El escritor denuncia la hipnosis ante la burbuja en un ensayo
En 'Todo lo que era s¨®lido', Mu?oz Molina propone una recuperaci¨®n de la actitud artesanal y lamenta la ceguera de las pasadas d¨¦cadas
El esp¨ªritu de Todo lo que era s¨®lido se resume en la cita de Joseph Conrad que lo abre: ¡°Es extraordinario c¨®mo pasamos por la vida con los ojos entrecerrados, los o¨ªdos entorpecidos, los pensamientos aletargados¡±. El ¨²ltimo libro publicado por Antonio Mu?oz Molina (?beda, Ja¨¦n, 1956) es un ensayo contra la ceguera, un golpeteo sobre la conciencia, tambi¨¦n un acto de contrici¨®n. Est¨¢bamos all¨ª, miopes, sordos, adormecidos mientras el globo se hinchaba y ocultaba el horizonte.
Que Espa?a iba como un tiro (que sali¨® por la culata vendr¨ªa despu¨¦s) se percib¨ªa hasta en Nueva York, incluso en un despacho en las ant¨ªpodas financieras como el del Instituto Cervantes. El mensajero que era en s¨ª mismo el mensaje se llamaba Enrique Ba?uelos, uno de esos constructores que cabalgaron sobre el globo hasta que se desinfl¨®. El escritor omite su nombre, pero da detalles de su cita en Nueva York en septiembre de 2006, cuando el empresario valenciano planeaba rascacielos para la ciudad de los rascacielos e invitaba a 20.000 personas a comer en Central Park una paella cocinada con ingredientes llevados en avi¨®n de Valencia. Detalles ahora estramb¨®ticos ("ayer qued¨® tan lejos", afirma el escritor) que entonces eran el pan de cada d¨ªa. ¡°Era de esos hombres que dejan ver los gemelos de oro en los pu?os muy salientes de la camisa y un gran reloj de oro en la pulsera¡±, describe Mu?oz Molina sobre su encuentro con el empresario, hundido apenas un a?o despu¨¦s y emigrado a Brasil a tentar suerte. ¡°El dinero amedrenta y hechiza, aturde con su monstruosa capacidad de multiplicaci¨®n (¡) El dinero parece lo m¨¢s irrefutable y tiene el poder de comprarlo todo y trastornarlo todo y de pronto se evapora y ya es como si no hubiera existido¡±, a?ade.
La bulimia mostraba gui?os, pero los augures parec¨ªan ocupados en otras cosas. En realidad enraiz¨® en la Transici¨®n. Uno de sus errores, en opini¨®n del escritor, residi¨® en no crear una administraci¨®n p¨²blica austera, ajena al vaiv¨¦n pol¨ªtico, sujeta a la ley y generosa con sus empleados (¡°Las ¨²nicas carreras administrativas que se han hecho en Espa?a a lo largo de los ¨²ltimos 30 a?os son las de los mediocres arrimados a los partidos¡±). La biso?ez pol¨ªtica de los reci¨¦n llegados a la democracia se desliz¨® hacia lo autocomplacencia. ¡°Desde muy pronto mostraron predilecci¨®n por los simulacros; por las solemnidades, los protocolos, los acontecimientos, las conmemoraciones, las procesiones, las festividades, los organismos que consist¨ªan sobre todo en un nombre y un logotipo, los esl¨®ganes publicitarios, las campa?as de imagen: o esa entelequia que empez¨® a llamarse la comunicaci¨®n¡±.
En 1988 un ministro socialista, Carlos Solchaga, presum¨ªa de que Espa?a era el pa¨ªs donde uno pod¨ªa enriquecerse m¨¢s f¨¢cilmente. La Expo de 1992 fue "el primero en el cat¨¢logo sucesivo de los simulacros espa?oles, el ensayo general y el estreno, el modelo de una gran parte de lo que vino despu¨¦s". Mu?oz Molina invirti¨® las ma?anas de un agosto en leer ejemplares de EL PA?S anteriores a la crisis. En el del 2 de febrero de 2007 hab¨ªa 28 p¨¢ginas de anuncios de venta de viviendas. "En el de hoy no se anuncian. Ni coches de lujo ni cruceros ni cl¨ªnicas de cirug¨ªa est¨¦tica ni promociones de apartamentos en primera l¨ªnea de playa ni campos de golf". "En el peri¨®dico de hace cinco a?os el vicepresidente de Catalu?a viaja a la India con un s¨¦quito de 20 personas: en el de hoy la Generalitat anuncia que cobrar¨¢ un estipendio a los alumnos que usen los comedores de las escuelas aunque se lleven la comida de casa".
Por el libro desfila todo lo que ahora resulta vergonzante y antes fue espumoso. Casos particulares, nombres propios, proyectos delirantes, profesiones devaluadas, gur¨²s degradados. Alan Greenspan lo fue todo: sumo sacerdote de la pol¨ªtica de la nada para expandirlo todo, admirador de la ultraliberal Ayn Rand y compa?ero de Stan Getz en un pecado de juventud, glosado por alguien tan poco complaciente como Bob Woodward en "Maestro". Gobern¨® el globo mundial y, cuando estall¨®, parec¨ªa -compara Mu?oz Molina- un anciano mostrando similar estupefacci¨®n que el resto de mortales. Rodrigo Rato, al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodr¨ªguez Zapatero, al frente de una econom¨ªa desbocada... El escritor se muestra agrio con la pol¨ªtica de recuperaci¨®n de memoria hist¨®rica. "Con una econom¨ªa especulativa se corresponde sin remedio una conciencia delirante... Obsesionados con la exhumaci¨®n de fosas comunes no repar¨¢bamos en el fragor de las excavadoras".
La prosperidad econ¨®mica fue acompa?ada de frentismo. Guerra civil, conflicto auton¨®mico, v¨ªctimas de terrorismo. Al autor de Plenilunio le impacta tanta "aspereza civil y violencia verbal" junto a tanto billete de 500 euros (Espa?a fue un tiempo el pa¨ªs de la UE donde circularon con m¨¢s alegr¨ªa). Las complicidades estaban por todas partes: los economistas que no vislumbraron el futuro, arquitectos que proyectaban para el siglo XXXI, pol¨ªticos por supuesto, tambi¨¦n intelectuales. Y este es uno de los aspectos que ha suscitado m¨¢s controversia entre algunos pensadores, molestos por una afirmaci¨®n muy rotunda de Mu?oz Molina, que solo salva al dibujante El Roto de la ceguera colectiva.
Lo pretendiera o no, Mu?oz Molina ha escrito un libro moralizante, que destapa los males a desterrar (corrupci¨®n, enchufismo, incompetencia, codicia...) y propone "ver las cosas tal y como son a la sobria luz de lo real". Una vuelta a la actitud artesanal ante la vida: "Que el barrendero barra y el estudiante estudie".
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