Mapamundi Arco
La bajada del IVA, la presencia de coleccionistas extranjeros y la voluntad de instituciones p¨²blicas auguran una buena edici¨®n de Arco La feria nos permite viajar por las obras de los creadores m¨¢s aceptados por el mercado
Si hay un term¨®metro que presagia el comportamiento de Arco desde hace bastantes a?os es Helga de Alvear. Si la galerista y coleccionista est¨¢ triste, malo; si no va al programa general de la feria (como ocurri¨® en 2010), horroroso, y si est¨¢ contenta¡ Bueno, si se muestra alegre, Arco pinta bien. ¡°?Por fin voy a poder comprar a las galer¨ªas espa?olas!¡±, exclama. La bajada del IVA del arte ¡ªcuya letra peque?a ha mitigado la euforia inicial en el sector¡ª le da motivos para transmitir unas noticias que sus colegas galeristas recibir¨¢n con la misma esperanza que se escucha la sirena de una ambulancia en un accidente. Sin embargo, Helga de Alvear tiene fama de verso suelto y surgen las dudas.
Desde la llegada en 2010 de Carlos Urroz a la direcci¨®n de la feria, Arco ha fiado su presente y su futuro a la capacidad de atracci¨®n de coleccionistas extranjeros, sobre todo latinoamericanos. Id¨¦ntica estrategia que la pujante Zona Maco (M¨¦xico) o la poderosa Art Basel Miami. Sintiendo el aliento en la nuca, la feria madrile?a ha a?adido a su exposici¨®n de motivos una nueva estrategia. ¡°Arco es un lugar donde coleccionistas, comisarios y directores de museos pueden descubrir artistas¡±, asegura Carlos Urroz. Un asidero m¨¢s para una feria que tal vez pueda vivir su mejor edici¨®n de los ¨²ltimos dos o tres a?os. El IVA del arte baja. Pasa, por t¨¦rmino medio, del 21% al 15,5%. Un respiro para las galer¨ªas y los coleccionistas espa?oles. Adem¨¢s, la organizaci¨®n ha invitado a unos trescientos potenciales compradores, y algunas instituciones, como el Museo Reina Sof¨ªa, pasar¨¢n por caja. Los astros se alinean. ?Ser¨¢ suficiente?
La calidad de una feria la dan las galer¨ªas que participan y hace a?os que los nombres punteros del arte contempor¨¢neo no vienen a Arco. Nadie espera a Marian Goodman, David Zwirner, Barbara Gladstone, Metro Pictures, Gagosian o White Cube. ¡°Las grandes galer¨ªas no est¨¢n y es una batalla perdida en un futuro inmediato¡±, reconoce Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa. Entonces, ?se agota la f¨®rmula Arco? Tal vez la palabra no sea ¡°agotamiento¡± sino ¡°evoluci¨®n¡±. La competencia exige evolucionar continuamente sobre todo si recordamos que cada 15 d¨ªas se celebra una feria de arte en alg¨²n lugar del mundo. ¡°Arco debe ser un espacio de encuentro y de b¨²squeda de propuestas alternativas. A largo plazo puede ser bueno para que regrese un cierto tipo de coleccionista¡±, propone Borja-Villel. A fin de cuentas, Arco ha de ser capaz de crear un arquetipo de comprador propio y un modelo de feria ¨²nico. Es la baza de su subsistencia. Su lugar en el mundo.
Arco ha de ser capaz de crear un arquetipo de comprador propio y un modelo de feria ¨²nico.?Es la baza de su subsistencia
Pero el tiempo es una amenaza. Por eso habr¨ªa que recordar el arranque de la novela Menos que cero, de Bret Easton Ellis: ¡°A la gente le da miedo mezclarse con la circulaci¨®n de las autopistas de Los ?ngeles¡±. Y combinarlo con las palabras del responsable del Reina Sof¨ªa: ¡°En la sociedad, en general, hay una tendencia a ser igual que los dem¨¢s. Como si se temiera a lo diferente, la mezcla. Y en el arte tambi¨¦n vemos esa homogeneizaci¨®n. Nombres que se repiten constantemente. Y esos nombres se hallan muy ligados al mercado¡±.
