¡®Homeland¡¯ en Caracas
Un cap¨ªtulo de la serie estadounidense recrea el ambiente de la Torre de David, un edificio-zigurat inconcluso y lleno de okupas que refleja las carencias de Venezuela
Que el marine estadounidense Nicholas Brody aparezca en Catia La Mar, en el litoral central venezolano, parece una alucinaci¨®n. No lo es. El tercer cap¨ªtulo de la tercera temporada de Homeland fue filmado en Puerto Rico y simul¨® una locaci¨®n venezolana que supera la imaginaci¨®n del guionista m¨¢s creativo. Se trata de la Torre David, un zigurat inconcluso por la crisis financiera de 1994, y que sirve de morada a varias familias que no tienen donde vivir.
No viene al caso contar c¨®mo ese edificio, construido en una ¨¦poca en la que Caracas promet¨ªa seguir creciendo como una urbe pujante y moderna, fue invadido por okupas y est¨¢ controlado por un exdelincuente reconvertido en pastor evang¨¦lico. Lo que interesa para los televidentes en Venezuela no es incluso la trama de la serie que protagonizan Claire Danes (Carrie Mathinson) y Damien Lewis (Nicholas Brody), sino por qu¨¦ ese edificio se ha convertido en una pertinente postal de la era chavista.
Repasemos el cap¨ªtulo: Brody llega mal herido a Catia La Mar ¨Cuna escena, por cierto, muy mal lograda. La ciudad no tiene costas v¨ªrgenes como la mostrada¨C y es llevado en una camioneta hacia Caracas, que en la vida real est¨¢ a media hora de camino. El hombre est¨¢ huyendo. Su cabeza tiene precio. Diez millones de d¨®lares. Al final de la segunda temporada explota una bomba colocada en su coche mientras se desarrolla el funeral del vicepresidente de Estados Unidos.
Con los ojos entrecerrados Brody puede entrever el desorden y el caos de una ciudad donde lo provisional suele ser eterno. La camioneta se detiene en un s¨®tano oscuro, pobremente iluminado, donde hay un catre y pinzas de las que se utilizan en los quir¨®fanos para tasajear a los pacientes. El doctor Graham (Todd Erik Dellums) introduce una de esas herramientas en una herida que vomita sangre hasta extraer la bala. Un ni?o y una chica, que fungir¨¢ a lo largo del cap¨ªtulo como su enfermera, se encargan de vendar a Brody y cuidar de ¨¦l hasta que amanece.
Con los ojos entrecerrados Brody puede entrever el caos de una ciudad donde lo provisional suele ser eterno
Cuando eso ocurre el marine estadounidense no sabe d¨®nde est¨¢, pero de inmediato parece alumbrado por la limpia luz de esta ciudad. Desde las bases del edificio vemos el cerro ?vila, los pedazos de vegetaci¨®n que no han sido colonizados por las construcciones, y el horizonte de una ciudad deteriorada que tiene en la Torre David al espejo de su propia destrucci¨®n. De eso parece darse cuenta Brody en las l¨ªricas escenas que se muestran a medida que recupera el vigor, mientras camina por pasillos en obra limpia, que dejan ver el interior de apartamentos con paredes sin friso ni ventanas, a ni?os corriendo o a una pareja haciendo el amor. ?C¨®mo es posible que en esta bella ciudad tambi¨¦n pueda ocurrir semejante caos?
¡°Es un loco edificio venezolano¡±, responde el m¨¦dico Graham mientras retoca el vendaje de Brody en su apartamento en el que destaca un enorme mural de Hugo Ch¨¢vez con barba, como si fuera el Jesucristo del lugar. ¡°La llaman la Torre de David. No es por el Rey David, Dios no lo quiera. Es por David Brillembourg, el banquero eg¨®latra que la encarg¨®. Desafortunadamente David muri¨® antes de que se terminara y luego toda la econom¨ªa muri¨®. Se detuvo la construcci¨®n, llegaron los okupas y voila¡±. Es una escena memorable porque alude de frente y sin miramientos a la situaci¨®n venezolana. Brody pregunta: ¡°?Y por qu¨¦ est¨¢s aqu¨ª?¡±. Graham responde: ¡°Porque este es el lugar que nos acepta¡±.
Los excluidos que residen en la Torre David est¨¢n inapelablemente retratados en esta ¨²ltima frase. Aventados por los altos costos de los alquileres, la falta de oferta y una precaria situaci¨®n econ¨®mica, las personas que no tienen d¨®nde vivir fueron ocupando esa torre desde 2001. Es un lugar colonizado por ellos y por tanto sometidos a sus leyes. Bien lo describe la escena donde el jefe del edificio le entrega el pasaporte que le hab¨ªan robado a Brody. Cuando el marine identifica a la persona responsable, presente en la escena, el l¨ªder da la orden de que lo arrojen al vac¨ªo.
El gobierno apenas se dio por enterado de la transmisi¨®n mediante una columna de opini¨®n publicada en la p¨¢gina web del Sistema Bolivariano de Comunicaci¨®n e Informaci¨®n (Sibci). La nota reclamaba que no se rese?aran los ¨ªconos arquitect¨®nicos o naturales como se hace en otras ciudades. Se trata de una respuesta que revela la relaci¨®n del venezolano con su pa¨ªs. Solemos reconocernos en los monumentos naturales pero no en nuestras creaciones culturales. ¡°Sus directores van directamente a la Torre, que intentan colocar como el nuevo s¨ªmbolo de la capital venezolana¡±, contin¨²a el art¨ªculo. ¡°?Qu¨¦ razones hay para que Venezuela aparezca en una serie que el presidente Obama abiertamente apoya y anima a ver, y que cuenta con el respaldo y el apoyo de la CIA? ?Es una especie de preparaci¨®n para que el pueblo estadounidense justifique cualquier agresi¨®n a nuestro pa¨ªs? El tiempo lo dir¨¢¡±, concluye el texto.
Se desconoce cu¨¢ntos venezolanos vieron el cap¨ªtulo transmitido el lunes 21 de octubre en horario estelar por la cadena Fox. Pero s¨ª se diera el milagro de que todos estuvieran esper¨¢ndolo su emisi¨®n como un partido entre Caracas y Magallanes en la liga local de beisbol, apenas la cifra llegar¨ªa al 52,3% de los hogares. Los datos del regulador Conatel corresponden al cierre del segundo trimestre de 2013. A eso hay que sumarle que m¨¢s de 600.000 usuarios no pagan el servicio. Una cantidad por la cual no vale la pena que el gobierno haga un esc¨¢ndalo y provoque, entonces s¨ª, que todo el mundo quiera ver la peor versi¨®n que ofrece este pa¨ªs.
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