El Juli triunfa en Aranjuez
El diestro corta tres orejas y sale a hombros en el festejo celebrado en la localidad madrile?a
Hay dos tipos de Fiesta o dos formar diferentes de ver los toros, seg¨²n como se mire, y las dos son v¨¢lidas, dependiendo el contexto, claro.
Est¨¢n los puristas, los que le gusta el toro ¨ªntegro, con cuajo y seriedad, y que desarrollen un comportamiento bravo y encastado por encima de todo, como los de Las Ventas, por ejemplo.
Y luego est¨¢n los aplaudidores, los que van a la plaza a pasarlo bien sin importarles si los astados acometen o no con emoci¨®n, o si lo que lucen son pitones o conos de obra.
Toros de Garcigrande, el tercero como sobrero, muy desiguales de presencia, nobles pero descastados y en el l¨ªmite de las fuerzas. El mejor, el sexto; y bueno el segundo, premiado ¨¦ste con una excesiva vuelta al ruedo.
Jos¨¦ Antonio Morante de la Puebla: estocada (ovaci¨®n); y tres pinchazos, media ca¨ªda y cuatro descabellos (silencio tras dos avisos).
Juli¨¢n L¨®pez El Juli: casi entera perpendicular y ca¨ªda (dos orejas); y pinchazo hondo y dos descabellos (oreja).
Sebasti¨¢n Castella: media ca¨ªda (palmas); y pinchazo y estocada (oreja).
La plaza se llen¨® en tarde de nubes y claros.
Hoy en Aranjuez se vivi¨® una tarde muy entretenida, m¨¢s en la segunda l¨ªnea, con tres toreros que saben lo que se hacen para hacer disfrutar a unos tendidos entregados desde antes de empezar la corrida. Pero al encierro de Garcigrande, muy desigual en todo, a pesar de tener nobleza, le falt¨® fuerza y casta a raudales.
Morante tuvo en primer lugar un toro tan noble como apagado por su falta de raza y fortaleza, al que instrument¨® una faena compuestita, que le vali¨® una ovaci¨®n.
El cuarto, al que salud¨® con espl¨¦ndidas ver¨®nicas, tuvo id¨¦ntico comportamiento: defendi¨¦ndose por sus pocas fuerzas y sin acabar de pasar, con el que Morante anduvo esforzado pero sin lograr, nuevamente, m¨¢s que pases sueltos. La espada le jug¨® una mala pasada, y a punto estuvo de escuchar los tres avisos.
El Juli posee una cabeza privilegiada, de eso no hay la menor duda; otra cosa es la profundidad y el ajuste que imprima a su quehacer.
A su noble primero, el toro de mayor fondo de la corrida, lo tore¨® con suma limpieza y por abajo por los dos pitones, en una faena compacta por la magia de la ligaz¨®n, pero, eso s¨ª, despegadito y escupiendo al toro para afuera.
Pero lo importante es que la gente disfrut¨®, y, como mat¨® a la primera, cort¨® las dos orejas. El toro, por su parte, fue premiado con una excesiva vuelta al ruedo.
El quinto no pod¨ªa ni con la divisa, y aqu¨ª se vio a un Juli en labores de enfermero para dar tiempos y espacios suficientes al animal con el fin de acabar exprimi¨¦ndolo a base de temple, suavidad y mucho aguante.
Y, lo que son las cosas, estuvo mejor en ¨¦ste que en el anterior El Juli por lo mucho que tuvo que exponer para obligar a embestir a un toro que se frenaba antes de llegar al enga?o. Capacidad incuestionable de este torero para hacer bueno a un mulo con cuernos; por eso, aunque no anduvo fino con los aceros, cort¨® una oreja.
El primero de Castella adoleci¨® de escasa fortaleza, sin descolgar y echando la cara. El franc¨¦s anduvo sobrado t¨¦cnicamente para pasarlo por uno y otro pit¨®n, aunque en lo art¨ªstico no pas¨® de los pases sueltos a media altura.
El que cerr¨® plaza fue el de m¨¢s presencia del env¨ªo y el de mejor son. Castella, que prolog¨® faena con estatuarios, cuaj¨® una faena maciza y bien hilvanada sobre ambas manos, con muletazos largos y lentos de impecable ejecuci¨®n. Final por circulares de mucho calado y cositas tambi¨¦n muy a modo. Fall¨® en el primer envite con la espada, y todo qued¨® en una oreja.
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