Sin embargo, entendida la feria como un espacio, sobre todo, de comercio, estas p¨¢ginas son un peque?o mapamundi de los artistas presentes en Arco que respalda el mercado. Pero a la vez tambi¨¦n cartograf¨ªan algunos creadores que representan la diferencia. Otras autopistas por las que viajar. Otros ¨¢mbitos.
¡°Reservo la mejor pieza de cada exposici¨®n que hago a lo largo de la temporada y la llevo a la feria¡±. Esta es la estrategia de Mira Bernab¨¦u, director de la galer¨ªa valenciana espaivisor. En su estand, obra de Lotty Rosenfeld, Tomislav Gotovac, Sanja Ivekovic y el siempre potente trabajo de Nil Yalter, con su serie fotogr¨¢fica Algerien Marriage in Dreu. France, 1977, que se vende por 80.000 euros. Otra galer¨ªa donde tambi¨¦n prima lo conceptual y lo sociopol¨ªtico, la barcelonesa Project SD, apuesta por una horquilla de precios amplia. Desde los 850 euros de una edici¨®n de Dora Garc¨ªa a los 24.000 euros por una pintura de gran formato del belga Pieter Vermeersch. A medio camino muestra un pol¨ªptico de 12 piezas sobre papel de Patricia Dauder (16.000 euros). ¡°Espero acertar con el estand¡±, apunta su directora Silvia Dauder. Porque una feria tiene mucho de azar. Aun as¨ª, ¡°hay que ser lo m¨¢s ambicioso posible con el nivel de las galer¨ªas y los coleccionistas¡±, analiza Gloria P¨¦rez, de Joan Prats. Este a?o, en su banda alta de precios y de mercado, Juan Usl¨¦ y Juli?o Sarmento (60.000 euros).
Al fin y al cabo, ¡°es tiempo de ir con todo. Trabajos potentes, pesos pesados y grandes firmas¡±. Fer Franc¨¦s, director de Javier L¨®pez, dispara la frase. Lleva solo dos meses al frente de la galer¨ªa ¡ªantes trabaj¨® en la todopoderosa David Zwirner¡ª y en su estreno trae a Madrid una tela de tres metros de David Salle (cuyos ¨²ltimos resultados en subasta combinan la cal y la arena), los leds superventas de Jenny Holzer y la pintura plana de Alex Katz (500.000 euros).
Todo en busca de captar la atenci¨®n de un coleccionista que no tiene un ¨²nico rostro, por ¡°eso es una feria tan especial¡±, apunta Jean Fr¨¦mon, presidente de la galer¨ªa Lelong. ¡°En los primeros d¨ªas llegan sobre todo los clientes internacionales de Am¨¦rica Latina, Alemania o Turqu¨ªa¡±, dice. ¡°Tambi¨¦n hay coleccionistas privados, con sus propios museos, que compran piezas hist¨®ricas¡±. Con esa mirada destaca un papel (Black Column, 2013) de David Nash (15.300 euros) y una t¨¦cnica mixta (Quadrat retallat, 2004) firmada por Antoni T¨¤pies (36.000 euros).
En este viaje por la feria, hay, al menos, tres galer¨ªas espa?olas que imponen su pegada en la l¨ªnea que une artistas y ¨¦xito de mercado. La catalana Marc Dom¨¨nech apabulla con grandes nombres de las vanguardias y el arte moderno: L¨¦ger, Lichtenstein, Dal¨ª, Giacomo Balla, Matisse, Paul Klee, Picasso, Andr¨¦ Masson, Mir¨®. Un estand que mira, sobre todo por precio, al cliente extranjero. ¡°La calidad siempre es la mejor estrategia¡±, aseguran. Mientras, una imprescindible de Arco, Elvira Gonz¨¢lez (quien no facilita los precios de las obras), responde con Barcel¨® (Dog¨®n II, 2008), Calder (Huit Rondelles Rouges, 1971), John Chamberlain, Donald Judd, Olafur Eliasson, Josef Albers y Lee Ufan. El artista coreano ha aumentado su cotizaci¨®n y el inter¨¦s por su trabajo tras la retrospectiva de 2011 en el neoyorquino Guggenheim. Ejemplo claro del efecto arrastre que ciertos museos tienen en la valoraci¨®n de los artistas. Al fondo, Guillermo de Osma a?ade gasolina al fuego de los precios con un estand que se mueve entre 1.500 y 300.000 euros y que se basa en artistas hist¨®ricos como Richard Serra, Manuel Millares, Juan Gris, ?scar Dom¨ªnguez, Mir¨® o Joaqu¨ªn Torres-Garc¨ªa junto a la muy de moda Mira Schendel. Guillermo de Osma, su director, suma a las llamas el optimismo: ¡°El coleccionista espa?ol se ilusiona con Arco¡±, sostiene.
