Honestidad de bajos vuelos

En Pedro, el avioncito, segundo segmento de Saludos, amigos (1942), una de las pel¨ªculas que la Disney aport¨® oficialmente a la pol¨ªtica de buena vecindad con Latinoam¨¦rica, el benjam¨ªn de una familia de ingenios aeron¨¢uticos ten¨ªa que encargarse, por indisposici¨®n de sus padres, de la ruta de correo a¨¦reo entre Chile y Argentina. Ni el relato, ni las maneras eran radicalmente distintos a los que sostienen Aviones: una figura aparentemente insignificante ten¨ªa que resolver un recorrido heroico para el que no estaba pertrechado. Saludos, amigos no es una de las joyas de la corona en la trayectoria cl¨¢sica de Disney, pero su revisi¨®n obliga a reconocer el cuidado, la meticulosidad y el gusto por el detalle que el estudio invert¨ªa incluso en sus productos menores. Aviones, spin-off de Cars, franquicia injustamente menospreciada por la cr¨ªtica, tambi¨¦n lleva la condici¨®n de producto menor visiblemente estampada en el parabrisas, y no estar¨ªa de m¨¢s preguntarse si este trabajo es realmente merecedor del expeditivo y autom¨¢tico desprecio al que parece condenado.

En Aviones, un aparato fumigador competir¨¢ por encima de sus posibilidades en una carrera internacional, bajo la tutela de un veterano ingenio militar que carga con experiencia traum¨¢tica a sus espaldas. No hay aqu¨ª ninguna imaginativa creaci¨®n de un universo ¡ªel asunto va de aplicar el molde Cars a la aeron¨¢utica¡ª y la historia sigue punto por punto las directrices de ese manual de guion cada vez m¨¢s visible en las propuestas de la casa, pero la pel¨ªcula juega limpio su partida en su reconocida liga menor. Hay ocasionales ideas de dise?o en los fondos y un secundario carism¨¢tico ¡ªel avi¨®n mexicano¡ª en un conjunto que es pura f¨®rmula consciente de serlo.