Una rendija para la esperanza
Doce orejas se han cortado en un ciclo salpicado por instantes de alta intensidad La feria ha estado protagonizada por el hundimiento del toro La cuadrilla de Casta?o fue la triunfadora
Seg¨²n se mire, la botella est¨¢ medio vac¨ªa o media llena; pero en momentos de tan grave crisis taurina como el actual parece m¨¢s saludable ver la t¨ªmida luz al fondo del t¨²nel de una incipiente recuperaci¨®n de la fiesta de los toros, aunque solo sea porque la feria de San Isidro ha sido testigo de instantes irrepetibles, de alt¨ªsima intensidad emocional, que no han podido ocultar la confirmaci¨®n de que el toro, el protagonista de este espect¨¢culo, est¨¢ hundido y desaparecido.
En un ciclo largo, de veinticuatro festejos, dominado por un persistente fr¨ªo invernal y la lluvia, con 2.716 abonados menos, pero con seis llenos de ¡®no hay billetes¡¯ y la plaza casi a rebosar todos los d¨ªas, los matadores han cortado doce orejas y cinco los rejoneadores.
Ha habido una puerta grande, protagonizada por Alejandro Talavante, tras pasear las dos orejas de uno de los toros m¨¢s mansos de la feria, y que fracas¨® en su gesta de encerrarse en solitario con seis victorinos, a pesar de lo cual ha sido declarado triunfador de la feria. Ha subido enteros Iv¨¢n Fandi?o, que hizo una exhibici¨®n de entrega y poder¨ªo ante un encastado violento de Parlad¨¦, al que domin¨® de principio a fin y a cambio sufri¨® una cogida de la que a¨²n se est¨¢ recuperando. Ha salido reconfortada la imagen de Miguel ?ngel Perera, que triunf¨® con un agresivo toro de Alcurruc¨¦n, ante el que se jug¨® el tipo y demostr¨® un irrefrenable deseo de triunfo. Tambi¨¦n han cortado orejas Juan del ?lamo, autor del mejor toreo a la ver¨®nica de todo el ciclo; Castella y Manzanares, por debajo de lo esperado; los mexicanos Diego Silveti y Arturo Sald¨ªvar, por su valor y entrega; Alberto Aguilar, convertido por derecho propio en la revelaci¨®n del ciclo; Antonio Ferrera, magistral la tarde de los toros de Adolfo Mart¨ªn, y Juan Bautista el d¨ªa de la granizada. El caballero Diego Ventura cort¨® tres orejas y traspas¨® la puerta grande por und¨¦cima vez en su carrera, y una cada uno Hermoso de Mendoza y Mariano Rojo.
Pero, por encima de los triunfos de los matadores y rejoneadores, este San Isidro ha sido, sin ninguna duda, la feria de los subalternos de a pie, con banderillas y capotes, porque los hombres de plata han regado de torer¨ªa el ruedo de la plaza de Las Ventas, liderados por la cuadrilla de Javier Casta?o, que el pasado s¨¢bado dio una hist¨®rica vuelta al ruedo, en compa?¨ªa del excelente picador Tito Sandoval.
El s¨¢bado 1 de junio ha entrado ya en la historia de la tauromaquia por la explosi¨®n de j¨²bilo provocada por David Adalid y Fernando S¨¢nchez ¡ªes muy dif¨ªcil superar la t¨¦cnica, la seguridad, la gracia y el empaque de estos dos hombres¡ª que colocaron tres pares de banderillas sencillamente insuperables, que levantaron al p¨²blico de sus asientos; momentos antes, Tito Sandoval hab¨ªa provocado el ¨¦xtasis ¡ªas¨ª, como suena¡ª en uno de los tercios de picar m¨¢s emocionantes que se recuerdan en esta plaza. La tensi¨®n emocional alcanz¨® tales extremos que los banderilleros, acompa?ados por Marco Gal¨¢n, superior con el capote, y el picador dieron una hist¨®rica vuelta al ruedo entre el arrebato del p¨²blico, mientras esperaban el toro y el matador Javier Casta?o, que ofreci¨® una ejemplar lecci¨®n de generosidad como torero y como compa?ero.
