Primates y mujeres
A su modo, Malabo parece decirle a la fot¨®grafa Amparo Garrido: "?Te gusta?, ?te va bien as¨ª?, venga dispara"
Fue leer Bellas y bestias, el ensayo de Carole Jahme sobre la contribuci¨®n de la mujer al mundo de la primatolog¨ªa en los ¨²ltimos 40 a?os, y querer convertirse en una de aquellas hero¨ªnas. Amparo Garrido comenz¨® entonces a realizar expediciones diarias al zool¨®gico de Madrid, armada con su c¨¢mara y en busca del animal que nos habita. Necesit¨® una f¨¦rrea disciplina, como antes hicieran Jane Goodall y Dian Fossey. Para llevar a cabo su trabajo de campo, pas¨® tres o cuatro horas por jornada frente a la jaula de Malabo y se dedic¨® a observarlo y registrar todos sus movimientos. D¨ªa tras d¨ªa y sin ideas preconcebidas, siguiendo sus impulsos con la mirada limpia. En los or¨ªgenes lleg¨® incluso a vestirse con la misma ropa con la fantas¨ªa de establecer cualquier tipo de contacto y saber algo m¨¢s sobre la fascinaci¨®n que ejercen gorilas, chimpanc¨¦s y orangutanes sobre las mujeres. Aquello dur¨® bastantes meses. Ten¨ªa miles de negativos en la rec¨¢mara cuando lleg¨® ¡°el regalo¡±. Malabo, en una pose totalmente humanoide, mir¨® al objetivo. A su modo, parece decir ?te gusta?, ?te va bien as¨ª?, venga dispara. No nos enga?emos, el retrato es un trabajo a medias, si el otro no se presta a dar, el fot¨®grafo no tendr¨¢ nada. Ahora, con la distancia, mirando de frente a Malabo se entiende bien a Lewis Hine cuando resum¨ªa su profesi¨®n con una frase: ¡°Si pudiera contarlo con palabras, no ser¨ªa necesario cargar con una c¨¢mara¡±. La imagen nos remite a la comunicaci¨®n no verbal. Un tanto por ciento elevado del lenguaje humano no necesita palabras. La mayor parte del tiempo nos comunicamos instintivamente, haciendo uso de miradas, expresiones faciales o gesticulaciones. Como Malabo. La fotograf¨ªa fue exhibida en la muestra: De lo que no puedo hablar.
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