El secreto de la crueldad
P??skyset olivat jo menneet, mutta kurjet auroittivat taivasta kaulat suorina...", y la voz en fin¨¦s de Sofi Oksanen leyendo un pasaje de su novela Purga suena como una oraci¨®n solitaria en un bar en penumbra de cuyo techo caen delgadas columnas de luz. Es el comienzo de un cap¨ªtulo que condensa en una met¨¢fora la historia que narra y el libro mismo, la de la tr¨¢gica realidad emocional y pol¨ªtica de Estonia en el siglo XX ocupada primero por los nazis y luego medio siglo por la tiran¨ªa sovi¨¦tica y la de su estilo. "...Niiden huuto satoi peltoon ja s?rki Aliiden p??t?...", contin¨²a ella hasta acabar la entrevista en Helsinki por una novela que est¨¢ ganando desde hace dos a?os los premios m¨¢s importantes de Europa.
"Es un sistema de lavado de cerebro. En Estonia a¨²n podemos hallar huellas de esa mentalidad sovi¨¦tica, lleva a?os lograr que cambien aspectos del alma"
"En los Estados b¨¢lticos, Igualdad es una palabra que a¨²n suena sospechosa y es dif¨ªcil explicar la libertad de expresi¨®n"
Poco antes de que empezara a leer en fin¨¦s: "Las golondrinas ya se hab¨ªan marchado, pero las grullas cruzaban el cielo en formaci¨®n y con los cuellos estirados...", la escritora fino-estonia, de 34 a?os, hab¨ªa explicado sus intereses literarios y las cicatrices dejadas en los estonios tras medio siglo de dictadura, vejaciones e impostura y los conflictos del presente como el tr¨¢fico de personas. Fue cuando denunci¨® la larga sombra de Rusia: "A pesar de los problemas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y las v¨ªctimas, uno de los aspectos en el que estoy m¨¢s interesada es el de los efectos mentales; es un sistema de lavado de cerebro. Incluso ahora que Estonia es un pa¨ªs europeo, podemos hallar peque?as huellas de esa mentalidad sovi¨¦tica; lleva a?os, muchos a?os, lograr que cambien estos aspectos del alma de los ciudadanos y tambi¨¦n los valores de la sociedad". Oksanen calla..., coge la taza transparente del capuchino con la espuma sec¨¢ndose por sus paredes y toma su pen¨²ltimo sorbo.
Puhdistus. Purga.
Eso es lo que muestra la novela en varios niveles: el pol¨ªtico y el social, pero sobre todo, las esquirlas que desprende un f¨¦rreo sistema en el ¨¢mbito personal, ps¨ªquico y sentimental. Un mosaico del verdadero coraz¨®n de la Estonia bajo el yugo sovi¨¦tico. La escritora describe ese mundo juntando la vida de dos mujeres de diferentes generaciones que deben confrontar su pasado y su presente, Aliide y Zara. Lo narra a ritmo de thriller trenzado de drama amoroso y secretos. Y deja claro c¨®mo algunas felicidades prometidas por ciertos reg¨ªmenes o personas no son m¨¢s que una felicidad emponzo?ada.
?C¨®mo supo ella esas historias? En Helsinki, bajo el azul luminoso dejado por una nevada, Sofi Oksanen llega al bar-nightclub Ahjo abierto para esta entrevista. Atraviesa el vest¨ªbulo de bebidas de colores, baja una corta escalera y se interna en un amplio sal¨®n semioscuro. Saluda. Se detiene, y su vestuario de negro riguroso le hace improvisar una fugaz escena del teatro negro de Praga donde su rostro, enmarcado por una abombada melena azabache de rastas, es lo ¨²nico claro. ?Solo por tres segundos! Hasta que se quita una bufanda negra que deja al descubierto una gargantilla de perlas gigantes. Da cuatro pasos, pone el abrigo sobre una de las butacas del rinc¨®n y se sienta en otra quedando escoltada por la oscuridad esparcida de columnas de luz cenital.
Ella, Oksanen, es el punto de encuentro de dos pa¨ªses hermanados hist¨®rica y culturalmente: es de madre estonia y padre finland¨¦s. Adem¨¢s, porque los novelistas estonios no suelen tratar el pasado reciente como ha hecho ella con Purga. Ya antes, en 2003, hab¨ªa llamado la atenci¨®n con Las vacas de Stalin (451 Editores) al hurgar en la historia de una Europa dividida entre el Este y el Oeste, y dos a?os despu¨¦s con Baby Jane, sobre la relaci¨®n entre sus dos pa¨ªses, lo cual le ha llevado a popularizar una Finlandia literaria m¨¢s all¨¢ del long-seller de Mika Waltari, Sinuh¨¦, el egipcio.
