La realidad quebradiza
Maestro del cuento, autor de relatos fant¨¢sticos, Merino gana el Nacional de Narrativa con su novela m¨¢s realista
Aunque sea un maestro del cuento ¡ªy un te¨®rico, ojo, del g¨¦nero¡ª, aunque sea un estupendo escritor de relatos fant¨¢sticos ¡ªy un te¨®rico, ojo, del g¨¦nero¡ª, Jos¨¦ Mar¨ªa Merino, que tiene casi todos los premios, los m¨¢s prestigiosos, acaba de obtener el que ¡ªno s¨¦ si sorprendentemente¡ª le faltaba, el Nacional de Literatura. Ah, pero ?no lo ten¨ªa por La orilla oscura (Alfaguara, 1985)?, que para este lector sigue siendo uno sus mejores libros y uno de los grandes t¨ªtulos de lo que, entonces, mediados de los ochenta, se empez¨® a llamar, una vez m¨¢s, nueva narrativa hisp¨¢nica. No, por La orilla oscura obtuvo el Premio de la Cr¨ªtica: ah, bueno. Y ciertamente, s¨ª, desde que en 1976 ganara el entonces significativo Premio Novelas y Cuentos ¡ªdenominaci¨®n que le iba y le va como anillo al dedo¡ª con Novela de Andr¨¦s Choz, un libro no muy al uso de los entonces usos literarios del periodo de postard¨ªofranquismo ¡ªperd¨®n por el barbarismo¡ª, Merino, ese leon¨¦s que naci¨® lejos del Viejo Reino, dado que lo hizo en A Coru?a ¡ªcomo ponen ya desde hace tiempo las solapas de sus libros, y en el 41: es, pues, un se?or mayor en envidiable buena forma literaria¡ª, ha transitado por terrenos fantasiosos, de largo recorrido, sus novelas, urbanas o rurales, hispanas, o latinoamericanas (me atrever¨ªa a decir que pocos escritores peninsulares se han acercado con tal curiosidad a terrenos literarios de la otra orilla de la mancha del idioma com¨²n), o de menor distancia, aunque no de menor intensidad, como es el cuento y, desde luego, el microrrelato, esa cosa tan en boga, en ambas orillas, y en la que ¨¦l destaca sobremanera sin avasallar.
Y ahora, qu¨¦ cosas, le han dado el premio mayor, el de Narrativa 2012, a la tal vez su novela m¨¢s realista, junto a otra novela, que uno desde su capricho prefiere con todo: El heredero, de 2003. El r¨ªo del Ed¨¦n, su novela ahora premiada, es, s¨ª, uno de sus relatos m¨¢s realistas, aunque, como es habitual en la narrativa de Merino, lo m¨¢gico, el mito, lo ed¨¦nico, la p¨¦rdida del para¨ªso ¡ªalgunas de sus obsesiones literarias¡ª no est¨¢n ausentes, en ese viaje inici¨¢tico ¡ªel viaje como fuente de conocimiento es otra de sus obsesiones¡ª de un padre, con sus secretos y frustraciones, culpas y resentimientos, reproches y errores en el macuto, que acompa?a a su hijo, un chicod¨¢un ¡ªcon s¨ªndrome de Down: acaso el precio a pagar por unos padres que huyeron o fueron expulsados del para¨ªso¡ª, a aventar las cenizas de su mujer, de su madre. Arriesgando con una segunda persona ¡ªun t¨² dif¨ªcil de sostener a lo largo de toda la novela, y lo consigue¡ª, apurando con ciertas dosis de sentimentalidad que se puede en alg¨²n momento despe?ar en un f¨¢cil sentimentalismo, Merino logra mantener el equilibro al pie del precipicio. Como un caballero sure?o. Y salir airoso, y es que, como se titulaba una antolog¨ªa de cuentos suyos (P¨¢ginas de Espuma, tambi¨¦n 2012), la realidad siempre es quebradiza. Lo dem¨¢s es oficio y acierto. Talento.
Babelia
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