¡°El rap es una basura¡±
Eric Burdon, ex cantante de The Animals en los sesenta y apasionado devoto del blues, toca ma?ana en Las Palmas
A Eric Burdon no le gusta el rap. ¡°Mira, los grandes m¨²sicos negros dec¨ªan ¡®si no tiene swing, no merece la pena¡¯. Y si hay algo que no tiene el hip hop es swing. Es agresivo, violento. El rap es una basura, eso es lo que es¡±, sentencia con voz cavernosa desde el otro lado de la l¨ªnea telef¨®nica. A sus 72 a?os, Burdon ejerce con gusto de airado guardi¨¢n de las esencias. Y es que salvo alg¨²n fugaz coqueteo con la psicodelia y el funk, el que fuera cantante de The Animals, una de las bandas brit¨¢nicas de los sesenta m¨¢s descaradamente imbuidas por el rythm & blues afroamericano, apenas se ha movido de esa casilla. Sus decenas de discos y colaboraciones hasta la fecha son un idilio cuasi religioso entre el rock y blues, esa m¨²sica negra hecha para superar la pena.
Pas¨® por Espa?a en primavera presentado su ¨²ltimo disco, con el que vuelve hoy al Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria. ¡°The Animals fuimos de los primeros grupos blancos en tocar en el Apollo de Harlem. Hace poco volv¨ª por all¨ª y me han invitado de nuevo, as¨ª que tocar¨¦ con mi actual banda casi 50 a?os despu¨¦s¡±. Eran los tiempos del desembarco al otro lado del Atl¨¢ntico de la primera flota inglesa con flequillo, The Rolling Stones, The Kinks, The Beatles. Aquellos chicos blancos asaltaron las listas de ¨¦xitos norteamericanas copiando a artistas como Muddy Waters o Howlin¡¯ Wolf, despreciados hasta entonces en su pa¨ªs de origen. ¡°Sin embargo, yo nunca me sent¨ª rechazado por ning¨²n viejo bluesman. Eso s¨ª, tuve problemas con gente del negocio, incluidos cr¨ªticos y periodistas¡±, recuerda.
Burdon no regres¨® de la Invasi¨®n Brit¨¢nica. Se qued¨® a vivir en la fren¨¦tica California del cambio de d¨¦cada. All¨ª se hizo amigo de Jimmy Hendrix, Janis Joplin y la generaci¨®n de las flores. Escribi¨® canciones contra la guerra de Vietnam, toc¨® en el Festival de Monterrey del 67 y dese¨® hasta el infinito durante aquel verano del amor. ¡°En esa ¨¦poca yo guiaba mi vida seg¨²n el don?t look back de la canci¨®n de Dylan. El futuro era lo m¨¢s importante y no hab¨ªa que mirar atr¨¢s. Pero, sabes, no puedes cambiar el futuro. Lo que s¨ª puedes cambiar es el pasado. Por eso me he propuesto reescribir la historia que yo viv¨ª y del modo en que yo la viv¨ª, que es muy diferente a como la lees por ah¨ª¡±.
En sus libros, y ya va por el tercero, cuenta cosas como cuando en 2004 le tuvieron que ingresar en un hospital de Atenas por agotamiento casi al final de una gira. ¡°Ahora llevo una vida muy buena. Me he mudado a una zona m¨¢s cerca de la costa despu¨¦s de vivir muchos a?os en el desierto. Con la crisis cerraron la mayor¨ªa de los restaurantes buenos que ten¨ªa cerca de casa¡±. El artista brit¨¢nico lleva en la carretera desde enero. Est¨¢ presentando Til¡¯ your river runs dry, un disco de sosegado y reflexivo blues repleto de alegor¨ªas y aforismos propios del g¨¦nero.
Aunque dice que ha bajado las revoluciones, la noche anterior a esta entrevista Burdon no hab¨ªa pegado ojo. ¡°Trato de no admitirlo, pero me pasa durante las giras. Lo que me pone nervioso son cosas como pensar en que no voy levantarme lo suficientemente pronto como para coger el avi¨®n¡±, cuenta. Lo que s¨ª parece tener resuelto es que no participar¨¢ en la resurrecci¨®n de The Animals planeada este a?o por su 50 aniversario. ¡°No tengo relaci¨®n en absoluto con mis ex compa?eros. Ellos se han encargado de que as¨ª sea. Nunca me llamaron ni hicieron ning¨²n intento de hablar conmigo hasta que quisieron hacer una gira. Me he cansado del nombre de The Animals, porque ya no puede significar para m¨ª lo mismo que hace a?os¡±.
Su viaje a las profundidades de la m¨²sica negra le llev¨® a toparse en un bar de Los Angeles con una de esas bandas con mucha gente y muchos instrumentos. Un coctel infeccioso de soul, jazz, funk y pop de principios de los setenta, con un aroma parecido a lo que estaba cocinando George Clinton con sus Funkadelic en la misma ¨¦poca. En plena guerra de Vietnam, Burdon decidi¨® que el nombre para su nueva banda ser¨ªa War. ¡°Cre¨ªmos que la guerra era una mala broma que ya duraba demasiado y que a lo mejor as¨ª conseguir¨ªamos quitarle algo de hierro. Obviamente no lo conseguimos¡±. De aquella batidora salieron tres discos, con perlas delirantes como Spill the wine, que funcionaron bien en las listas y propulsaron la carrera de War. Pero ¨¦l apenas dur¨® dos a?os en la banda.
¡°Lo dej¨¦ porque a ellos no les gustaba el blues. Para m¨ª significaba algo diferente, no lo entend¨ªan. El blues es una religi¨®n. Una religi¨®n del coraz¨®n, del alma y del esp¨ªritu humano¡±. Alg¨²n eslab¨®n debi¨® de romperse, seg¨²n ¨¦l, en esa cadena espiritual que acabar¨ªa enganchando con el hip hop: ¡°El sistema utiliza el rap como una t¨¢ctica de distracci¨®n para alejar a los j¨®venes negros de los problemas reales. Deber¨ªan estar preocupados por lo que est¨¢ pasando en Egipto y no por joyas y coches grandes. Pero la polic¨ªa prefiere que est¨¦n merodeando por la calle con droga en una mano y una pistola en la otra antes que con el libro rojo de Mao¡±.
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