Diaristas

A medida que me hago mayor me gustan cada vez m¨¢s las memorias y, sobre todo, los dietarios. Parece que es cosa frecuente. De joven me interesaron poco, con la excepci¨®n del Diario del artista seriamente enfermo, de Gil de Biedma, que devor¨¦ a los diecisiete. Jaime Gil ten¨ªa veintis¨¦is cuando lo escribi¨®, y me parec¨ªa incre¨ªble que alguien tan joven pudiera ser tan inteligente y tan culto. Me desesper¨¦, porque solo me faltaban nueve a?os para tener su edad de entonces: muy poco tiempo, calcul¨¦, para llegar a pensar y escribir cosas parecidas. ¡°Claro que Jaime Gil es rico, con muy buena formaci¨®n y muchas experiencias que yo dif¨ªcilmente tendr¨¦¡±, me repet¨ªa, tontamente, para consolarme.

Hay dos diaristas actuales cuyas entregas correr¨ªa a leer cada a?o, porque me han dado tanto placer como ense?anza: Ignacio Vidal-Folch e I?aki Uriarte. Ambos han publicado sus diarios rebasada la cincuentena, aunque parece que llevan un buen tiempo escribi¨¦ndolos. ¡°Si te ofrecen para leer una novela y el diario de alguien ?por cu¨¢l empezar¨ªas? Sin embargo, los diarios ni se escriben, ni se publican ni se venden¡±, escribi¨® Uriarte en 2004. Esta ¨²ltima frase es harto discutible, y ah¨ª est¨¢n, por ejemplo, Trapiello (a?o tras a?o, con empe?o benedictino) y Vila-Matas (Dietario voluble) para desmentirla. Y, desde luego, tanto los diarios de Vidal-Folch como de Uriarte han tenido una estupenda acogida.

Yo creo que Vidal-Folch se muestra m¨¢s completo en sus diarios que en su obra narrativa. La mirada sobre s¨ª mismo y sobre el mundo que le rodea me parece m¨¢s amplia, m¨¢s rica, m¨¢s comprensiva en Lo que cuenta es la ilusi¨®n, donde hace gala de una formidable paleta de registros. Es m¨¢s cambiante, tiene m¨¢s tonos y facetas, alterna p¨¢rrafos afor¨ªsticos y observaciones muy certeras con grandes cr¨®nicas. Su mayor virtud es una enorme curiosidad por los paisajes, los hombres y las cosas. Se nota que R¨¦nard es uno de sus maestros, y que en su mesa ideal se sentar¨ªan tambi¨¦n Pla, L¨¦autaud, Bioy y Julio Ram¨®n Ribeyro. Admirable escritor.

I?aki Uriarte ha sido uno de mis grandes descubrimientos del pasado verano. Veo que su primera entrega, Diarios (1999-2003) se public¨® hace tres a?os. Como no hay nada m¨¢s fatigoso e imposible que ¡°estar al d¨ªa¡±, yo me he topado ahora con su obra, en una peque?a librer¨ªa de M¨¦rida, donde parec¨ªa estar esper¨¢ndome. Me dio una gran alegr¨ªa descubrir que en la portada del libro que le¨ª (Diarios, 2004-2007) dec¨ªa ¡°segundo tomo¡±, porque hab¨ªa le¨ªdo ¡°segunda edici¨®n¡±. O sea que hay un primero, me dije, y corr¨ª a por ¨¦l. Del mismo modo me apresuro a recomendarlo.

Para Uriarte, la lectura de los Ensayos de Montaigne ha sido, como para Pla, un acontecimiento capital en su vida. Mu?oz Molina le califica, muy atinadamente, de ¡°Baroja sin amargura¡±. A veces se es barojiano por afectaci¨®n, por m¨ªmesis. Yo creo que Uriarte lo es por una profunda afinidad de temperamento y de pensamiento, que a menudo coinciden. Me parece muy certera esta reflexi¨®n a favor de la naturalidad: ¡°Cuando uno escribe para publicar siempre fuerza un poco la pose, ideol¨®gica y ret¨®ricamente. Lo que resulta desagradable al releer art¨ªculos antiguos es que uno percibe enseguida d¨®nde tens¨® la expresi¨®n, en qu¨¦ palabras se alej¨® del tono propio¡±.

Uriarte, como Baroja, no acepta las verdades recibidas. Todo lo repiensa varias veces, pero sin obsesionarse, sin necesidad de predicar o convencer. Escribe del mismo modo: ¡°por curiosidad, por exploraci¨®n, por ver qu¨¦ sale¡±. Como con Vidal-Folch, empezar¨ªas a citar frases suyas y acabar¨ªas citando el libro entero. A m¨ª me gusta mucho, por inusual, esta frase de Uriarte: ¡°Yo tambi¨¦n pienso que el mundo, la vida, o lo que sea, me ha tratado injustamente, pero a mi favor¡±.

Y esta, con la que cierro: ¡°La bestia que llevo dentro es pac¨ªfica, so?adora, fuerte. El ¨¢ngel que la cabalga es mucho m¨¢s tortuoso, endeble, aguafiestas¡±. Lo que llama aqu¨ª la atenci¨®n es el uso de los adjetivos. Cualquier otro hubiera elegido t¨¦rminos m¨¢s cucos o m¨¢s tremendos para calificar a su ¨¢ngel. Uriarte elige esos tres: tortuoso, endeble, aguafiestas.