La vitalidad de una partitura eterna
'Bolero' redondea la experiencia de V¨ªctor Ullate con su compa?¨ªa y vuelve a la esencialidad espa?ola en el ballet contempor¨¢neo
Ha sido en el Jovellanos de Gij¨®n la plaza escogida por V¨ªctor Ullate para el estreno de su Bolero. Hubo hace unos d¨ªas un preestreno de rodaje en Francia, pero el mismo core¨®grafo reconoce que la fecha que debe figurar como primicia es esta. Bolero cierra un ciclo y reabre otro. Por una parte, se trata de redondear la mucha experiencia de su core¨®grafo con la compa?¨ªa de medio formato que hoy puede, con mucho esfuerzo, mantener en pie. Por otra, volver a la esencialidad espa?ola en el ballet contempor¨¢neo, senda en la que el zaragozano ha forjado las bases de un estilo que no siempre ha seguido verticalmente, y que incluso, en algunas etapas, ha dejado de lado. En los matices y acentos habr¨ªa que buscar la identidad.
Pero lo cierto es que ah¨ª est¨¢n las bases o la g¨¦nesis de un estilo de ballet espa?ol, tan natural como moderno, tan prism¨¢tico como exigente. Ullate ha hecho varias obras con esta premisa: del Amor Brujo a De Triana a Sevilla pasando por Jaleos, estrenada en el City Center de Nueva York en 1996 y que en el Jovellanos abri¨® programa, calentando al p¨²blico, situ¨¢ndolo dentro de su est¨¦tica. Vista a 17 a?os de su debut, depuraciones varias interpuestas, la obra ha ganado, resulta contundente.
Bolero ha sido ambientada por Ullate en los locos a?os veinte del siglo pasado, en una sobria ambientaci¨®n que signa el vestuario casi en gama monocroma de Ana G¨¹ell, de l¨ªneas suaves y citas gr¨¢ficas (o de patr¨®n) de Vionnet, Poirot y los primeros Chanel, lo que lo acerca, en estricta cronolog¨ªa a los d¨ªas de su gesta original en Par¨ªs. Las luces y la escena de Paco Azor¨ªn discretamente arropan un desarrollo in crescendo fiel a la m¨²sica. La fidelidad de Ullate se cifra en dos vertientes: a B¨¦jart en el concepto de coro acompa?ante y a Bronislava Nijinska devolviendo la acci¨®n a una pareja de expl¨ªcito contenido sensual.
La obra abre con la grabaci¨®n hist¨®rica de La Argentinita cantando El manisero, y eso sirve de pr¨®logo para que entren los personajes del coro. Luego, con los acordes muy conocidos de Ravel, un forillo deja ver a los protagonistas. Josu¨¦ Ullate y Marlene Fuerte lo dieron todo, hab¨ªa nervios, y el teatro se puso en pie vitore¨¢ndolos al final.
Completaba programa el d¨²o masculino de Mahler hecho por Lao y el solo beethoveniano muy interiorizado y sobriamente asumido por Dorian Acosta, que aqu¨ª se despoj¨® de efectos y ofreci¨® un baile limpio y de calidad. Este es el programa que la compa?¨ªa pasear¨¢ por los festivales de verano y finalmente en octubre recalar¨¢ en los Teatros del Canal para los fastos del 25? aniversario del conjunto.
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