Peligros (gastron¨®micos) del verano
Nuestra 'rentr¨¦e' novelesca ser¨¢ abundante: Vargas Llosa o Ricardo Piglia, entre las novedades La literatura infantil y juvenil (Lij) es la que menos est¨¢ sufriendo los embates de la crisis
Tengo la sospecha de que la descomposici¨®n intestinal que me ha afectado la ¨²ltima semana (y perdonen esta franqueza naturalista que nadie me ha pedido) tiene que ver con mi est¨²pida man¨ªa de cumplir con el Ramad¨¢n al rev¨¦s: com¨ªa mientras hab¨ªa luz y ayunaba por la noche. Lo cierto es que el otro d¨ªa, y contra mi costumbre, acept¨¦ un par de petis¨²s que me ofrecieron en una apacible tertulia veraniega de gentes de letras. Al parecer, no estaban en mal estado, porque la gastroenteritis solo me afect¨® a m¨ª, pero lo cierto es que me he pasado un par de d¨ªas viajando sin parar desde mi acogedor sill¨®n de orejas a otro menos confortable fabricado por Roca, mientras me acordaba del pobre Altobello (El Padrino III) zamp¨¢ndose en la ?pera de Palermo los cannoli envenenados de Connie. Entre tanto ir y venir tuve tiempo de reflexionar acerca del modo en que la literatura ha reflejado las, digamos, visitas al excusado, algo que se supone que tambi¨¦n realizan diariamente (salvo estre?imiento cr¨®nico) los personajes de las novelas. De Arist¨®fanes a Quevedo o Swift, pasando por toda la gran tradici¨®n escatol¨®gica medieval (en su acepci¨®n referida no a vida de ultratumba, sino a la muy terrenal y excrementicia) y por el inclasificable Rabelais, la parte menos brillante de las deyecciones de nuestro ser corp¨®reo destinado a pudrirse ha sido profusamente tratada por la tradici¨®n realista y sat¨ªrica. Los modernistas vuelven a rescatar el asunto: durante el d¨ªa en que transcurre el Ulises ¡ªque le¨ª gracias al entusiasmo del recientemente fallecido C¨¢ndido P¨¦rez G¨¢llego¡ª Joyce no olvida las necesidades fisiol¨®gicas de Leopold Bloom, a quien encontramos (parte II, cap¨ªtulo referido a Calipso), encuclillado en el retrete leyendo sin prisas un peri¨®dico: ¡°A medio camino, rindiendo su ¨²ltima resistencia, permiti¨® a sus tripas liberarse tranquilamente mientras le¨ªa¡± y a?ade en un perfecto indirecto libre: ¡°ese ligero estre?imiento de ayer ha desaparecido del todo¡±. Una escena ¡ªla de leer sentado en el excusado¡ª que casi todo el mundo realiza a diario. Paul Auster, un escritor fino donde los haya, tambi¨¦n nos describe en Ciudad de cristal (1985) a su protagonista Quinn sentado en el retrete in the act of expelling a turd cuando vuelve a llamarle por tel¨¦fono alguien que insiste en preguntarle por Paul Auster. Y Kundera sorprende a su protagonista femenina en La insoportable levedad del ser (1984) tambi¨¦n sentada en un retrete: ¡°mientras vaciaba sus tripas, Teresa fue invadida por una sensaci¨®n de infinita tristeza y soledad¡±, dos sensaciones con las que tanto me he identificado estos d¨ªas agoste?os y pegajosos. Bueno, termino aqu¨ª esta peque?a y un poco cochina incursi¨®n escatol¨®gica. Al fin y al cabo, ustedes no tienen la culpa.