Pero no fueron estos los ¨²nicos hombres de plata que relucieron durante la feria. Larga es la n¨®mina de toreros de una pieza que se sintieron h¨¦roes y artistas en esta plaza: los picadores H¨¦ctor Pi?a y J. J. Esquivel, y los subalternos Luis Carlos Aranda, Joselito Rus, Jos¨¦ Mora, Pascual Mellinas, Rafael Gonz¨¢lez, J. Manuel Montoli¨², ?lvaro N¨²?ez, Jos¨¦ Jim¨¦nez, Jos¨¦ Chac¨®n, Juan Jos¨¦ Trujillo, Ra¨²l Cervantes, Juan Carlos Garc¨ªa, Rafael Viotti, ?ngel y Jos¨¦ Otero, Lipi, F¨¦lix Rodr¨ªguez, Domingo Siro, P. Jos¨¦ Cebadera, Alcalare?o, El Boni, Jarocho, Miguel Mart¨ªn, Antonio M. Punta, Juan Sierra, Guillermo Barbero, Joselito Guti¨¦rrez, Javier Ambel, Jos¨¦ Chac¨®n, Curro Javier, Rafael Gonz¨¢lez, Tito, Juan Navazo, Fernando P¨¦rez y Pablo Saugar Pirri. Todos ellos recibieron el mejor regalo: el reconocimiento de la afici¨®n. Junto a ellos, un recuerdo para su compa?ero Valent¨ªn Luj¨¢n, que se recupera de las graves heridas sufridas el 24 de mayo.
Pero la feria de San Isidro no ha sido un camino de rosas. Se ha evidenciado, primero, que entre los 2.716 abonados menos abundan buenos aficionados, que han sido sustituidos por un p¨²blico de aluvi¨®n triunfalista y generoso en exceso.
Se ha confirmado, por otro lado, que el toro moderno, el comercial, el artista, es una piltrafa, pura basura y un c¨¢ncer mortal para la fiesta. La inmensa mayor¨ªa de las corridas lidiadas ¡ªcon especial incidencia de las del encaste Domecq¡ª ha sufrido un batacazo de imprevisibles consecuencias para la pervivencia del espect¨¢culo. Y con los toros, sus mentores, las figuras y los toreros artistas, con Morante a la cabeza, han fracasado con estr¨¦pito y socavado a¨²n m¨¢s la decadencia de la fiesta.
Ninguna de las ganader¨ªas anunciadas ha sobresalido por su pujanza, nobleza y bravura; y se da la circunstancia de que la premiada, Victoriano del R¨ªo, lidi¨® algunos de los toros m¨¢s mansos del ciclo. Quedan, no obstante, en el recuerdo alg¨²n ejemplar de Parlad¨¦ y Alcurruc¨¦n, la fiereza de los toros de Escolar, el trap¨ªo y la variedad del hierro de Adolfo Mart¨ªn y la seriedad de Cuadri.
Ovaciones y pitos
San Isidro 2013 ha sido la feria de los banderilleros y de un picador excepcional, Tito Sandoval. El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid han reconocido a Antonio Ferrera, por su magistral actuaci¨®n con los toros de Adolfo Mart¨ªn. Talavante, Fandi?o, Perera y Diego Venturase cuentan entre triunfadores del largo ciclo.
Se ha confirmado el hundimiento del toro; especialmente, del toro comercial y artista, tan querido por las figuras. Mientras el aficionado huye desilusionado, los tendidos los ocupa un p¨²blico de aluvi¨®n triunfalista y festivalero. Los jurados premian a Victoriano del R¨ªo, que lidi¨® una de las corridas m¨¢s mansas del ciclo. Por cierto, la corrida de Juan Pedro fue un fracaso en toda regla. Toros de just¨ªsima presencia, just¨ªsima fuerza, just¨ªsima casta y just¨ªsima nobleza. El toro del siglo XXI; el deseado por estas figuras ¡ªque a tantos nuevos aficionados arrastran¡ª, pero que, a buen seguro, ser¨¢n los verdugos de la fiesta. Dentro de unos a?os, no habr¨¢ toros, sino juampedros, borreguitos del norit, y no habr¨¢ h¨¦roes artistas, sino bailarines. As¨ª, la fiesta morir¨¢ sola, sin necesidad de pol¨ªticos que le pongan zancadillas en el Congreso, como est¨¢ ocurriendo con la ILP, paralizada sin raz¨®n desde el pasado 12 de febrero, ni detractores de la tauromaquia. Con toros como estos en el recuerdo, sin poder, sin casta, sin sangre brava, se construir¨¢ la fiesta del futuro, esa que quedar¨¢ para una peque?a minor¨ªa de turistas ¨¢vidos por conocer las barbaridades de los espa?oles de finales del siglo pasado. Solo falt¨® el velcro en el lomo de los toretes para que no asisti¨¦ramos al espect¨¢culo de la sangre. Es lo que nos queda; pero es lo que quieren los que mandan y la inmensa mayor¨ªa claudicante de los que pagan.
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