¡®Techno¡¯ para cavern¨ªcolas
Crystal Fighters convierte las cuevas de Zugarramurdi en el escenario de una ¡®rave¡¯ pagana El grupo es la pen¨²ltima sensaci¨®n del pop brit¨¢nico
![Xavi Sancho](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F78eb82e5-c1bd-45cf-8af5-2bc456acc2ae.jpg?auth=d80f8930221b178e48579613b7b927319c09184df206300d9ad2e9f4eff59024&width=100&height=100&smart=true)
![La banda británica Crystal Figthers, durante su actuación en las cuevas de Zugarramurdi.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PB6IS6RFBOQEERQSDOGAM3I3CM.jpg?auth=67aee110cc6915faf4a8481ca68a55eb276d8fe9d3dd0b89bb571ab01c907229&width=414)
Los cinco miembros de la banda electr¨®nica Crystal Fighters, pen¨²ltima sensaci¨®n de la m¨²sica brit¨¢nica, toman asiento en un sal¨®n de un hotel de San Sebasti¨¢n. Es jueves por la ma?ana y estaban aqu¨ª para presentar ante los medios el concierto que unas horas m¨¢s tarde iban a protagonizar en las cuevas de Zugarramurdi, ubicadas a medio kil¨®metro metro de la localidad del pirineo navarro del mismo nombre, famosas por servir de escenario desde hace m¨¢s 400 a?os a fiestas paganas, por ser a¨²n uno de esos lugares para los que se invent¨® lo del marco incomparable y por haber hechizado a Alex de la Iglesia, que se dispone a estrenar Las brujas de Zugarramurdi, sobre los aquelarres celebrados desde siempre en este pueblo de 200 habitantes, tan perfecto en su autenticidad que casi parece un decorado.
Lo que hicieron Crystal Fighters esa noche revisti¨® ciertas aspiraciones de ritual: el concierto se celebr¨® en una enorme gruta ante 300 selectos fans de la banda (y todos los lugare?os que se animaron) y fue retransmitido por Internet para todo el mundo. La base del repertorio fueron sus dos ¨¢lbumes hasta la fecha: Star of love ¡ªejercicio de techno de aires psicod¨¦licos y folklore euskald¨²n cuyo hilo conductor era una ¨®pera inacabada que escribi¨® el abuelo vasco de Laura, exmiembro del combo¡ª y Cave rave, un trabajo cercano al pop electr¨®nico m¨¢s festivo en el que las letan¨ªas fueron sustituidas por canciones.
Los asistentes llegaron de San Sebasti¨¢n en autob¨²s para, una vez acabado el concierto, regresar a la ciudad, donde les esperaba una fiesta en la que pinch¨® minimal techno el hermano del cantante, Sebastian Pringle, el tipo que se pas¨® la ma?ana del jueves respondiendo a una pregunta detr¨¢s de otra sobre la relaci¨®n su banda con la cultura vasca. El resultado de la conferencia de prensa fue algo parecido a un anticl¨ªmax, en el que cada respuesta cort¨¦smente enunciada termina con algo parecido a un Macguffin. ?De d¨®nde proviene su inter¨¦s por las cuevas? Treinta segundos de discurso alrededor de c¨®mo la fiesta de esta noche es una forma de cerrar un c¨ªrculo para, al final, soltar: ¡°Bueno, vi unas fotos por Internet¡±. ?Es Cave Rave, t¨ªtulo del disco, que se puede traducir por fiesta en la cueva, una referencia a Zugarramurdi? ¡°Cave rave es, sobre todo, es una bonita rima, ?no?¡±.
Aunque los puristas puedan acusarles de tocar la txalaparta incumpliendo uno, dos o hasta todos los preceptos b¨¢sicos del instrumento tradicional vasco (tocar en pareja, sobre unas tablas, no coger los bastones como si fueran baquetas de una bater¨ªa), lo cierto es que el conocimiento de Pringle sobre el legado de la movida o del rock radikal vasco es casi enciclop¨¦dico. ¡°Es complicado¡±, dir¨¢ despu¨¦s el cantante en la terraza del hotel. ¡°Cuando estamos fuera hablamos con naturalidad de la influencia vasca y de lo mucho que amamos esta tierra, pero aqu¨ª hay que ser m¨¢s cuidadosos¡±.
