Primer prop¨®sito para el nuevo a?o: leer a los m¨¢s peque?os
Un repaso por algunos de los libros adecuados para los ni?os menores de 5 a?os
Parece un¨¢nimemente aceptado que dedicar 15 minutos diarios a leer en alto es de las mejores cosas que se pueden hacer por y con un ni?o. No entrar¨¦ en los beneficios intelectuales de tal actividad, ni en los vericuetos de la formaci¨®n de su car¨¢cter, de su imaginario, ni en la formaci¨®n de h¨¢bitos sanos para el futuro. Me limito al placer, para el ni?o y para el adulto, que supone hacer del regazo un trono y abrir una ventana infinita de apenas 15 minutos. Porque leer un cuento a un ni?o y, a lo que yo he visto, recibirlo, es un gran placer. Resulta un momento especialmente ¨ªntimo y c¨®mplice y pocas ser¨¢n las ocasiones en que el ni?o lo rechace: El atractivo est¨¦tico de los ¨¢lbumes ilustrados, algunos verdaderas obras de arte; la sencillez, aparente, de las historias; y, en fin, la magia que siempre tiene el regazo de la madre, el padre o quien quiera que sea el contador de cuentos constituyen un reclamo casi irresistible, aun en tiempos de omnipresentes pantallas.
No son los ¨¢lbumes que ahora esbozo los mejores, quiz¨¢, aunque los hay bien conocidos y divulgados; ni los m¨¢s novedosos, los que ahora pueblan las listas de los m¨¢s valiosos del a?o. Pero proporcionan, con sus escasas p¨¢ginas y sus, en ocasiones, contad¨ªsimas palabras, momentos de eso que habl¨¢bamos al principio. Placer.
Comemiedos, de Jorge Zentner, ilustrado por Tassies (Destino. 2001). El miedo, ese enemigo imaginario, esa amenaza impalpable para el sue?o de tantos y tantos ni?os. Y c¨®mo un sencillo truco, compartido con alguien a quien se quiere, env¨ªa ese fantasma m¨¢s all¨¢ de las s¨¢banas, al otro lado de la ventana, y convierte las sombras amenazantes en formas inocentes. Y al final, un detalle, una broma, para apagar la luz y dejar una sonrisa en la cara del que se acuesta.
A qu¨¦ sabe la luna, de Michael Grejniec. Traducci¨®n al espa?ol de Carmen Barreiro (Kalandraka, 2004). Un deseo inalcanzable, aparentemente. Y el trabajo en equipo para conseguirlo. La tortuga, el elefante, el le¨®n, la jirafa, el zorro, la cebra, el mono y el rat¨®n, empe?ados en probar el sabor de la luna. Convencidos de que, juntos, podr¨¢n conseguir su objetivo. Aunque est¨¦ mucho m¨¢s cerca de lo que creen.
?Adi¨®s, Mart¨ªnez!, de Almudena Grandes (Alfaguara. Colecci¨®n Mi primer... 2013). Casilda encuentra por fin a alguien a quien no le importa que sea gorda. Y Mart¨ªn por fin encuentra a alguien a quien la da igual su aparato de dientes. Y juntos ser¨¢n los que manejen el cotarro en el cole. ?Y qu¨¦ pasa con Mart¨ªnez, entonces?
Good night Gorilla, de Peggy Rathmann (G. P. Putnam's Sons. 1994). La noche, un zoo, un vigilante despistado y un gorila travieso. Con estos mimbres y con apenas palabras, tenemos montado un l¨ªo fenomenal. Uno tras otro, los animales del zoo se ir¨¢n sumando a la historia, que el contador tendr¨¢ que ir narrando para el peque?o oyente.
Elmer, de David McKee (Beascoa, 2006). Para ser un elefante, Elmer luce un estampado que ni el m¨¢s colorido de los arlequines. Y todo el mundo le acepta como es; es m¨¢s, lo celebran, por ser el responsable de todas las sonrisas. Pero Elmer no solo es diferente, sino que se siente diferente. Y quiere ser como los dem¨¢s. La aceptaci¨®n de la propia diferencia, en barritos.
'El pez arcoiris', de Marcus Pfister (Beascoa, 2013). Tenerlo todo y no tener nada. Sentir el rechazo pese a saberse el no va m¨¢s. Y lo importante de desprenderse de algo para tener algo a cambio. Sembrar para poder recoger. Ponerse en el lugar del otro aunque cueste. La solidaridad, escama a escama. Y todo, bellamente ilustrado en el fondo del mar.
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