el cuarto, que ya dio muestras de su enfermedad en los lances de salida.
Volv¨ªa Perera despu¨¦s de su ausencia del a?o pasado, y se ha ido de vac¨ªo porque le tocaron dos perritoros tontos, a los que aburri¨® con infinidad de pases pulcros y fr¨ªos. Resulta incomprensible que un torero tan poderoso como este se anuncie en Sevilla con becerros que son plena garant¨ªa de fracaso. Ser¨¢ incomprensible, pero seguro que estaba encantado con la elecci¨®n y volver¨¢ a pedirlos en cuanto pueda. De momento, ha quedado in¨¦dito en Sevilla. A sus dos toros los recibi¨® de rodillas en los medios y hasta las largas cambiadas surgieron desva¨ªdas y sin alma. Se esforz¨® en hacer las cosas bien, pero no dijo ni m¨². Su valor demostrado, su t¨¦cnica y su poder¨ªo exigen un toro m¨¢s serio.
Al final, se sobrepuso Luque y consigui¨® lo que parec¨ªa imposible. Su primero fue otro tullido que no serv¨ªa ni para un festival; y el sobrero, tras una trabajada devoluci¨®n del inv¨¢lido sexto, le devolvi¨® la sonrisa. Se la trabaj¨® de verdad.
OVACI?N: Juan Sierra, Joselito Guti¨¦rrez, Guillermo Barbero y Antonio Manuel Punta destacaron en el tercio de banderillas.
PITOS: Luque interrumpi¨® su faena al sexto para dar ¨®rdenes a la banda de m¨²sica, que sigui¨® adelante con el pasodoble.
Cartel para hoy: Toros de Daniel Ruiz -rechazados cuatro de los ocho presentados en el primer reconocimiento-, para El Cid, Miguel ?ngel Perera y Jim¨¦nez Fortes.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.