Apaguen sus m¨®viles, por favor
Jos¨¦ Mar¨ªa Pou es la ¨²ltima "v¨ªctima" de un indeseable tel¨¦fono sonando en una sala. Repasamos algunas desgraciadas an¨¦cdotas de un hecho que se repite con frecuencia
Ya no saben qu¨¦ hacer. C¨®mo impedirlo. C¨®mo hacer entender a los espectadores que el sonido del m¨®vil en mitad de una representaci¨®n altera el producto que los actores est¨¢n ofreciendo al p¨²blico. Que puede llegar a sacarles de su absoluta y necesaria concentraci¨®n en el fluir de una funci¨®n. Tambi¨¦n los primeros perjudicados son los espectadores.
Ha trascendido que el s¨¢bado pasado en el Teatro Calder¨®n de Valladolid, el actor Jos¨¦ Mar¨ªa Pou interrumpi¨® el espect¨¢culo A cielo abierto, tras sonar insistentemente una docena de veces, otros tantos m¨®viles. Uno incluso lleg¨® a ser contestado y el propietario del mismo se puso a hablar. Pou estall¨®. De manera sorda. No lleg¨® a pegar ni insultar; pero estall¨®, aunque su compa?era de reparto, Nathalie Poza, tir¨® de ¨¦l y terminaron la funci¨®n, momento en el que fueron ovacionados sonoramente, seguramente no s¨®lo porque el espect¨¢culo es buen¨ªsimo, sino como compensaci¨®n por el mal rato que les hab¨ªa hecho pasar esa decena de espectadores.
Se ha llegado a especular con que ocurre m¨¢s a menudo el s¨¢bado por la noche porque los m¨¦dicos, y otros profesionales que est¨¢n de guardia en su trabajo, no quitan el sonido. ¡°Quiz¨¢ lo del s¨¢bado ha trascendido en exceso, entre otras cosas porque ya he interrumpido la funci¨®n varias veces, porque hay momentos que no se puede seguir con la funci¨®n, es exasperante¡±, se?ala Pou.
El actor propone varias soluciones. ¡°Una ley que permita los inhibidores, ahora no existe y cuando en Londres y Nueva York los pusieron un grupo de espectadores denunciaron que era coartar la libertad. Ganaron ellos¡±. Otra posible f¨®rmula que propone Pou: ¡°Hacer ver cada vez m¨¢s al publico que los m¨®viles estropean la funci¨®n, no s¨®lo a los actores, sino a ellos, que fue lo que les dije el otro d¨ªa, que deb¨ªan tomar conciencia de que los m¨®viles consiguen que hagamos peores funciones, y hay que hacer consciente a los espectadores de que ellos son tan responsable de la funci¨®n como nosotros, lo que hacemos es una ceremonia con dos interlocutores que tienen que estar involucrados¡±. Para esa toma de conciencia Pou propone una campa?a, en principio de un mes o dos que consistir¨ªa en salir el reparto entero antes de la funci¨®n a hablar con el p¨²blico a explicarles que aquellos es una ceremonia: ¡°Perder¨ªamos diez minutos y una vez controlados todos los m¨®viles empezar¨ªamos¡±.
El actor Kevin Spacey representando Ricardo II en el Old Vic, par¨® la representaci¨®n en varias ocasiones
El asunto no es un fen¨®meno espa?ol. Pasa en todo el mundo. De hecho en muchos teatros de Buenos Aires, una vez dado el aviso de rigor invitando a apagar los m¨®viles, suena la voz de un actor afamado explicando la importancia del silencio en la representaci¨®n¡±. El actor Kevin Spacey representando Ricardo II en el Old Vic, par¨® la representaci¨®n en varias ocasiones y una vez que sonaron m¨¢s m¨®viles que lo acostumbrado se retir¨® a su camerino y no termin¨® la funci¨®n. Los actores Daniel Creig y Hugh Jackman, en el espect¨¢culo A Steady Rain, que representan en Broadway, han paralizado en varias ocasiones el montaje y, en una de esas veces, Jackman se enfrent¨® abiertamente a un espectador. ¡°El aviso que se da en todos los teatro lo tienen tan incorporado que lo escucha poqu¨ªsima gente¡±, apunta Pou.
?Por qu¨¦ no se atreven a prohibir el sonido de los m¨®viles, o a impedirlo, con la misma contundencia que se proh¨ªbe fumar? Significar¨ªa echar de la sala de teatro al que le sonara el m¨®vil y, de paso, ponerle una multa por usarlo. Pero detr¨¢s de los m¨®viles est¨¢n las grandes operadoras de telefon¨ªa, las grandes suministradoras de servicios en internet¡ en definitiva, los grandes de hoy. Con las tabacaleras s¨ª se han atrevido, quiz¨¢ porque est¨¢n de capa ca¨ªda. Cabr¨ªa preguntarse si la diferencia est¨¢ en que no hay formaci¨®n para respetar la cultura y si la diferencia es que una industria est¨¢ amortizada (la del tabaco) y la otra no (la de la telefon¨ªa m¨®vil).
