Un lugar para refugiarse
Lara Moreno debuta en la novela con un relato que plantea la construcci¨®n de una alternativa al mundo decadente
Cuando la escritora Lara Moreno (Sevilla, 1978) se encontraba corrigiendo su primera novela, Por si se va la luz (Lumen), se dio cuenta de que el futuro inmediato que deseaba abordar ya se hab¨ªa convertido en presente. Una ¨¦poca de una incertidumbre desorbitada dominada por la paranoia y la ausencia de respuestas v¨¢lidas, con la brutal crisis espa?ola de fondo. La ausencia de certeza marca el tono de su historia. La narraci¨®n arranca con la absurda selecci¨®n de lo imprescindible que Mart¨ªn y Nadia ¡ªun investigador y una artista¡ª realizan para abandonar la ciudad y marcharse, de la mano de una misteriosa organizaci¨®n que supone un gui?o al universo de George Orwell, a una aldea habitada por tres ancianos. Una amenaza a la que no se da jam¨¢s un nombre concreto se cierne sobre el mundo; esa aldea supone una extra?a posibilidad de escapar de algo parecido a un apocalipsis y de un nuevo comienzo. Moreno decidi¨® tomar el concepto de isla como punto de partida de su ficci¨®n para un debut en el g¨¦nero que ha sido recibido con estupendas cr¨ªticas y su distinci¨®n como Nuevo Talento de Literatura Fnac. La escritora, que en la actualidad trabaja adem¨¢s como editora freelance,ha cultivado antes el relato y la poes¨ªa.
?¡°La noticia de un proyecto para repoblar aldeas me sirvi¨® como guinda para reflejar ese trasfondo un poco psic¨®tico que estamos viviendo por la crisis, y en el momento en que pens¨¦ en Por si se va la luz hab¨ªa adem¨¢s mucha preocupaci¨®n por el cambio clim¨¢tico¡±. El agotamiento de los recursos y la muerte como poder simb¨®lico acechan a los protagonistas de una manera espectral. Pero esta autora, que se recuerda siempre ligada a la lectura voraz y que rememora sus primeros pasos en la escritura con la redacci¨®n de cartas de ¡°15 p¨¢ginas¡± a sus amigos, ha huido de las respuestas, haciendo de la pulsi¨®n de ¡°no contar¡± un elemento central de la novela que la hace pisar la frontera de lo fant¨¢stico.
¡°?Cu¨¢nto hay de s¨ªndrome de Estocolmo en nosotros mismos?¡±, cuenta Moreno de la idea en la que ha trabajado, que se va desarrollando con una carga sustancial de prosa po¨¦tica. ¡°?Esta es la realidad que queremos? En el fondo siempre se sabe que hay un abismo, de que todo puede cambiar si uno quiere¡¡±. A medida que avanza Por si se va la luz, los personajes van perdiendo su seguridad sobre el marco devastador que aparentemente los rodea. En la novela, indica la escritora, vemos el eco de la paranoia que nos invade estos d¨ªas, en que las conclusiones se antojan imposibles. ¡°Hay tanta informaci¨®n que empezamos a tener psicosis, con la alimentaci¨®n, con la conspiraci¨®n, la pol¨ªtica¡ Conviven siempre varias realidades, te posicionas donde m¨¢s o menos puedes¡±.
As¨ª, en ese mundo o ¡°isla¡± que es la aldea de la novela, cada personaje cumple una funci¨®n en cierta manera fundadora. ¡°He escrito la novela pensando en los elementos necesarios para construir un sitio en el que podamos vivir otra vez. ?Qu¨¦ hace falta? ?C¨®mo podemos tirar hacia delante, desde lo afectivo y lo pr¨¢ctico?¡±.
Moreno a?ade que la novela representa para ella ¡°un alegato ¨ªntimo¡± de reinvenci¨®n. ¡°Algo que procede de mi incapacidad, cobard¨ªa o indecisi¨®n de enfrentarme a lo que no me gusta del sistema. Tenemos iPhones, pero dentro de poco no vamos a tener Seguridad Social¡±. Y se pregunta a modo de conclusi¨®n por el mundo que va a heredar su hija de dos a?os.
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