"Este greco me lo regal¨® Franco"
Johannes Bernhardt, general de las SS, se jact¨® ante sus amigos de haber recibido de Franco un cuadro de El Greco por su ayuda al golpe militar La obra estaba en el sal¨®n de su finca La Elena en Tandil (Argentina) donde se retir¨® en los a?os cincuenta despu¨¦s de que los Aliados reclamaran su entrega
Finca La Elena en Tandil (Argentina). Verano de 1958. Un adolescente curioso y fascinado por el arte se detuvo delante de un cuadro y pregunt¨®: ?De verdad este cuadro es un greco?
?¡ªS¨ª, me lo regal¨® Franco por los servicios prestados a Espa?a. Me dijo que estuvo almacenado en el Museo del Prado, pero nunca expuesto. Este cuadro es la garant¨ªa de mi pensi¨®n.
¡ª?Nunca hab¨ªa visto un greco!
¡ªNo hay que fiarse de los tiranos. Si les haces un favor, es mejor que te lo agradezcan en el momento porque m¨¢s tarde nunca se acuerdan.
G?tz Dyckerhoff ten¨ªa 16 a?os cuando Johannes Bernhardt, general honorario de las SS y hombre clave en el golpe de Estado contra la Rep¨²blica y en la victoria franquista, le confes¨® a ¨¦l y a su padre la procedencia del cuadro que adornaba el sal¨®n de su casa de campo en la finca La Elena de la ciudad bonaerense de Tandil. El nazi se hab¨ªa instalado all¨ª hacia 1952 junto su mujer, Ellen Wiedembr¨¹g, hija del antiguo c¨®nsul alem¨¢n en Rosario, y sus tres hijos. Los Bernhardt buscaban la paz y seguridad que hab¨ªan perdido en Madrid.
Lo guardo para mi pensi¨®n. Nunca se sabe lo que pasar¨¢ en Argentina", dijo el nazi a sus invitados
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el hombre de Goering en Espa?a estaba en el ojo del hurac¨¢n. Los aliados elaboraron en 1947 una lista negra de 104 nazis residentes en Espa?a en la que Bernhardt ocupaba el s¨¦ptimo lugar. Los vencedores ped¨ªan su captura y lo defin¨ªan as¨ª: ¡°General de las SS y presidente de Sofindus, instituci¨®n perteneciente al Estado alem¨¢n. Responsable del env¨ªo clandestino de suministros a las tropas alemanas cercadas en la zona occidental de Francia durante y tras la liberaci¨®n de ese pa¨ªs¡±. Sofindus era un grupo de 350 empresas alemanas en Espa?a al servicio de Hitler, un turbio entramado financiero plagado de testaferros espa?oles de los nazis que el hombre de Goering manej¨® a su antojo. Franco no entreg¨® a ninguno de los 104.
Walter Dyckerhoff, el padre del chico que se interes¨® por el supuesto cuadro de El Greco, era un ingeniero alem¨¢n que hab¨ªa inventado el cemento blanco y le ofrecieron abrir una f¨¢brica en Buenos Aires. En 1958, toda la familia se traslad¨® a Argentina y all¨ª intimaron con los Bernhardt. Surgi¨® una amistad que continu¨® cuando las dos familias regresaron en los a?os setenta a Alemania.
El joven inquieto por el arte es hoy un qu¨ªmico de 72 a?os que ha trabajado durante 30 en la industria farmac¨¦utica, vive en Alemania y tiene grabada su visita a la finca La Elena y el enigm¨¢tico cuadro de uno de sus pintores favoritos: ¡°Las dos cosas que mejor recuerdo de ese viaje a Tandil son aquel cuadro y las paellas que hac¨ªan los empleados de la finca. Yo nac¨ª con arte, me crie con arte. Mis padres me llevaban desde ni?o a ver exposiciones, me ense?aban libros y fotograf¨ªas. Me impresion¨® ver aquel cuadro. Bernhardt nos cont¨® a mi padre y a m¨ª que al salir de Espa?a Franco le dijo que quer¨ªa hacerle un regalo, que acept¨®, pero pidi¨® que fuera transportable. Nos relat¨® que le entreg¨® tres cuadros, dos los hab¨ªa vendido para comprarse la finca en el Tandil, y el tercero, el greco, lo exhib¨ªa en su sal¨®n. Nos dijo: ¡®Lo guardo para mi pensi¨®n. Nunca se sabe lo que pasar¨¢ en Argentina. Si alg¨²n d¨ªa tengo que marcharme¡±.