Charo L¨®pez dirigi¨¦ndose al due?o del tel¨¦fono: ¡°Si es para m¨ª, d¨ªgale que estoy trabajando y no me puedo poner¡±
Cualquier espectador con m¨ªnimos h¨¢bitos teatrales ha vivido an¨¦cdotas en las que el protagonista era un indeseable m¨®vil. Y aunque a los actores aparentemente no se les note nada cuando surge el indigno soniquete, no hay ni uno que no sufra un pinchazo en las entra?as del "mondongo", que dir¨ªa Valle-Incl¨¢n, cuando ocurre. Han sido muchos los que han dado a conocer su cabreo de manera m¨¢s o menos elegante. Charo L¨®pez, representando Tengamos el sexo en paz, de Dario Fo, en Barcelona, oy¨® el repelente sonido y dirigi¨¦ndose al causante del mismo le espet¨®: ¡°Si es para m¨ª, d¨ªgale que estoy trabajando y no me puedo poner¡±. Como siempre ocurre, recibi¨® un cerrado aplauso.
Ovaci¨®n con bravos y la gente puesta en pie recibi¨® el actor Leo Bassi en el Teatro Alfil, de Madrid, cuando tras o¨ªr varias veces el detestable sonido, se baj¨® del escenario, se acerc¨® al espectador que con toda pachorra ya hab¨ªa contestado, igual porque pensaba que como este popular actor es un cachondo (encima del escenario) todo vale. El caso es que Bassi le quit¨® el tel¨¦fono de las manos, lo tir¨® al suelo y salto con sus zapatones sobre el aparatito hasta que lo destroz¨® del todo, mientras el resto de los espectadores gritaban, bramaban y saltaban, en excitado estado de catarsis liberadora, apoyando la acci¨®n del actor. Lo ¨²nico que lament¨® Bassi es que tuvo que pagar el tel¨¦fono al due?o del m¨®vil y llevaba un modelo bueno (29.000 pesetas de entonces): ¡°No tuve m¨¢s remedio que hacer eso, porque si no el espect¨¢culo se me iba de las manos¡±.
Hace no mucho en el Teatro Juan Bravo de Segovia, en un estreno de Lola Herrera, un se?or mayor recibi¨® varias llamadas y las dos ¨²ltimas las contest¨® con todo aplomo. Cuando una espectadora le increp¨®, llam¨¢ndole sinverg¨¹enza, el abominable espectador, le dijo: ¡°?Pero si lo que estamos viendo es una comedia!¡±.
Cuando las gentes de la profesi¨®n esc¨¦nica rememoran estas malqueridas an¨¦cdotas siempre se recuerda cuando en el estreno de Una noche con los cl¨¢sicos, en el Corral de Comedias de Almagro, la gran Amparo Rivelles, (junto a Adolfo Marsillach y Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s), mientras recitaba el poema de la muerte de Quevedo con el que hab¨ªa llevado a los espectadores al s¨¦ptimo cielo, un m¨®vil son¨® insistentemente y su due?o contest¨® y habl¨® tranquilamente. Una voz dirigida a esa persona se limit¨® a un: ¡°?Hijo de puta!¡±.
Pero lo habitual es que todos contin¨²en en el patio de butacas tan tranquilos, y a algunos incluso les vuelve a sonar. Tambi¨¦n se han dado casos, como el de una se?ora mayor en el estreno de Solas, en el Teatro Alb¨¦niz de Madrid, que en mitad de un mon¨®logo de Lola Herrera le empez¨® a sonar el m¨®vil y, como no sab¨ªa apagarlo, hubo que sacarla de la sala.
Siempre los espectadores se sit¨²an contra el irresponsable provocador del ruido, chist¨¢ndole y poni¨¦ndole cara de perros. Aunque a veces son los actores quienes adoptan ese papel, como la otra noche el actor Fernando Tejero, que mientras representaba Mitad y mitad en el Teatro de La Latina chist¨® al empezar a sonar un m¨®vil.
El Presidente de la Asociaci¨®n de Productores y Teatros de Madrid, Jes¨²s Cimarro, piensa que hay posibles soluciones. ¡°Una ser¨ªa que se hiciera una normativa que contemplase distintos supuestos para cortar este desagradable asunto. La m¨¢s r¨¢pida ser¨ªa poner inhibidores, algo que de momento no lo permite la ley, que s¨®lo deja que lo hagan organismos autorizados por el Ministerio del Interior, pero ser¨ªa una f¨®rmula¡±, se?ala Cimarro quien no ignora que lo m¨¢s inmediato pasar¨ªa porque que los espectadores se concienciaran con los avisos que todos los teatros dan. ¡°Cuando suena un m¨®vil en un espect¨¢culo se interrumpe todo el cl¨ªmax que se ha creado y cuando uno va a ver un montaje esc¨¦nico en vivo, quiere verlo completo no con interrupciones¡±, apunta el productor.
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