La cultura del m¨¢s
Del mismo modo que hay personas o pueblos que sufren un complejo de inferioridad y en ¨¦l se representan, otros se atiborran de un complejo de superioridad y con ¨¦l se emborrachan como pavos de Navidad. Los espa?oles, en general, somos los del complejo de inferioridad y nuestra estima sin brillo da para bastante poco. En cambio, los catalanes, dentro y fuera de aqu¨ª, son m¨¢s. Fueron uno de cada tres del equipo ol¨ªmpico espa?ol en 2008 y Pau Gasol port¨®, en 2012, la bandera nacional al frente de la mejor selecci¨®n espa?ola de la historia. En el balonmano, en el baloncesto, en el hockey, la nataci¨®n, las motos, el f¨²tbol o el baloncesto son los representantes m¨¢s altos. Probablemente, ning¨²n momento mejor para presentar una demanda de independencia como entidad diferente y superior. El Bar?a, segundo o tercero en la Liga no facilitaba el fervor patri¨®tico pero ahora es otra cosa. Este momento viene a ser id¨®neo para enaltecer la cultura del m¨¢s. Y, por si faltaba poco, el president se llama M¨¢s y un distinguido escudero se apellida M¨¢s. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede invocar?
La Historia lleva a estas cristalizaciones nominales (seminales) y bien se sabe cu¨¢nto importan las palabras del destino en estas coyunturas simb¨®licas por dem¨¢s. M¨¢s que un club, m¨¢s que una lengua, m¨¢s que una naci¨®n. M¨¢s a m¨¢s.
S¨®lo har¨ªa falta esperar el momento para expresarlo con rotundidad y ese momento ha llegado sin que se le deba dejar escapar ?Estado de la Autonom¨ªas? ?Caf¨¦ para todos? ?Estados Federal? Parece que los espa?oles no entienden ni los pol¨ªticos se enteran. No se trata de ser m¨¢s aut¨®nomos sino de ser m¨¢s. Los otros pueden darse por satisfechos con el federalismo pero los catalanes ac¨¦rrimos nunca quedar¨¢n satisfechos con una f¨®rmula igual. La cultura del m¨¢s siempre requiere un plus que la distinga, aunque sea, seg¨²n los catalanes, en los confines de la espa?olidad. Si hay comida para todos en proporciones iguales, no es bastante para la voraz cultura del m¨¢s. No es el "mucho" como cree el PSOE con el federalismo lo que sacia, sino el m¨¢s.
Barcelona es guapa, es la ciudad m¨¢s mimada, m¨¢s expuesta y m¨¢s visitada internacionalmente de toda Espa?a. Poco importa que otros lugares (Pa¨ªs Vasco, aparte, claro est¨¢) les parezcan hermosos sean El Bierzo o La Rioja. Nunca les parecer¨¢n m¨¢s. Barcelona siempre fue m¨¢s que Madrid y a¨²n ahora, que los n¨²meros dicen otra cosa, no importa a efectos de pesar el valor nacional.
De modo que, a base de empujones identitarios se ha llegado al extremo superior el independentismo y lo ¨²ltimo que se le ha ocurrido a la cultura del ¡°m¨¢s¡± ha sido la independencia ¡°m¨¢sima¡±. Es decir, el fin de la comparabilidad.
Los complejos de superioridad son dif¨ªciles de curar porque cada vez que se les combate se fortalecen sintiendo que la envidia o la mediocridad atentan contra ellos. En consecuencia, ma?ana ser¨¢n mayores y pasado ma?ana m¨¢s altivos. El espa?ol es una cosa corriente en la que alistarse y el catal¨¢n un don donde entronarse. ?Un Estado? ?Un Estado independiente? Claro que s¨ª. Cu¨¢nto m¨¢s independiente y ¨²nico mejor. No se sabe a qu¨¦ conduce esta absorbente soberbia. Puede ser que no, pero ?y el regusto que esta morbosa patolog¨ªa procura ahora sin necesidad de esperar al m¨¢s all¨¢ ?
Babelia
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