En voz alta y para todos
Leer diariamente 15 minutos a sus hijos marcar¨¢ la diferencia cuando se incorporen a la escuela Se va a cumplir un siglo de la primera publicaci¨®n de 'Du c?t¨¦ de chez Swann' de Marcel Proust
Aunque les cueste creerlo, la lectura silente no se generaliz¨® en Europa hasta muy entrada la Edad Media. A san Agust¨ªn, como es sabido, esa pr¨¢ctica le resultaba suficientemente ins¨®lita como para consignar en su autobiograf¨ªa intelectual la impresi¨®n que le caus¨® observar a san Ambrosio absorto en la lectura: ¡°Cuando le¨ªa, hac¨ªalo pasando la vista por encima de las p¨¢ginas, penetrando su alma en el sentido sin decir palabra ni mover la lengua. Muchas veces (¡) le vi leer calladamente (tacite), y nunca de otro modo¡± (Las confesiones, VI, III). La lectura silenciosa contribuy¨®, entre otras cosas, a una m¨¢s intensa comuni¨®n de lector y texto. Y, adem¨¢s, a que se apaciguase el formidable guirigay en que se desarrollaba la actividad cotidiana de las grandes bibliotecas p¨²blicas. Pero leer en voz alta tiene tambi¨¦n sus ventajas. As¨ª lo proclama la asociaci¨®n estadounidense Read Aloud, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que insiste en que leer diariamente 15 minutos a sus hijos marcar¨¢ la diferencia cuando los ni?os se incorporen a la escuela. De hecho, afirman, la lectura en voz alta es lo m¨¢s importante que los padres o tutores pueden hacer para ayudar a sus hijos a aprender: desarrolla, entre otros bienes morales y afectivos, las destrezas ling¨¹¨ªsticas, la comprensi¨®n lectora, el gusto por la lectura y la habilidad narrativa. S¨®lo 15 minutos de lectura durante los primeros cinco a?os de la vida de un ni?o suponen m¨¢s de 450 horas de inmersi¨®n en un mundo de placer e informaci¨®n que ser¨¢ definitivo para su desarrollo. Me pregunto cu¨¢ntos padres espa?oles buscan tiempo para practicar con sus hijos esa saludable costumbre que tanto redundar¨ªa en evitar el rampante fracaso escolar. En todo caso, y seg¨²n datos proporcionados por el ISBN, la producci¨®n de t¨ªtulos ¡°infantiles, juveniles y did¨¢cticos¡± (sea lo que sea lo que signifique el ¨²ltimo adjetivo) es uno de los pocos subsectores de la edici¨®n que ha experimentado aumento en lo que va de a?o. Entre los ¨²ltimos libros infantiles que he tenido el placer de ver y leer (en voz baja, sin embargo) destaco La historia de los bonobos con gafas, de Adela Tur¨ªn y Nella Bosnia (Kalandraka), un divertido relato sobre los estereotipos de g¨¦nero, y Alba bla bla y yo (editorial Adriana Hidalgo), de Alex Cousseau y Anne Lisse Boutin, que cuenta una estupenda historia sobre los conflictos del lenguaje en los ni?os, con uno que ha perdido la boca (y no puede hablar, ni sonre¨ªr) y otra que no para de hablar. Y, adem¨¢s, en voz alta.