Los cuadros no eran el ¨²nico regalo que Franco hab¨ªa hecho a Bernhardt, un astuto comerciante alem¨¢n que el 25 de julio de 1936, a sus 39 a?os, se entrevist¨® con Hitler en Bayreuth y le entreg¨® una carta del general espa?ol en la que este le ped¨ªa auxilio militar. Durante varios a?os, los Bernhardt disfrutaron de una elegante villa en D¨¦nia de inspiraci¨®n francesa, otro regalo del r¨¦gimen. ?De d¨®nde proven¨ªan los cuadros que el hombre de Goering confes¨® haber recibido de Franco? ?Eran fondos del Patrimonio Nacional? ?Hab¨ªan estado almacenados en el Prado? El greco que impresion¨® al joven Goetz, ?era realmente un greco?
En 1939 Franco regal¨®? a Hitler tres obras de Zuloaga
D¨ªas despu¨¦s del golpe militar, el Gobierno de la Rep¨²blica decret¨® la primera Junta de Incautaci¨®n, Protecci¨®n y Salvamento del Tesoro Art¨ªstico. Esta y otras juntas confiscaron las principales obras de arte p¨²blicas y privadas para salvarlas de los bombardeos y de la rapi?a. ¡°Todo lo que se evacu¨® del Prado a Ginebra volvi¨®. Salieron m¨¢s de 500 obras de los pintores m¨¢s importantes, pero el Museo del Prado fue tambi¨¦n uno de los dep¨®sitos de obras confiscadas a instituciones y a particulares, y ese greco pudo haber estado ah¨ª¡±, se?ala Arturo Colorado, catedr¨¢tico de arte y director del congreso Patrimonio, Guerra Civil y Posguerra celebrado en El Prado en 2010. Y a?ade: ¡°En la posguerra hubo miles de obras que no se devolvieron y que decoraron los despachos de los jerarcas del franquismo. El propio Franco adorn¨® el castillo de Vi?uelas, donde viv¨ªa, con cuadros que proced¨ªan de los dep¨®sitos republicanos¡±. ¡°No me parece imposible que Franco regalara esos cuadros¡±, apostilla Gabriel Finaldi, subdirector de conservaci¨®n del Prado. Leticia Ruiz, conservadora del museo y experta en El Greco, opina que ¡°nada es descartable¡± cuando se habla de este pintor. ¡°Siempre aparecen cosas, pero luego los expertos discutimos la autor¨ªa de la obra¡±. Rebeca Saavedra, doctora en Historia y autora de una reciente tesis sobre el patrimonio art¨ªstico durante la Guerra Civil, cree que este supuesto regalo de Franco a su amigo nazi es ¡°factible¡±. ¡°Muchas obras no volvieron a sus due?os¡±, asegura.
El historiador ?ngel Vi?as es quien mejor conoce la historia de Bernhardt y lo entrevist¨® antes de que este muriera en Alemania en 1980. ¡°Ese regalo es posible, aunque en la relaci¨®n de Franco con ¨¦l hab¨ªa admiraci¨®n y prevenci¨®n. Le regal¨® ese cuadro o tambi¨¦n puede que Bernhardt se quedara con ¨¦l. Yo no me cre¨ª ni el 90% de lo que me cont¨®¡±.
El supuesto greco regalado por Franco a Bernhardt es una inc¨®gnita, pero no su afici¨®n a gratificar a jerarcas nazis con obras de grandes pintores espa?oles. En 1939 el dictador obsequi¨® a Hitler, pintor frustrado, con tres cuadros de Zuloaga. Dos eran mujeres espa?olas con trajes t¨ªpicos, y otro, una escena pastoril.
G?tz Dyckerhoff, el adolescente fascinado por aquel misterioso cuadro en la finca La Elena de Tandil, es desde entonces un apasionado de Dom¨¦nikos Theotok¨®poulos.
Babelia
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