La embajada expresiva del butoh
Festivales de Madrid y Barcelona concentran d¨ªas espect¨¢culos con figuras de esta provocativa danza japonesa
Los actos culturales del A?o Dual Espa?a-Jap¨®n para conmemorar los 400 a?os de relaciones entre ambos pa¨ªses siguen deparando novedades. Tras el reciente estreno en Espa?a del sorprendente espect¨¢culo de marionetas bunraku Los amantes suicidas de Sonezaki, llega una extraordinaria muestra de butoh, un g¨¦nero ecl¨¦ctico que a¨²na la danza, la expresi¨®n corporal, la performance y todas las manifestaciones esc¨¦nicas que permite la libertad creadora de sus autores. Y la embajada butoh, auspiciada por la Fundaci¨®n Jap¨®n, aterriza estos d¨ªas por partida doble: en el festival Madrid en Danza, en los Teatros del Canal, y en otro certamen, que cumple su sexta edici¨®n, Barcelona en Butoh.
Virus, que se estrena hoy en Madrid (con tres representaciones hasta el s¨¢bado pr¨®ximo) fue presentado en Jap¨®n el pasado a?o para conmemorar los 40 a?os de la compa?¨ªa que lo ejecuta, Dairakudakan. Su l¨ªder es Akaji Maro (de 62 a?os), bailar¨ªn, core¨®grafo y vers¨¢til actor de cine y televisi¨®n con 17 pel¨ªculas en su haber, entre ellas Kill Bill (donde interpreta al Boss Ozawa).
Erotismo, horror, entusiasmo, calma, crueldad, situaciones grotescas o sublimes¡ Maro y sus 20 bailarines expresan en una atm¨®sfera hipn¨®tica y perturbadora las ¡°sensaciones cotidianas¡± que el core¨®grafo intenta mostrar en su interpretaci¨®n del butoh. ¡°Es el reflejo de uno mismo, de cuestiones simples y de grandes conceptos como la tierra, la humanidad, Dios¡±, dice el fundador de Dairakudakan (que ya present¨® un montaje en Madrid en Danza 2011, Paradise in the Jar Odyssey 2001), con ambiciosos espect¨¢culos en su carrera como Tempu-Tenshiki, Maro Project o Kochuten, en los que el animismo japon¨¦s y el estilo ceremonial son ingredientes claves, aunque siempre explora formas rompedoras. Su obra Virus representa ¡°la conexi¨®n entre el nacimiento y la destrucci¨®n de los seres vivos¡±, y al lenguaje metaf¨®rico de la danza, una especie de microscopio en movimiento, se unen sonidos misteriosos y repetitivos creados por el conocido m¨²sico de tecno Jeff Mills.
¡°Quiero generar un nuevo tipo de belleza¡±, proclama Maro, quien invita a los espectadores a captar sin prejuicios sus propuestas est¨¦ticas: ¡°No hace falta ser buen conocedor del butoh para disfrutarlo¡±. Precisamente ¨¦l ha retado desde los a?os ochenta a p¨²blico occidental y no solo ha convencido, tambi¨¦n ha generado entusiasmo por el butoh en artistas no japoneses que siguen sus pasos.
Los cuerpos desnudos, pintados de blanco, con cabezas afeitadas, permanecen como iconos del butoh en las escenograf¨ªas actuales, auque los vestuarios minimalistas y exc¨¦ntricos tambi¨¦n forman parte de las apariencias de los actores-bailarines. El resultado es a veces carnavalesco y explosivo, por encima de la inmovilidad y lentitud de los or¨ªgenes.
El movimiento butoh naci¨® en Jap¨®n al t¨¦rmino de la segunda Guerra Mundial y en el marco de las protestas estudiantiles. El papel de la autoridad era contestado y el recuerdo de las consecuencias del conflicto b¨¦lico formaba parte de la narraci¨®n realizada de forma sutil a trav¨¦s del cuerpo. Y esa expresi¨®n corporal cercana al silencio, a la nada, era tambi¨¦n una reacci¨®n frente a la danza contempor¨¢nea vibrante, considerada superficial por Tatsumi Hijikata, el creador en 1959 de la primera pieza considerada butoh, Kinjiki (Color prohibido). ?l defin¨ªa su trabajo como ¡°danza de la oscuridad¡± (Ankoku Buyou o Ankoku Butoh), pero su posterior alianza con Kazuo Ohno en los a?os sesenta insufl¨® tonalidades m¨¢s amables a la dureza de esa danza perturbadora. Los estudiosos nipones del butoh consideran a Hijikata ¡°el arquitecto¡± de esa danza y a Ohno ¡°el alma¡±. Eran como un yin y yan esc¨¦nico y en su larga trayectoria de espect¨¢culos juntos Ohno logr¨® atraer m¨¢s admiradores, en su pa¨ªs y fuera.
Uno de los m¨¢s incondicionales fans de Kazuo Ohno es Antony Hagerty, que cont¨® con el artista nip¨®n en el v¨ªdeo The Sprit was gone (del ¨¢lbum Swanlights) y utiliz¨® su imagen de extravagante anciano para la portada del disco de Antony and The Johnsons The Crying Light. Cuando Ohno muri¨® en 2010, a los 103 a?os, le dedic¨® un emocionado obituario en el peri¨®dico The Guardian.
El viento del tiempo, un espect¨¢culo del hijo de Kazuo Ohno, Yoshito Ohno, programado para el festival barcelon¨¦s, ha debido cancelarse por la indisposici¨®n del autor. ¡°El butoh es surrealismo carnal¡±, considera el heredero del legado Ohno. Una pena no ver en acci¨®n a una figura del carism¨¢tico fundador del butoh. Pero hay m¨¢s int¨¦rpretes relevantes y exploradores del g¨¦nero que acuden al encuentro de danza de Barcelona, como Ken Mai (que aprendi¨® con los pioneros Hijikata y Ohno e insufla a sus espect¨¢culos un aire cabaretero), los maestros internacionales Tadashi Endo, Minako Seki o Gyohei Zaitsu (con un espect¨¢culo inspirado en las c¨¦lulas).
Adem¨¢s de los bailarines japoneses (que han sentado bases en ciudades europeas), hay en Barcelona en Butoh 2013 una buena representaci¨®n del g¨¦nero a cargo de int¨¦rpretes occidentales, que aportan eclecticismo a las bases. ¡°El butoh es una explosi¨®n de los sentidos, un arte que puede englobar dentro de su seno todos los artes¡±, dice la directora del festival Barcelona en Butoh Rosana Barra, actriz, bailarina y core¨®grafa que aprendi¨® los secretos de esta danza japonesa con maestros como Hisako Horikawa y Atsushi Takenouchi.
Hasta el 16 de noviembre, en espacios como Mercat de les Flors, La Vilella, Hangar o La Piconera, podr¨¢n verse obras y participar en talleres de artistas que funden lo audiovisual, lo pict¨®rico y los ritmos urbanos y tribales con la peculiar y transgresora sensibilidad del butoh actual.
Babelia
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