La posada de los l¨ªos
La nueva compa?¨ªa joven del Cl¨¢sico redescubre 'La noche toledana', de Lope de Vega La obra, antecedente de los "vodeviles de puerta", brilla con Natalia Huarte y Francisco Ortiz
Esta semana he ido al Pav¨®n porque ten¨ªa ganas de conocer al tercer elenco (?16 int¨¦rpretes!) de la Joven Compa?¨ªa de Teatro Cl¨¢sico y descubrir de paso La noche toledana, una comedia de Lope muy poco representada. Tiene Lope, como es sabido, abundant¨ªsimas piezas de enredo, pero solo unas pocas que desarrollen su acci¨®n en una sola jornada, lo que obliga a un ritmo m¨¢s fren¨¦tico y una mayor acumulaci¨®n de peripecias. Por otra parte, La noche toledana es un singular antecedente de los ¡°vodeviles de puertas¡± que alcanzan su cl¨ªmax en un espacio ¨²nico (por lo general un hotel o una casa de citas), y cuyo ejemplo m¨¢s popular ser¨ªa La pulga tras la oreja de Feydeau. Escrita para ser representada en la corte con motivo del bautizo de Felipe IV, la comedia transcurre en una posada de Toledo durante la tarde y la noche de un d¨ªa de primavera de 1605. Lisena, su protagonista, es la cl¨¢sica dama de las comedias lopescas: apasionada, inteligente y enredadora, capaz de lo que haga falta para recuperar a su amado (y, de paso, vengarse de ¨¦l armando un cacao de consideraci¨®n). Est¨¢ muy cerca de Belisa, pero su vivacidad, su placer por el juego y su independencia la hermanan con la Rosalinda de Shakespeare y la Mirandolina de Goldoni. Acompa?ada de Aurelio, su t¨ªo, y disfrazada de labradora, Lisena llega a Toledo y, bajo el nombre de In¨¦s, se contrata como sirvienta en la posada para ver si all¨ª acaba parando Florencio, su amante perdido, que sali¨® por pies de Granada por un l¨ªo con la ley. Como es de rigor, Florencio no tarda en aparecer, pero colado por Gerarda, una madrile?a que viene a las fiestas dispuesta a soltarse el pelo. Entre la tarde y el amanecer del siguiente d¨ªa, la belleza y las elegantes maneras de Lisena/In¨¦s van a hacer que por ella beban los vientos todos los hu¨¦spedes de la casa (el capit¨¢n Acevedo y el alf¨¦rez Carrillo; el caballero Fineo, prometido de Gerarda, y los bob¨ªsimos Lucindo y Riselo), de modo que la moza ha de dividir sus esfuerzos entre espantar moscones y evitar que Florencio y Gerarda acaben encamados.
El texto es una delicia, aunque no es una pieza redonda: es muy posible que esa exuberancia de personajes y situaciones obligara a Lope a concentrarse en el dibujo de los protagonistas desatendiendo un poco a los restantes, esbozados con br¨ªo pero sin demasiado relieve, y que los muchos frentes abiertos propiciasen un tercio final algo mec¨¢nico y que roza la fatiga. Ligera y enfebrecida, La noche toledana es, sin embargo, una pieza ideal para una compa?¨ªa tan joven y abundante, que aqu¨ª se muestra muy conjuntada. La puesta de Carlos Marchena, sobre una fluida versi¨®n de Daniel P¨¦rez, exhala frescura y alegr¨ªa, clarificando los muchos entreveros de la trama. Rodrigo Zapara¨ªn ha armado una escenograf¨ªa sencilla y eficaz que recuerda, en clave minimalista, a los decorados de Richard Peduzzi para Ch¨¦reau. Hay ideas estupendas, como la persecuci¨®n por los tejados resuelta con apenas cuatro tablas, o la divertida presencia de un falso ascensor, que tiene una doble utilidad: crear un peque?o suspense y concentrar la mirada del espectador mientras, al fondo, los actores despliegan el pasillo cuajado de puertas que albergar¨¢ el l¨ªo vodevilesco antes mencionado. No hay, felizmente, una voluntad chirriante de ¡°modernizar¡± la historia: los anacronismos est¨¢n jugados con tino, del mismo modo que el vestuario de Laura Escribano combina equilibradamente los patrones actuales con unas telas y unos colores que remiten a la ¨¦poca ¨¢urea.
La comedia transcurre en una posada de Toledo durante la tarde y la noche de un d¨ªa de primavera de 1605
La comedia transcurre en una posada de Toledo durante la tarde y la noche de un d¨ªa de primavera de 1605
El adaptador ha cambiado, igualmente, el sexo del posadero, que aqu¨ª corre a cargo de Sole Sol¨ªs, una actriz con mucho salero que imprime al personaje una comicidad algo desaforada, cercana a la comedia del arte; tambi¨¦n hay un cierto chirrido caricaturesco, en mi opini¨®n innecesario, en la Belarda de Alba Enr¨ªquez. Est¨¢ muy controlado, en cambio, el humor de las dos parejas de cortejadores, el capit¨¢n Acevedo (brillante Manuel Moya, capaz de recitar en calzoncillos el precioso soneto ¡®Negra, desaseada, descompuesta¡¯ sin devaluarlo) y el alf¨¦rez Carrillo (Carlos Cuevas, que recuerda en aire y maneras a un joven Jerry Senfield), as¨ª como la que forman Lucindo (Ignacio Jim¨¦nez) y Riselo (?lvaro de Juan), en la l¨ªnea de los fools de Noche de reyes. Muy bien, igualmente, la Lucrecia de Elsa Gonz¨¢lez, el caballero Fineo (Jos¨¦ G¨®mez), el Aurelio de Borja Luna, y el Escribano (un papel muy peque?o, l¨¢stima) de Samuel Viyuela.
En su mayor¨ªa, los actores dicen el verso con gracia y naturalidad, sin que el ritmo casi farsesco emborrone la m¨¦trica
La noche toledana. Lope de Vega. Versi¨®n de Daniel P¨¦rez. Direcci¨®n de Carlos Marchena. Joven Compa?¨ªa de Teatro Cl¨¢sico. Teatro Pav¨®n. Madrid. Hasta el 9 de junio.
Babelia
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