La lucha por la vida
La dura realidad de la inmigraci¨®n entre M¨¦xico y EE UU es un drama que desgrana con impactante verosimilitud 'La jaula de oro'
Un reportaje de este peri¨®dico publicado en la secci¨®n de Internacional esta misma semana alertaba sobre la dura realidad de la inmigraci¨®n entre M¨¦xico y EE UU: decenas de miles de ni?os, sin la compa?¨ªa de adulto alguno, cruzan cada a?o M¨¦xico de lado a lado, entre un infierno de desolaci¨®n, corrupci¨®n y peligro; y luego, claro, el salto definitivo de la valla. Una situaci¨®n que desgrana con impactante verosimilitud La jaula de oro, coproducci¨®n mexicano-espa?ola del burgal¨¦s Diego Quemada-D¨ªez, hasta ahora cortometrajista y cameraman en pel¨ªculas de Ken Loach y Alejandro Gonz¨¢lez-I?¨¢rritu, que debuta con una obra cruda y amarga, pero tambi¨¦n de exquisito cari?o por sus protagonistas, con la que nunca necesita hurgar en la herida infantil para retratar una realidad desoladora.
Premiada en la secci¨®n Una cierta mirada del Festival de Cannes, La jaula de oro tiene, claro, estructura de road movie, donde en lugar de carreteras lo que hay son caminos, bosques y, sobre todo, trenes de mercanc¨ªas atestados de gente paup¨¦rrima necesitada de un futuro, y que al menos mantiene una ilusi¨®n; im¨¢genes que rememoran los tiempos de la Gran Depresi¨®n americana, aunque casi un siglo despu¨¦s y en el pa¨ªs vecino. Cada estaci¨®n de paso, no ya f¨ªsica sino sobre todo moral, es un aguijonazo en el fondo de la condici¨®n humana, que se aprovecha de los m¨¢s necesitados, incluso a costa de los suyos, para saciar los m¨¢s bajos instintos, de la violencia al sexo pasando por el racismo y, c¨®mo no, por la avaricia. Cu¨¢ntos de estos mafiosos, exterminadores de los objetivos so?ados por todos estos ni?os guatemaltecos, salvadore?os y hondure?os, no fueron ellos mismos un d¨ªa aspirantes al sue?o americano.
C¨¢mara al hombro, cerca de sus criaturas, y con una autenticidad deslumbrante (hay escenas donde decenas de personas interact¨²an en el plano, dignas de gran producci¨®n americana), Quemada-D¨ªez elude el destino de algunos de los cuatro chicos que inician esta epopeya que tiene mucho de cl¨¢sico griego. Y lo hace con tanta pulcritud como pudor, en pos del retrato de un viaje de supervivencia y, sobre todo, de una sutileza que no necesita mayor explicaci¨®n. Quiz¨¢ por ello el ¨²nico momento que chirr¨ªa, al salirse del punto de vista elegido, y tambi¨¦n por innecesario, sea el inserto del primer plano del autoproclamado guardi¨¢n estadounidense de la frontera.
Quemada-D¨ªez demuestra adem¨¢s que el realismo y la verdad del cine social no est¨¢n enfrentados con la emoci¨®n, con la met¨¢fora, con el s¨ªmbolo. Porque tras la valla, con cuchillas o sin cuchillas, aguarda el supuesto para¨ªso, el vigor de la nieve reparadora, gu¨ªa simb¨®lica durante todo el metraje de una pel¨ªcula (des)esperanzadora sobre la lucha por la vida, que fue ayer, es hoy y lamentablemente ser¨¢ tambi¨¦n ma?ana.
Ficha t¨¦cnica
LA JAULA DE ORO
Direcci¨®n: Diego Quemada-D¨ªez.
Int¨¦rpretes: Brandon L¨®pez, Rodolfo Dom¨ªnguez, Karen Mart¨ªnez, Carlos Chaj¨®n, H¨¦ctor Tahuite.
G¨¦nero: drama. M¨¦xico, 2013.
Duraci¨®n: 110 minutos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.