![Sebastian Pringle, cantante de Crystal Fighters, en las cuevas de Zagarramurdi.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QYGOF3OLMWMH4QRAUHEPSGZP2Q.jpg?auth=2de76966782ff7706c6ecf0f4e965f1128ab076b508080e76e118f1b2659697d&width=414)
Tiene un aspecto deplorable, como los dem¨¢s miembros del grupo. Ayer llegaron a las cuevas para probar sonido a las dos y media de la madrugada y no terminaron hasta las cinco. Antes de atender a los dem¨¢s medios, Pringle aprovecha para recordarnos que ¡°uno monta un grupo para poder hacer cosas como la de esta noche. Sin eventos as¨ª es complicado separarse de la masa. Hay mucha gente haciendo muy buena m¨²sica ah¨ª fuera, pero solo una banda que actuar¨¢ en una cueva¡±.
La tarde en Zugarramurdi transcurre entre txalapartas y una breve estancia en la iglesia para comprobar la naturaleza pagana de la villa: en capilla hay quien no se quita la gorra y otros comen bocadillos de chorizo.
Los primeros en saltar al escenario son los pamplonicas Wilhelm & The Dancing Animals, junto a los vascos Belako, bandas locales que los brit¨¢nicos han escogido como teloneros. Tras ellos, otra exhibici¨®n de txalaparta, esta m¨¢s hormonal. No por nada, uno de los dos protagonistas es un exMister Guip¨²zcoa. Cae el sol y las paredes de la cueva se ti?en del verde del bosque y el azul del riachuelo que recorre la gruta con una peque?a ayuda de unas mangueras. Unos ni?os del pueblo se han hecho con ellas y se dedican a regar a los fans de Crystal Fighters. ¡°La idea es que el pueblo se involucre en esto, que sea parte del evento¡±, apunta Sergio Cruzado, de la promotora que ha organizado el evento. Tambi¨¦n es la responsable del Kutxa Kultur, un festival que tendr¨¢ lugar el 6 y 7 de septiembre en el Parque de Atracciones del Monte Igeldo y en el que, adem¨¢s de Crystal Fighters, actuar¨¢n ante 5.500 personas Dinosaur Jr. o Damien Jurado. ¡°Lo hemos montado todo en dos d¨ªas, siendo lo menos intrusivos posible en la vida del pueblo. El trato humano es vital para poder llevar a cabo un evento as¨ª¡±.
Son casi las once de la noche cuando saltan al escenario Crystal Fighters. Ser¨¢ casi hora y media de concierto, un repaso exhaustivo de sus dos ¨¢lbumes, con momentos de comuni¨®n cat¨¢rtica pagana con sus fieles y vuelta a San Sebasti¨¢n. Antes, la ¨²ltima en un local en la plaza de Zugarramurdi. ¡°?Qu¨¦ tal ha estado el concierto?¡±, pregunta una de las encargadas. Se lo explicamos y preguntamos: ?No les molesta tanta gente? ¡°?Qu¨¦ va! Ha sido genial. Mucho mejor vosotros que los turistas franceses. Por nosotros podr¨ªa pasar cada a?o¡±.
![Los miembros de la banda brit¨¢nica Crystal Fighters.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YSVGFIVDHJ3E4RHAOCOAUD4WU4.jpg?auth=ccacf656b5616fa920a1fd1137161b7b75c60a402cfaeeb2b36bdbaf1119a90f&width=414)
Pues eso es exactamente lo que va a suceder. Tras el ¨¦xito, Crystal Fighters tienen pensado convertir su cave rave en un evento anual. Una rima tan buena debe repetirse.
Gira de 11 fechas
Crystal Fighters se formaron en 2007, cuando todos compart¨ªan piso en Londres. Tras editar un par de singles con el sello franc¨¦s de referencia cool Kitsun¨¦, debutaron en 2010 con Star of love,un disco de psicodelia electr¨®nica inspirado en una ¨®pera inacabada escrita por el finado abuelo de Laura, exmiembro del grupo. Un a?o m¨¢s tarde reeditar¨ªan el disco, a?adiendo una versi¨®n de La fiesta de los maniqu¨ªes, de Golpes Bajos.
En marzo de este a?o vuelven con Cave rave, un disco cuya portada es obra del artista Paul Laffoley. El ¨¢lbum fue escrito en el Pa¨ªs Vasco y grabado en Los ?ngeles, donde la banda tiene pensado mudarse a lo largo del pr¨®ximo a?o.
El jueves arranca su gira espa?ola en Santiago de Compostela. Ser¨¢n 11 fechas: Madrid (tres noches en la Sala But, dos vendidas hace semanas), Barcelona, San Sebasti¨¢n, Sevilla, Zaragoza, Vigo y Murcia.
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