Un cuento moral

Al grano, que la premisa es de puro terror: ?qu¨¦ pasar¨ªa si a unos padres con un hijo de cinco a?os el hospital donde naci¨® les dijese que hubo un error y que ese cr¨ªo no es el suyo sino otro? ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si a los padres del otro beb¨¦ se les diera la misma mala nueva y se reuniese a ambas familias para intentar solucionar el conflicto? Hay cosas peores, pero ya no son de este mundo.

Hirokazu Kore-eda sigue fiel a su universo: la familia y sus recovecos m¨¢s oscuros, y la cara oculta de la ni?ez. Siempre con trascendencia, con estilo, con delicadeza. De tal padre, tal hijo quiz¨¢ est¨¦ un escal¨®n por debajo de Kiseki (Milagro) y dos de su obra maestra, Nadie sabe, pero aun as¨ª sigue siendo una pel¨ªcula ins¨®lita. Por lo que cuenta y por c¨®mo lo cuenta. Porque te coloca en la dif¨ªcil tesitura de la identificaci¨®n, porque al mismo tiempo provoca dolor de est¨®mago y alegr¨ªa de vivir, porque te cuestiona como padre o madre, porque el examen de conciencia es atroz.

Los ni?os no son juguetes equivocados que se devuelven a la tienda o se intercambian por otro. ?A qui¨¦n se quiere, a qui¨¦n se ama? ?Al poder de la sangre o a la fuerza de la costumbre? Kore-eda desencadena un dilema moral que bien hubiese podido firmar el Kieslowski de Dec¨¢logo, centr¨¢ndose en dos padres muy distintos (las respectivas madres quiz¨¢ sean m¨¢s parecidas entre ellas), y acudiendo a la placidez del estilo heredado del maestro Yasujiro Ozu, a la quietud de los objetos mientras la vida pasa como un terremoto.

En la pel¨ªcula se enfrentan la sencillez y la espontaneidad contra el esquematismo y la ambici¨®n; las tripas contra el cerebro. Dos estilos de paternidad que provocan continuos replanteamientos, como en ese simb¨®lico plano de ambos frente al r¨ªo, y esa enorme roca que no deja que el agua siga su curso natural, que ejerce de obst¨¢culo, s¨®lo pasajero, para que luego todo vuelva a su cauce. O quiz¨¢ no.

Kore-eda aborda no solo la esencia, sino tambi¨¦n sus dificultades pr¨¢cticas, desde la conciliaci¨®n trabajo-familia hasta el modo de resolver los porqu¨¦s de los ni?os. Y aunque en alg¨²n momento se abuse del estereotipo, su pel¨ªcula es una obligaci¨®n. Porque no todos son padres, pero s¨ª que todos somos hijos.