Hace falta ilusi¨®n, pero tambi¨¦n fe, esperanza y caridad. Las tres virtudes teologales. Fe en que los coleccionistas extranjeros comprar¨¢n, esperanza en que la reducci¨®n del IVA (aunque limitada) ayudar¨¢ y caridad (bien entendida) en la respuesta de las instituciones p¨²blicas. En los dos ¨²ltimos a?os, el Reina Sof¨ªa ha comprado obra de artistas que se pueden encontrar este a?o en la feria y a quienes respalda el mercado. Puede ser una pista. Apunten. Pablo Palazuelo (Temps Blanc, ¨®leo sobre lienzo, adquirido por 230.000 euros), Matt Mullican (Untitled, instalaci¨®n, 75.000 euros), Mario Merz (Fibonacci Napoli, 10 fotograf¨ªas y ne¨®n, 400.000 euros), Nancy Spero (Bomb Shitting, aguada y tinta sobre papel, 44.668 euros) y Heimo Zobernig (sin t¨ªtulo, 181.500 euros).
Esta es una estrategia; otra, la m¨¢s recomendable, es seguir el criterio propio y fijarse en galer¨ªas con un programa s¨®lido. La berlinesa Crone llega con un estand que se reparten Rosemarie Trockel (cuyos remates en subasta subieron bastante el a?o pasado) y Hanne Darboven. El imprescindible trabajo de esta ¨²ltima, comisariado por Jo?o Fernandes, subdirector del Reina Sof¨ªa, podr¨¢ verse a partir del 26 marzo en el museo p¨²blico. De Alemania tambi¨¦n procede la voz de la galer¨ªa Gr?sslin, su directora, B?rbel Gr?sslin, cree que los precios que alcanzan en subasta Markus Oehlen y Heimo Zobernig ¡°confirman su calidad¡±. De ambos trae pintura. ?Cifras? 59.000 y 44.000 euros, respectivamente. De Imi Knoebel, otro de los favoritos del mercado, ofrece un acr¨ªlico sobre aluminio (Bild 25.10.2013) valorado en 130.000 euros.
La cuesti¨®n no es solo si vendes o no, el problema es c¨®mo afecta a tu trabajo si vendes mucho y muy caro
Por su parte, Thomas Schulte, una presencia fija desde hace a?os en la feria, acude, entre otros, con tres autores que gustan al mainstream. Richard Deacon abre el fuego con una escultura de acero (Something Else Happens,?2013) valorada en 45.000 euros, le sigue Jonathan Lasker, que muestra un ¨®leo (The Handicapper¡¯s Faith, 2011) tasado en 200.000 d¨®lares (148.000 euros) y cierra el v¨¦rtice la visi¨®n pol¨ªtica del chileno Alfredo Jaar (quien tambi¨¦n est¨¢ presente en Oliva Arauna) con una caja de luz de gran formato (245¡Á245¡Á18 cent¨ªmetros) titulada Milan, 1946: Lucio Fontana visits his studio on his return from Argentina,?2013. El precio hay que pedirlo directamente a la galer¨ªa.
Pero no todo es cuesti¨®n de dinero en Arco, sino tambi¨¦n de tiempo. Chantal Crousel acude a la feria desde el comienzo y la ha visto ¡°crecer en inter¨¦s y audiencia¡±, asegura. Esta edici¨®n llega con un estand dedicado a Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia, un artista con m¨¢s respaldo de ventas (aunque sus precios en subasta sufren mucho) que aprecio cr¨ªtico. Aun as¨ª Crousel cuenta en su programa con creadores (Isa Genzken, Danh Vo, Mona Hatoum, Gabriel Orozco) que se defienden muy bien en el mercado primario y en las subastas. ¡°Solo podemos esperar que los artistas sean lo suficientemente fuertes para resistir esta presi¨®n [del segundo mercado] y que no aumenten su producci¨®n o creen trabajos sin necesidad¡±, observa Crousel.