En el sal¨®n solo se oye su voz, un tris cavernosa, que empieza a reconstruir parte de su pasado y de su familia, esenciales en su obra. Su madre estonia se cas¨® con un finland¨¦s en 1974, dos a?os despu¨¦s se trasladaron a Finlandia y el 7 de enero de 1977 naci¨® ella. Varias veces la llevaron a ver a sus abuelos que viv¨ªan en un kolj¨®s, cooperativa agr¨ªcola sovi¨¦tica, al oeste de Estonia, en una zona rural militarizada y de dif¨ªcil acceso... Un camarero se acerca y ella pide un capuchino, en lugar de su habitual caf¨¦ a la hora de escribir y priv¨¢ndose del cigarrillo... Desde peque?a vio, oy¨® y sinti¨® la aut¨¦ntica Estonia sovi¨¦tica. Su infancia estuvo poblada de murmullos de historias ajenas, quejas y lamentos. Intuy¨® el valor de la mentira y la impostura para sobrevivir. Siberia, Siberia. Una palabra que sol¨ªa estar en aquellos relatos que se refer¨ªan a los miles de personas que "se hab¨ªan ido a vivir a all¨ª. Hasta que en los noventa se le empez¨® a llamar por su nombre: ?deportaci¨®n. Exilio!". Adem¨¢s, el contacto con sus abuelos era complicado. "Los tel¨¦fonos estaban intervenidos y no pod¨ªas hablar de nada abiertamente; sin contar con que encargar la conferencia telef¨®nica era un proceso delicado. Las cartas se censuraban y no pod¨ªas escribir de ciertas cosas. Mis cartas infantiles, por supuesto, no lo eran. Pero mi madre y mis parientes ten¨ªan un c¨®digo: hac¨ªan unas marcas que convert¨ªan la frase en todo lo contrario".
Un progresivo y suave aroma de caf¨¦ altera el aire. El camarero vuelve con una taza alta de cristal, rebosante de espuma de capuchino, y una cucharilla de mango largo. Las coloca sobre una mesita negra con un vidrio que las refleja n¨ªtidas. Oksanen se inclina a coger la taza y su imagen tambi¨¦n se duplica sobre el vidrio, al tiempo que este hace lo mismo sobre sus gafas. Toma un sorbo y misteriosamente sus labios de rojo esquivan la espuma. Retoma la conversaci¨®n sobre su familia, y pasa a hablar de la Universidad de Helsinki donde estaba un poco harta de investigar y explorar los textos de los dem¨¢s. As¨ª decidi¨® entrar en la Academia de Teatro y realizar su sue?o de dramaturga. Era el mejor sitio para aprender a escribir, ya que no hab¨ªa talleres de escritura creativa. En febrero de 2007, ya con dos novelas, estren¨® su primera obra en el Teatro Nacional de Finlandia: Puhdistus. ??xito! Y ese ¨¦xito modific¨® su destino al querer hacer una versi¨®n novelada que public¨® en 2008. La transformaci¨®n de teatro a novela no fue tan dif¨ªcil. "Los personajes y el mundo ya estaban. El t¨ªtulo tambi¨¦n". Desde entonces no han cesado las distinciones a mejor libro de Finlandia, del Consejo N¨®rdico, el Femina de Literatura Extranjera o el Premio Europeo a la Mejor Novela de 2010, y que acaba de editar en Espa?a Salamandra, en castellano, y La Magrana, en catal¨¢n.
?D¨®nde puede estar la clave de su acogida? Sofi Oksanen se acomoda en la butaca mientras recoge su larga melena de rastas, algunas moradas, sobre los hombros. Aparte de la estructura de p¨¦ndulo, de ir del presente al pasado con tres historias que van armando el puzle de sus vidas en un thriller, es clave el punto de vista del narrador. Uno muy humano que por momentos toma distancia o busca la complicidad del lector o se implica en la historia. "En las primeras versiones de Purga el narrador hablaba en primera persona. Pero en un momento dado lo cambi¨¦ a la tercera, as¨ª adquiri¨® la voz definitiva. Pero es cierto que tanto en Las vacas de Stalin como en la novela que estoy escribiendo, est¨¢n escritas en la primera persona que me sale natural; aunque en esta ¨²ltima eso puede cambiar".