Benjamin
Juan Barja (A Coru?a, 1951) es uno de esos intelectuales que, si no existieran, habr¨ªa que inventar. Editor, ensayista, poeta y traductor, su nombre est¨¢ ligado, entre otras muchas empresas culturales, a Abada, uno de los sellos m¨¢s exigentes en la publicaci¨®n de pensamiento y no ficci¨®n contempor¨¢neos. Director desde 2004 del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, ha suplido los recortes de presupuesto con una actividad y una imaginaci¨®n de la que deja constancia su envidiada y siempre bien repleta programaci¨®n. Y, adem¨¢s, le ha dado tiempo a seguir publicando ensayos, pr¨®logos, art¨ªculos, alg¨²n intenso poemario como Fin de fuga y algunas importantes traducciones, entre las que hoy quiero destacar los ¡ªhasta ahora¡ª cinco espl¨¦ndidos vol¨²menes de la Poes¨ªa de Fernando Pessoa (en colaboraci¨®n con Juana Inarejos) y el primer volumen de la Obra de los Pasajes (Abada), la obra p¨®stuma de Walter Benjamin (de la que exist¨ªa otra edici¨®n en Akal), que muchos cr¨ªticos consideran la culminaci¨®n de su pensamiento cr¨ªtico. Benjamin comenz¨® a tomar notas para este gigantesco palimpsesto ca¨®tico e inacabado en 1927, como base para un art¨ªculo que pensaba escribir con Franz Hessel acerca de Par¨ªs como capital del siglo XIX y ep¨ªtome de la modernidad. Luego, el manuscrito fue creciendo y mutando su estructura como una met¨¢stasis que todo lo invade: desde el urbanismo de Haussman y los pasajes comerciales hasta la moda, pasando por iconos urbanos como la prostituta o el fl?neur, ese apasionado observador de la ciudad que Benjamin, influido a la vez por Baudelaire y Simmel, contempla como figura sintom¨¢tica de la modernidad y el cosmopolitismo. Cuando el jud¨ªo (y marxista) Benjamin tuvo que abandonar Par¨ªs por la llegada de los nazis, dej¨® los papeles de sus Passagenwerk al cuidado de su amigo Georges Bataille, que lo escondi¨® en un archivo de la Biblioth¨¨que Nationale, donde fue descubierto a?os m¨¢s tarde. La edici¨®n de Abada sigue la can¨®nica de Rolf Tiedemann (1982) y forma parte de las Obras de Benjamin, de las que Abada ya ha publicado varios vol¨²menes. El libro, cuya misma fragmentaci¨®n rechaza la lectura continua y sistem¨¢tica, se ha convertido en una obra de referencia fundamental acerca de la ciudad moderna, y sus reflexiones y epifan¨ªas contin¨²an sugiriendo ideas y l¨ªneas de trabajo a cuantos lo frecuentan.
Meaulnes
Benjamin, por cierto, fue traductor de Proust. Lo consigno cuando se va a cumplir (el 14 de noviembre) un siglo de la primera publicaci¨®n de Du c?t¨¦ de chez Swann por Grasset, una editorial que su autor abandonar¨ªa m¨¢s tarde por Gallimard. Quiz¨¢s esa sea una de las principales fechas clave de la literatura europea del siglo XX: un acontecimiento ¡ªen un a?o repleto de grandes aniversarios franceses: Diderot, Cocteau, Camus¡ª con tanta aura literaria que casi no deja espacio para conmemorar otros m¨¢s modestos. Y, sin embargo, en 1913, y pocos d¨ªas antes de que apareciera el primer tomo del opus magnum de Proust, tambi¨¦n se public¨® El gran Meaulnes, de Alain-Fournier (1886-1914), un libro del que se han hecho incontables ediciones y que pasa por ser una de las cumbres de la novela po¨¦tica post-simbolista. La le¨ª cuando ten¨ªa 15 o 16 a?os, y a¨²n recuerdo la fascinaci¨®n que me produjo aquella b¨²squeda obsesiva del amor en un espacio en que lo real, lo so?ado y el recuerdo se fund¨ªan como s¨®lo pueden hacerlo en el coraz¨®n de un adolescente. Alianza la tiene publicada, con el t¨ªtulo de Meaulnes, el grande, en traducci¨®n de Ram¨®n Buenaventura.
Fant¨¢stico
Las librer¨ªas comienzan a poblarse de libros ¡°navide?os¡±. Atalanta, como cada a?o, saca el suyo: una estupenda Antolog¨ªa universal del relato fant¨¢stico editada por Jacobo Siruela. Desde la Anthologie du fantastique (1966) de Roger Caillois, que ocupa un lugar de honor en la estanter¨ªa de mi biblioteca (junto a la Antolog¨ªa de la literatura fant¨¢stica, de Borges, Bioy y Ocampo, y los Cuentos ¨²nicos editados por Javier Mar¨ªas), no ten¨ªa en mis manos una selecci¨®n tan manejable (1.200 p¨¢ginas en semibiblia), impecable e indiscutible, por m¨¢s que en ella se aprecien los gustos muy personales de un editor tan proclive al g¨¦nero: si no est¨¢n todos los que son, al menos son todos los que est¨¢n, lo que no es poco. Bien traducidos y presentados, con un apasionado exordio en el que Siruela traza una reivindicaci¨®n de la literatura fant¨¢stica en su muy variado despliegue hist¨®rico. Este a?o, y debido a la contracci¨®n del mercado, la competencia entre los libros de regalo ser¨¢ mucho m¨¢s dura, pero aqu¨ª tienen mi primera sugerencia. De nada.
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