El realismo de los sue?os
El filme reflexiona sobre el poder del cine revolucionario que se practic¨® en 1968
¡°Te dejo la c¨¢mara si haces cine de combate; para hacer ficci¨®n, no¡±, espeta un veterano a un joven revolucionario, de la sociedad, de la cultura, del cine, en una escena ambientada en 1969. Un a?o que quiz¨¢ dice poco, porque el m¨ªtico fue justo el anterior. Pero ?qu¨¦ ocurri¨® en los estertores de la revoluci¨®n francesa, no la de 1789, sino la de 1968? A ello dedica Olivier Assayas su nueva obra: Despu¨¦s de mayo, exigente cr¨®nica de parte de lo ocurrido tras el triunfo de los gaullistas en las elecciones del mes de junio, alrededor de ciertos grupos de izquierda que, a pesar de todo, continuaron la lucha.
Una pel¨ªcula que abre multitud de frentes (pol¨ªtica, sociedad, amor, cine, literatura, religi¨®n, drogadicci¨®n, clase obrera, sexo¡) y que, como deja traslucir la frase de inicio de la cr¨ªtica, reflexiona sobre el poder del cine revolucionario que se practic¨® en la ¨¦poca. ?Deb¨ªan ser las formas tambi¨¦n revolucionarias, o bastaba con que lo fuera el fondo? ?Practicar f¨®rmulas acad¨¦micas de narraci¨®n significaba ser un director burgu¨¦s? Ya saben, Jean-Luc Godard y el grupo Dziga Vertov, siempre en la memoria.
DESPU?S DE MAYO
Direcci¨®n: Olivier Assayas.
Int¨¦rpretes: Cl¨¦ment M¨¦tayer, Lola Cr¨¦ton, Felix Armand, Carole Combes, India Menuez.
G¨¦nero: drama. Francia, 2012.
Duraci¨®n: 122 minutos.
Contada a trav¨¦s de una estructura donde los marcados fundidos a negro quiz¨¢ le otorguen un aspecto un tanto epis¨®dico, aunque tambi¨¦n un necesario tono de recuerdos, casi enso?ador, la pel¨ªcula cuenta lo que para unos ser¨¢ el proceso de aburguesamiento, para otros, el giro hacia la practicidad, de un joven de ¨²ltimo a?o de instituto. ¡°Vivo enfrascado en mis sue?os y cuando por fin veo la puerta de la realidad, no logro abrirla¡±, clama, ahogado en la confusi¨®n.
Assayas, que ten¨ªa m¨¢s o menos la edad del protagonista en esos a?os, no ejercita el idealismo, sino que rememora, por ejemplo, c¨®mo ante las primeras pruebas de que la Revoluci¨®n Cultural de Mao ten¨ªa, no ya puntos negros, sino agujeros negros, a¨²n se negaban como simple propaganda de la CIA. As¨ª, para el director, vivir, simplemente vivir, tambi¨¦n pod¨ªa ser revolucionario. Todo ello acompa?ado de una banda sonora de impacto, utilizada casi siempre desde dentro (es decir, m¨²sicas que suenan en la acci¨®n que se cuenta) para luego liberarla y ejercitarla tambi¨¦n desde fuera, casi como score, y en la que domina la psicodelia, de Syd Barret a Nick Drake, de Incredible String Band a Booker T. & The M.G.¡¯s, ideal para esa especie de onirismo pol¨ªtico.
En aquellos a?os, los m¨¢s radicales hubieran dicho que Despu¨¦s de mayo es una pel¨ªcula de formas burguesas. ?Y qu¨¦? Desde luego, est¨¢ m¨¢s cerca de la reflexi¨®n que del adoctrinamiento, pero no se le puede negar que llega en un momento donde las condiciones socioecon¨®micas demandan algo. ?Quiz¨¢ una revoluci¨®n?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.