Novelas
Leo en LivresHebdo, el semanario profesional de la edici¨®n francesa, que este a?o los editores de all¨ª van a contenerse un poco a la hora de publicar libros para la rentr¨¦e. Desde finales de agosto a finales de octubre est¨¢n programadas ¡°solo¡± 555 novelas, lo que supone un 15% menos que el a?o anterior. De entre ellas, 197 ser¨¢n extranjeras (una veintena traducida del espa?ol, mayoritarios los latinoamericanos) y, el resto, del ¨¢rea franc¨®fona. No me pregunten cu¨¢ntas novelas se publicar¨¢n en Espa?a en ese mismo periodo porque aqu¨ª nadie hace el c¨¢lculo ¡ªlo que me parece incre¨ªble¡ª, tal vez porque los editores espa?oles no siempre son rigurosos o puntuales a la hora de enviar sus datos a las agencias u organismos que podr¨ªan procesarlos. En todo caso, nuestra rentr¨¦e novelesca tambi¨¦n ser¨¢ abundante, a juzgar por las programaciones que me han llegado hasta la fecha. Uno, claro est¨¢, tiene sus preferencias y, entre las que tengo noticia (a¨²n no me han llegado todos los avances), y por limitarme solo a novelas del ¨¢mbito hisp¨¢nico, me fijo de modo especial en las nuevas de Vargas Llosa (El h¨¦roe discreto, Alfaguara), Ram¨®n Buenaventura (NWTY, Alianza), Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu (Mentiras aceptadas, Siruela), Gonzalo Torn¨¦ (Divorcio en el aire, Mondadori), Juan Gabriel V¨¢squez (Las reputaciones, Alfaguara), Ricardo Piglia (El camino de ida, Anagrama), Alicia Plante (Fuera de temporada, Adriana Hidalgo editora) e Isaac Rosa (La habitaci¨®n oscura, Seix Barral), que llegar¨¢n a las librer¨ªas en septiembre y octubre. De todas ellas la ¨²nica que he podido leer en pruebas (algo que no les aconsejo que hagan nunca) es la de Vargas Llosa, una estupenda historia en el Per¨² econ¨®micamente emergente de ahora mismo en torno a las peripecias de un empresario de transportes piurano sometido a chantaje y un hombre de negocios lime?o que toma una decisi¨®n vital que irritar¨¢ profundamente a sus agalbanados y ambiciosos hijos. Dos h¨¦roes, a su manera, que se enfrentan con dignidad a su destino y a las convenciones de la sociedad en que viven. Todo ello en clave de melodrama y con enormes dosis de humor, iron¨ªa y ternura. Y con la presencia de viejos amigos de los lectores del maestro peruano: don Rigoberto y do?a Lucrecia (que, por cierto, siguen dale que te pego en la cama, aunque ahora m¨¢s viejos) y su hijo Fonchito, el sargento Lituma, etc¨¦tera. Uno puede preferir otras novelas de don Mario, pero una cosa es cierta: basta con leer las primeras cinco p¨¢ginas para darse cuenta de que nos reclama alguien que domina magistralmente el arte de contar historias.
Peque?os
La literatura infantil y juvenil (Lij) es uno de los subsectores de la edici¨®n que menos est¨¢ sufriendo los embates de la crisis. A falta de datos de los editores relativos a 2012, que podr¨ªan reflejar cierto descenso, lo cierto es que en 2011 se produjeron en esta franja del mercado 12.299 t¨ªtulos, lo que supone un 14,8% de la producci¨®n total. En formato digital, en cambio, los libros infantiles y juveniles solo representan el 1,5% del total producido en este soporte, y su crecimiento es todav¨ªa lento. A pesar de todo, hay quien apuesta por ello: Leer-e, una editorial especializada en libros digitales, ha lanzado la colecci¨®n Akobloom, cuyo objetivo es recuperar y volver a poner en circulaci¨®n libros infantiles y juveniles descatalogados (y libres de compromisos editoriales) de autores de calidad; entre los primeros t¨ªtulos se encuentran obras de Juan Farias, Concha L¨®pez Narv¨¢ez, Pilar Mateos o Jes¨²s Ballaz. En cuanto a los libros de papel, Kalandraka, una de mis editoriales de Lij favoritas, acaba de publicar El carnaval de los animales, la suite (1886) de Camille Saint-Sa?ns, con texto de acompa?amiento de J. A. Abad Varela e ilustraciones de J. Vaz de Carvalho; el ¨¢lbum incluye un ced¨¦ grabado por la Academy of London para que los ni?os (a partir de 7 a?os) se familiaricen con la m¨²sica cl¨¢sica. Entre los libros para adolescentes que se anuncian para la rentr¨¦e, selecciono El libro de las maravillas y Los cuentos de Tanglewood, dos estupendas narraciones de Nathaniel Hawthorne en un solo volumen (con las ilustraciones antiguas de Walter Crane y Virginia Frances Sterrett) que desarrollan, como historias dentro de la historia, algunos de los m¨¢s importantes mitos cl¨¢sicos; Alba lo pondr¨¢ a la venta en octubre.
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