Los detalles son cruciales en Purga. A veces duros. "Supongo que como se dice, la verdad est¨¢ siempre en los detalles, y como ha dicho un colega finland¨¦s: si quieres escribir sobre sexo para que no parezca pornograf¨ªa tienes que ahondar en los detalles. Y es as¨ª tanto para el sexo como para la violencia. No me gusta distanciarme. Me gusta que el lector entre en la historia a trav¨¦s de informaci¨®n visual, auditiva; de c¨®mo se sienten las cosas desde el punto de vista material, no olvidar los aspectos sensuales".
Tratar de involucrar los cinco sentidos no fue tan dif¨ªcil. "En cambio s¨ª lo fue acertar en los detalles del periodo hist¨®rico. Son temas que no est¨¢n en los libros de historia o investigaciones; por ejemplo, la clase de pomo de una puerta o el dise?o de las cortinas. Al evocar mi infancia en Estonia record¨¦ hasta qu¨¦ punto era un mundo diferente del de Finlandia y del occidental", cuenta la escritora en un tono m¨¢s desapacible. "Debido a la ocupaci¨®n sovi¨¦tica y al atraso econ¨®mico era como un museo al aire libre. Esas experiencias de ni?a han sido clave para m¨ª como escritora".
Y a los recuerdos se sumaron la b¨²squeda de testimonios y documentaci¨®n sobre temas cotidianos, de costumbres. La comida tiene un homenaje. Oksanen sonr¨ªe complacida ante la reminiscencia. "En Estonia, por ejemplo, al poco tiempo de la crisis se agotaron las existencias de los tarros o frascos porque todo el mundo se puso a hacer conservas como una reacci¨®n autom¨¢tica. En cambio, en Finlandia las alacenas est¨¢n vac¨ªas". De pronto, en sus ojos aguamarina se atisba un cambio y su voz se torna entre alegre y nost¨¢lgica al decir que investig¨® en las viejas revistas femeninas estonias. "Entend¨ª que ten¨ªa un punto ciego en mi mente de c¨®mo hab¨ªa sido visualmente Estonia en la ¨¦poca presovi¨¦tica", dice mientras coge la cucharilla para remover el capuchino, y se reaviva la espuma de las paredes de la taza.
Purga comienza y termina en 1992. Un a?o despu¨¦s de su independencia y tres de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Desde esa fecha se recrea el pasado de los personajes y traza un fresco de su presente y del pa¨ªs. "Estonia ha tenido un enorme progreso en 20 a?os. La verdad es que se han hecho las cosas bastante bien en el sentido de que se ha logrado crear un Estado legal y acabar con la corrupci¨®n, con ¨¦xito en comparaci¨®n con pa¨ªses cercanos como Lituania y Letonia. Se ha conseguido reducir el crimen. Estonia tiene ahora el euro, pertenece a la Uni¨®n Europea y a la OTAN, lo cual la hace m¨¢s conectada que Finlandia, que no pertenece a la OTAN. A pesar de la crisis actual, ha conseguido la confianza de la Uni¨®n Europea". Y un deje orgulloso se nota en su voz: "El progreso en las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n ha sido sorprendente, es la naci¨®n mejor conectada a Internet de Europa".
Pero el pasado sigue ah¨ª. En los mismos dos ¨¢mbitos: pol¨ªtico-social y personal. "No ha sido f¨¢cil curar las heridas. Est¨¢ mejorando, pero el pasado es complicado. Y lo es de maneras concretas. Por ejemplo, la frontera con Rusia todav¨ªa no est¨¢ ratificada y la gran minor¨ªa de ciudadanos de Estonia que hablan ruso son un problema; bueno, ellos no, pero Rusia los est¨¢ usando en su pol¨ªtica exterior. Hace un momento dec¨ªa que se ha reducido la corrupci¨®n, aunque la verdad es que cada tanto sale un asunto donde un pol¨ªtico ha recibido un soborno de Rusia y eso genera mucha complicaci¨®n".
