Una retratista del terror pol¨ªtico
La escritora Sofi Oksanen triunfa con su novela ¡®Cuando las palomas cayeron del cielo¡¯, sobre la huella de tiran¨ªas y conflictos b¨¦licos en el norte de Europa
Ella, Sofi Oksanen, sabe de las esquirlas del olvido, la crueldad y la asfixia del sue?o de libertad.
Detr¨¢s de esa mujer que hace girar cabezas a su paso por la Gran V¨ªa de Madrid, por su aspecto neog¨®tico-rasta glamuroso, est¨¢ una reconocida escritora y dramaturga finoestonia de 35 a?os, una exploradora de las tr¨¢gicas huellas que las diferentes tiran¨ªas que han asolado Estonia durante siglos han dejado en su poblaci¨®n. Sobre todo las de la larga sombra de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica y el nazismo.
¡°No s¨¦ si todo eso cambi¨® el coraz¨®n de una persona, pero s¨ª cambi¨® el coraz¨®n de la sociedad¡±.
Esa misma mujer, que cualquiera confunde con una estrella del rock primero, y luego con una modelo al ver sus dotes envidiables frente a los flases del fot¨®grafo, es una investigadora o esp¨ªa de la historia reciente de Estonia y Finlandia y, de paso, de la catastr¨®fica Europa del siglo XX.
¡°Si la I Guerra Mundial dio la libertad a los pa¨ªses n¨®rdicos, la segunda los puso a prueba, porque formaron parte de la conflagraci¨®n, pero fue como si no estuvieran. El mundo no se preocup¨® mucho por ellos, por lo que pasaba all¨ª durante la guerra, ni despu¨¦s con los sovi¨¦ticos en el caso de Estonia. All¨ª llegaron los nazis y luego los sovi¨¦ticos, as¨ª que la gente debi¨® sobrevivir y adaptarse velozmente a diferentes invasores¡±.
En los dos primeros libros buscaba revelar esos destinos humanos no contados de los vencidos, lo que se hab¨ªa quedado fuera de la historia. Ahora me adentro en esa versi¨®n oficial
El rastro de esa mentalidad emocional y pol¨ªtica lo relata la escritora fino-estonia, primero en Las vacas de Stalin y Baby Jane. Despu¨¦s, en Purga, una obra de teatro que convirti¨® en una novela reconocida como la mejor de Europa en 2010, de la que ha vendido m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares; y ahora lo hace con Cuando las palomas cayeron del cielo (ambas editadas por Salamandra), ganadora del Premio N¨®rdico 2013, y que ella misma adaptar¨¢ al teatro.
¡°En los dos primeros libros buscaba revelar esos destinos humanos no contados de los vencidos, lo que se hab¨ªa quedado fuera de la historia. Ahora me adentro en esa versi¨®n oficial. De c¨®mo se hizo la guerra all¨ª, seg¨²n los documentos y pruebas. He deconstruido lo que se ha dicho, he deconstruido la voz oficial¡±.
Un ejercicio de desenmascaramiento que la ha llevado a usar un tono m¨¢s seco, m¨¢s distante, para que la narraci¨®n resultara m¨¢s eficaz y su efecto lo notara el lector. Que impactara en ¨¦l a trav¨¦s del vocabulario, modos y lenguaje de la ¨¦poca que puede ser envolvente justo por su aparente frialdad. Aunque hay varias voces narradoras, Cuando las palomas cayeron del cielo tiene cuatro protagonistas: los primos Roland y Edgar, por un lado, y Rosalie y Judith, por el otro.
¡°Edgar es un personaje poco f¨ªsico, distinto a los otros, y tal vez su voz impregne toda la novela porque ¨¦l representa la rigurosidad de un sistema; la capacidad de algunas personas a adaptarse a las circunstancias, aunque atenten contra lo que creen es su verdadera personalidad¡±.
El tema de la libertad se ha convertido en Estonia m¨¢s en un mito. No saben de lo que hablan cuando piden la libertad, el concepto es diferente en cada pa¨ªs o regi¨®n. All¨ª es como si un ni?o quisiera nacer y no sabe qu¨¦ va a hacer con su vida
Edgar surge de un personaje real, y de ¨¦l esta novela. Se llamaba Edgar Mees. Fue esp¨ªa de cinco servicios secretos de inteligencia. Era un hombre fascinado por los personajes famosos de la ¨¦poca, y como quer¨ªa ser uno de ellos, construy¨® una vida artificial en la que ¨¦l era aviador. Ah¨ª est¨¢n sus fotos vestido de piloto junto a aviones, la impostura llevada casi al extremo. La reconstrucci¨®n de su verdadera biograf¨ªa. ?l quer¨ªa crear su propia historia oficial. Edgar representa no solo la impostura y la manipulaci¨®n, sino tambi¨¦n el don camale¨®nico de algunas personas y la misteriosa dualidad del individuo que se cree sus propias mentiras y cuyo transcurrir por la vida puede ser hasta cierto grado impune.
¡°No s¨¦ si todos los seres humanos mostramos verdaderamente c¨®mo somos en los conflictos, o si tenemos una personalidad para cada situaci¨®n¡ Mmm¡ Lo cierto es que hay algunos que se van con la corriente dominante. No s¨¦ si el coraz¨®n de una persona cambia tan dr¨¢sticamente, pero s¨ª s¨¦ que cambia el de una sociedad. Y el de Estonia cambi¨®. Ahora el n¨²cleo de su identidad es la a?oranza por la libertad tras siglos de pasar de mano en mano¡±.
Lo m¨¢s dif¨ªcil para Oksanen en el proceso de investigaci¨®n fue entender los c¨®digos de los servicios secretos. Tratar de entender el organigrama, la jerarquizaci¨®n. Y, claro, entrar en los recovecos del alma humana de la gente que buscaba sobrevivir y de quienes falseaban su propia vida.
¡°En la URSS era normal tener una doble identidad, desarrollaban esa faceta. Pero en tu casa eras t¨². Parte de eso ahora se refleja en Estonia en el lenguaje, en las maneras distintas de hablar, de las met¨¢foras. A¨²n hoy no han sabido hallar la respuesta de qu¨¦ es la libertad. De que se requiere responsabilidad para desarrollarla, pero ignoran esa parte. El tema de la libertad se ha convertido m¨¢s en un mito. No saben de lo que hablan cuando piden la libertad, el concepto es diferente en cada pa¨ªs o regi¨®n. All¨ª es como si un ni?o quisiera nacer y no sabe qu¨¦ va a hacer con su vida¡±.
Sofi Oksanen sabe de eso porque su madre es estonia y su padre finland¨¦s. Ha recreado un mundo en miniatura atrapado entre la lucha y el sue?o de una libertad desconocida, en el que de fondo suena una guerra que llega en taimada contundencia de botas proclamando la salvaci¨®n mientras inocula los estragos pol¨ªticos, sociales y personales donde se libran las principales batallas cuyas secuelas parecen no tener fin.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.