¡°?Maalouf! ?Que est¨¢s en Vitoria, t¨ªo!¡±
El sobrino del escritor liban¨¦s triunfa y Melody Gardot no decepciona
![El trompetista Ibrahim Maalouf acompa?ado del saxofonista Mark Turner en Vitoria.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HN24SOCG27VM7352ZTYZUZYK4Y.jpg?auth=8ee68c747c3a1dffd83d3720e75638b9c4b707498231ecce6c6b7e35ea34e37a&width=414)
Va Ibrahim Maalouf y nos dice lo contento que anda por tocar en Italia, y al personal, que le entra la risa tonta. ¡°?Este no se ha enterado de d¨®nde ha venido!¡±, le suelta un paisano a gritos: ¡°?Que est¨¢s en Vitoria, t¨ªo!¡±. Mira por d¨®nde, Maalouf anduvo hace solo un a?o en esta ciudad, y del ¨¦xito clamoroso que obtuvo viene el que se le haya contratado de nuevo con ascenso de categor¨ªa: de futurible a estrella. O dicho de otro modo: de tocar en las sesiones vespertinas del Teatro Principal a la sesi¨®n de noche sobre el escenario de Mendizorrotza.
El sobrino del escritor y Premio Pr¨ªncipe de Asturias Amin Maalouf present¨® su banda cuajada de estrellas, con la que toca la m¨²sica que ha compuesto para ser interpretada con la pel¨ªcula de Ren¨¦ Clair La proie du vent, de 1927. Para ese trabajo se inspir¨® en la m¨²sica de Ascensor para el cadalso, de Miles Davis. As¨ª que tuvimos una sesi¨®n de m¨²sica para cine, pero sin cine. Acaso no hubiera estado de m¨¢s si se nos hubieran proyectado las im¨¢genes que inspiraron al beirut¨ª; otros antes que ¨¦l lo han hecho (?recuerdan el Metr¨®polis de Queen?).
Dicho lo cual, Maalouf es un trompetista extraordinario, con un deje a la Miles que le honra. A veces, hasta toca de espaldas al respetable, como hac¨ªa Davis. De espaldas o de frente, su m¨²sica atrapa, tanto como su gracejo presentando los temas.
El beirut¨ª homenaje¨® a Miles Davis y al cine pero sin cine
Lo que no puede decirse de quien le sucedi¨® en el escenario: Bill Frisell, n¨²mero uno en todos los polls entre los guitarristas de jazz, que vino a presentarnos su nuevo proyecto. En ¨¦l nos dice que para hacer bien el amor hay que venir al Big Sur, que es el lugar situado en la costa californiana por el que muchos, desde Henry Miller a Kerouac, sienten o han sentido debilidad. Claro, la m¨²sica de Frisell no es exactamente la de Raffaella Carr¨¢, y tampoco la de Maalouf. En el caso del norteamericano, podr¨ªa hablarse del producto de una enso?aci¨®n, qui¨¦n sabe si de una insolaci¨®n tambi¨¦n; un viaje en el tiempo hacia una Am¨¦rica rural de perfiles tarantinescos y sonidos delicados envueltos en la bruma; una m¨²sica minimalista, oriental, casi, con los int¨¦rpretes sentados en medio del escenario formando un corro, la bater¨ªa por un lado, el cuarteto de cuerdas por el otro, y, en medio, el l¨ªder. Llamarlo jazz resulta un disparate.
Para escuchar un g¨¦nero reconocible como tal, tuvimos que esperar al concierto del pianista Jacky Terrasson el jueves. Junto al jazzista galo, un elenco de estrellas del g¨¦nero nacidos o residentes en Francia; lo propio en una edici¨®n del festival que nos ha salido pel¨ªn afrancesada. Buenos m¨²sicos todos ellos, pero sin mucho que ver entre s¨ª, por no hablar del repertorio elegido para la ocasi¨®n, absolutamente inapropiado. Con esto que cada cual naufrag¨® en lo suyo, y el l¨ªder, en particular, con su versi¨®n de B¨¦same mucho, que muy bien podr¨ªa haberse ahorrado. Escuchar a todo un Michel Portal rozando el rid¨ªculo acompa?ando a una versi¨®n juvenil de Sarah Vaughan, la tal Cecile McLorin, result¨® una imagen pat¨¦tica. Para eso, pens¨® m¨¢s de uno, me quedo con Melody Gardot.
Lo mejor de la diva Gardot fue su tributo a Ces¨¢rea ?vora
El concierto de la diva respondi¨® a las expectativas, con sus altibajos, que los hubo, pero a¨²n as¨ª. Cuesta trabajo encajar su fama de artista caprichosa con su imagen campechana sobre el escenario. Vestida de negro, tacones de aguja y pa?uelo en la cabeza, la nueva ambici¨®n rubia que, en realidad, es morena, cant¨® tanto como habl¨®, aunque no todo lo que habl¨® es reproducible. Incluso ense?¨® cacho, pero as¨ª son las divas: imprevisibles. El suyo fue un espect¨¢culo contundente para lo habitual en ella, con una mise en sc¨¨ne cuidada, y un repertorio variopinto y marchoso. Lo mejor, su homenaje a Ces¨¢ria ?vora (Saudade).
A falta de la ¨²ltima jornada, el mejor concierto del festival hasta el momento, con diferencia, lo ha protagonizado un genio del piano en las sesiones del Principal. Craig Taborn toc¨® el pasado mi¨¦rcoles ante no m¨¢s de 150 o 200 espectadores, la mitad de los cuales huy¨® a la mitad del mismo con direcci¨®n al bar m¨¢s cercano.
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