Gandolfini a¨²n vive
La estupenda pel¨ªcula de Nicole Holofcener es la pen¨²ltima aparici¨®n en pantalla del actor que dio vida a Tony Soprano
A veces, por razones ajenas a sus objetivos y mensajes primigenios, hay pel¨ªculas que trascienden su relato intr¨ªnseco para instalarse en un lugar cercano al mito. Sobran las palabras, peque?a pero notable pel¨ªcula estadounidense de corte independiente, dirigida por la ya veterana en este territorio Nicole Holofcener, es una de ellas. ?La raz¨®n? Es una de las dos pel¨ªculas que dej¨® terminadas (sin estrenar) James Gandolfini, antes de morir a los 51 a?os de edad. Palabras mayores. Por un fallecimiento inesperado, y por un int¨¦rprete que, para bien o para mal, ser¨¢ asociado a un ¨²nico papel, que repetiremos por si hay alg¨²n marciano: el de Los Soprano.
SOBRAN LAS PALABRAS
Direcci¨®n: Nicole Holofcener.
Int¨¦rpretes: Julia-Louis Dreyfus, James Gandolfini, Catherine Keener, Toni Collette, Tracey Farawai.
G¨¦nero: drama. EE?UU, 2013.
Duraci¨®n: 93 minutos.
Instalada sobre la soledad y las dificultades afectivo-amoroso-amistoso-sexuales que pueden acechar a los divorciados de mediana edad, Sobran las palabras tiene dos virtudes elementales, insultantemente poderosas, y adem¨¢s complicad¨ªsimas de lograr, que la convierten en una pel¨ªcula irresistible: una escritura sutil, sensible, y que al mismo tiempo puede ser ligera y trascendente; y un trabajo interpretativo magn¨ªfico en el que todos se lucen sin necesidad de alharaca alguna. Holofcener, escritora y guionista de pel¨ªculas a veces acechadas por el estereotipo del indie estadounidense, aunque nunca desde?ables, como Walking and talking (1995) y Amigos con dinero (2006), apuesta tambi¨¦n por la reflexi¨®n ante el s¨ªndrome del nido vac¨ªo, y por la intolerancia para aguantar seg¨²n qu¨¦ cosas, aparentemente nimias, a la que llegamos cuando alcanzamos una cierta edad.
Con esos dos logros parece imposible fallar, a no ser que con la puesta en escena destruyas lo ya armado, pero Holofcener, sencilla aunque nunca simple en planificaci¨®n y montaje, se desenvuelve con una naturalidad cercana al clasicismo, sin impostar veleidades y centr¨¢ndose en lo que debe, en el segundo apartado de m¨¦ritos: en los rostros, gui?os c¨®mplices, l¨¢grimas, risas y sospechas de unos int¨¦rpretes espl¨¦ndidos, entre ellos la candidata al Globo de Oro a la mejor actriz de comedia Julia-Louise Dreyfus, y el propio Gandolfini, al que la sombra de Tony Soprano le dura apenas media secuencia, porque en un par de minutos se han olvidado tanto el capo mafioso como el fallecido actor, y ya solo vemos a un personaje precioso, un gordo natural¨ªsimo, afable y de enorme sentido del humor, m¨¢s all¨¢ del acoso?del mito. Hab¨ªa una vida pos-Soprano. Pu?etera muerte.
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