El saqueo de las emociones y sus consecuencias son otra cosa. Como cuando un cuervo se va pero las ondas de su graznido se congelan. "A pesar de los problemas de la URSS y las v¨ªctimas, uno de los aspectos en el que estoy m¨¢s interesada son los efectos mentales, es un sistema de lavado de cerebro. Incluso ahora...", y es cuando se lamenta de las heridas dejadas por el r¨¦gimen. Calla, toma su pen¨²ltimo sorbo de capuchino y deja la taza donde el aire va devorando r¨¢pidamente la espuma adherida al cristal.
Puhdistus. Purga.
Los tiempos no acaban de sincronizarse.
El tiempo a¨²n no ha devuelto a algunas palabras mancilladas su real significado.
"En los Estados b¨¢lticos, Igualdad es una palabra que a¨²n suena sospechosa, mal, porque oficialmente en la ¨¦poca sovi¨¦tica todo el mundo era igual, pero no lo era. Por lo tanto, sigue sin haber confianza. Sucede lo mismo con la libertad de expresi¨®n. Es dif¨ªcil explicar por qu¨¦ hay que permitir que se expresen puntos de vista opuestos en defensa del derecho a la libertad de expresi¨®n. O por qu¨¦ hay que proteger a las minor¨ªas. Hay cierta desconfianza y se sigue usando una frase antigua: 'Nunca se sabe".
Y aquel presente-futuro de la liberaci¨®n, reconoce Oksanen, trajo consigo otros problemas, o los hizo visibles. "Cuando empec¨¦ no sab¨ªa que iba a escribir sobre tr¨¢fico de personas. S¨ª sab¨ªa que quer¨ªa hablar sobre la violaci¨®n como un crimen de guerra. Descubr¨ª que esas v¨ªctimas de diferentes lugares y or¨ªgenes religiosos ten¨ªan experiencias parecidas. Supe que las v¨ªctimas de tr¨¢fico de personas ten¨ªan las mismas reacciones traum¨¢ticas que las de la violaci¨®n en la guerra. Deb¨ªa mostrar que incluso la llegada de la libertad no hab¨ªa sido igual para todos. Los pa¨ªses b¨¢lticos son muy j¨®venes y no han podido desarrollar un Estado de bienestar, de manera que cuando aparece una crisis los golpea de manera brutal".
Toma el ¨²ltimo sorbo del capuchino, que saborea hasta el fondo. Ahora sus reflexiones exploran las esclavitudes de la modernidad all¨ª. "El materialismo es una de ellas. Mientras los finlandeses quieren ser due?os de su coche o apartamento, en Estonia lo que realmente importa es aparentar ser rico. ?Deslumbrar! Los coches de marca y los apartamentos son todos alquilados y la ropa tiene m¨¢s importancia que para los finlandeses". Hace una pausa para aclarar con un asomo de sonrisa que "Estonia ha atravesado tantos cambios y reformas del suelo que no es aconsejable comprar tierra porque nunca se sabe".
Y tras una sonrisa ir¨®nica, llega una frase seria ante la pregunta de la posici¨®n, oficialmente neutral, de Finlandia durante la ¨¦poca sovi¨¦tica. "No era realmente neutral. El periodo de la finlandizaci¨®n del efecto que la Uni¨®n Sovi¨¦tica tuvo sobre el pa¨ªs fue muy fuerte. Finlandia era independiente, pero todas las decisiones importantes las ten¨ªa que aprobar Rusia", y relata algunos episodios en los cuales Finlandia dio la espalda a los estonios. Ahora es distinto, "?claro!". La relaci¨®n es m¨¢s estrecha. Adem¨¢s, muchas empresas finlandesas est¨¢n presentes all¨¢. Algo que, asegura la autora, debe relacionarse con el descenso de los niveles de corrupci¨®n. "Todo esto hace que Finlandia se considere como el hermano mayor de Estonia, y a ellos no les gusta que se les vea como a un hermano menor".
Sofi Oksanen abre un ejemplar en fin¨¦s de Puhdistus. Se acomoda en el borde de la butaca, la mesita muestra en negativo su cara oculta por la novela, la taza de cristal porosa de espuma y la cucharilla que acoge una chispa de luz, y empieza a leer de manera cautivadora: "P??skyset olivat jo menneet... Las golondrinas ya se hab¨ªan marchado, pero las grullas cruzaban el cielo en formaci¨®n y con los cuellos estirados. Su graznar resonaba por los campos y hac¨ªa que a Aliide le doliera la cabeza. Al contrario que ella, las aves eran... Toisin kuin h?n, ne p??siv?t posi, niill? oli vapaus l?hte?...".
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