Brooklyn festeja su m¨²sculo literario
Una nueva generaci¨®n de escritores, desde Jhumpa Lahiri a Nicole Krauss, han convertido este barrio en ep¨ªtome de la vida literaria neoyorquina


Puede que las novelas de Jonathan Lethem hayan migrado en los ¨²ltimos a?os a otros barrios, pero la vitalidad y fuerza del nervio literario de Brooklyn est¨¢ fuera de duda. El domingo cerca de 200 casetas que ocupaban el paseo ajardinado frente al juzgado del downtown eran una excelente prueba de la consolidaci¨®n de esta pedan¨ªa como potente centro libresco. M¨¢s all¨¢ de Paul Auster, de Malamud o Norman Mailer, una nueva generaci¨®n de escritores, desde Jhumpa Lahiri a Nicole Krauss, han convertido Brooklyn en ep¨ªtome de la vida literaria neoyorquina.
Adem¨¢s de librer¨ªas independientes de Williamsburg como Spoonbill & Sugartown, especializada en libros de arte, o la tienda-editorial Powerhouse books de DUMBO, y de los cada vez m¨¢s numerosos sellos asentados a este lado del East River como Verso o Melville, a la cita oto?al instaurada hace tan s¨®lo siete a?os acudieron actores cl¨¢sicos de la escena editorial como Penguin, universidades como Columbia, centros culturales y m¨¢s de una treintena de revistas, desde la brooklinita N+1 hasta New York Review of Books. El festival, que transcurre a lo largo de una sola jornada, ha incluido este a?o una semana de actividades paralelas. ¡±La escena de Brooklyn se ha convertido en referencia obligada en el mundo literario¡±, escribe Evan Hughes en Literary Brooklyn. ¡°Hasta hace poco Manhattan era el faro intelectual y esto dejaba poco espacio para imaginar Brooklyn como un lugar sofisticado y cosmopolita, a pesar de su tama?o y diversidad. Si buscabas escritores se supon¨ªa que ten¨ªas que ir al Greenwich Village¡±. Los m¨¢s de 250 autores que firmaron el domingo ejemplares en distintos puntos de la feria demostraron que la br¨²jula literaria marca hoy un destino distinto.
Una multitud desfil¨® ante los puestos y abarrot¨® las charlas y coloquios que se celebraron desde las 10 hasta las seis de la tarde en 9 escenarios. En una de las salas del edificio de los juzgados un panel trataba sobre Las Caras de Brooklyn y Adelle Waldman reflexionaba sobre su experiencia como novelista en esta zona de Nueva York: ¡°Soy de Baltimore pero vivo aqu¨ª y mi novela ocurre aqu¨ª, as¨ª que la experiencia que evoco es la de un trasplantado. Es algo complicado porque aunque te sientas muy vinculado y est¨¦s muy orgulloso de este lugar, tambi¨¦n sabes que contribuyes a un cambio que no es enteramente positivo para todo el mundo¡±. La transformaci¨®n de Brooklyn implica el desplazamiento forzoso de muchas familias humildes y trabajadores, la desaparici¨®n de un paisaje sobre el que Pete Hamill, otro de los participantes en esta charla ha escrito extensamente. ¡°Yo crec¨ª aqu¨ª y las calles estaban llenas de personajes, vamos pod¨ªa decirse que los personajes se ca¨ªan de las ventanas¡±, apunt¨®. ¡°?Escribir sobre escritores en Brooklyn? M¨¢s vale no hablar de toda esa gente que se rasca el ombligo esperando que la siguiente palabra que encuentren sea la acertada. ?Si tienes que hacer un personaje que no sea escritor por favor!¡±.
Una planta m¨¢s abajo, en otra de las salas del juzgado el colombiano Juan Gabriel V¨¢squez, el argentino Patricio Pron y la sudafricana Zo? Wicomb abr¨ªan una ventana al mundo en un coloquio en torno a ¡°Las mentiras y los secretos hist¨®ricos¡±. En la iglesia de St Anne Francine Prose le¨ªa un extracto de Reinaldo Arenas en un acto de denuncia por la vigilancia estatal y la NSA. Y en el zagu¨¢n de esta misma iglesia Tom Wolf, el autor de ¡°La hoguera de las vanidades¡±, vestido con su inconfundible traje blanco, firmaba ejemplares. Si Wolf ha llegado a Brooklyn, algo definitivamente ha cambiado. ¡°Muchos de los personajes de Woody Allen hoy vivir¨ªan en Brooklyn¡±, escribe Hughes. ¡°Artistas pl¨¢sticos, m¨²sicos y dise?adores abundan entre los reci¨¦n llegados pero un n¨²mero desproporcionado son editores, agentes literarios, escritores, o una combinaci¨®n de las tres cosas¡±. Su festival modesto y popular, ofrece el toque cercano del que esta pedan¨ªa presume frente a Manhattan.
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