Sin embargo los creadores, sobre todo los m¨¢s j¨®venes, parecen tener claro c¨®mo manejar la tensi¨®n. ¡°No sigo las subastas, ni me interesan ni pienso que afecten a mi carrera. El mercado puede afectar a las ventas de las obras que produzca, al n¨²mero de exposiciones a las que me inviten o al inter¨¦s que mi trabajo genere en la industria del arte. Pero no creo que mi carrera se defina, ni quede representada, en esos t¨¦rminos¡±, describe Paloma Polo, el ¨²nico representante espa?ol en el programa general de la ¨²ltima Bienal de Venecia y cuyo trabajo muestra la galer¨ªa Parra & Romero. Junto a Polo, el estand recoge obras (de 10.000 a 50.000 euros) de Rosa Barba, David Lamelas y Luis Camnitzer. Todos con buen encaje entre los coleccionistas y las instituciones.
Tampoco la artista polaca Maria Loboda ¡ªquien ha participado en la pasada Documenta de Kassel¡ª mira con desconfianza al mercado, aunque advierte de sus efectos. ¡°La cuesti¨®n no es solo si vendes o no, el problema es c¨®mo afecta a tu trabajo si vendes mucho y muy caro¡±. Y avisa: ¡°El exceso de producci¨®n puede sobrecargar con facilidad tanto a uno mismo como al p¨²blico y adem¨¢s corres el peligro de terminar repiti¨¦ndote porque sabes que un cierto estilo generar¨¢ dinero¡±. Lo sintetiza Pablo Fl¨®rez, de la galer¨ªa Heinrich Ehrhardt, ¡°se trata de trabajar con artistas, no de venderlos de mala manera o ganar dinero con ellos a costa de cualquier otro tema¡±. Una buena advertencia frente a la especulaci¨®n que sufren los trabajos de creadores muy j¨®venes como Jacob Kassay (Pol¨ªgrafa trae litograf¨ªas por 3.900 euros), ?scar Murillo, Rashid Johnson, Nate Lowman o Alex Hubbard.
Al fin y al cabo, ¡°comprar o vender en subasta es como ir al casino, con la desventaja de que si pierdes, es decir, si la obra no se vende, queda se?alada para una buena temporada. La venta privada es diferente, se llega a un acuerdo de precio y si se vende, bien para ambas partes; en caso contrario, no has quemado la pieza¡±, resume Paloma Mart¨ªn Llopis, uno de los directores de la neoyorquina Edward Tyler Nahem. La galer¨ªa maneja un fondo que va de Basquiat a Willem De Kooning.
Pero en Arco tambi¨¦n hay artistas que si todav¨ªa no son sin duda ser¨¢n. Jo?o Maria Gusm?o y Pedro Paiva (Fonseca Macedo-Arte Contempor¨¢neo y Gra?a Brand?o) encajan ah¨ª. Este d¨²o portugu¨¦s crece en apoyo cr¨ªtico (en junio estar¨¢n en el centro milan¨¦s HangarBicocca, cuyo director art¨ªstico es Vicente Todol¨ª) y de mercado. ?Precios? 8.000 euros las fotograf¨ªas y 13.000 los v¨ªdeos. Esta es una voz entre otras mil. Tambi¨¦n hay que escuchar a Armando Andrade Tudela y Mario Garc¨ªa Torres (Elba Ben¨ªtez), Teresa S. Abboud (Formato C¨®modo), Adri¨¤ Julia y Tracey Rose (Dan Gunn), Jer¨®nimo Elespe (Ivorypress), Laida Lertxundi (Marta Cervera), David Claerbout (Micheline Szwajcer), Itziar Ok¨¢riz (Mois¨¦s P¨¦rez de Alb¨¦niz), I?aki Bonillas (Niels Borch Jensen Gallery), N¨¦stor Sanmiguel Diest (Maisterravalbuena), Enrique Radigales (The Goma)¡ Consagrados, emergentes, noveles, con aceptaci¨®n del mercado o sin ella; da igual, los artistas que participan en Arco demuestran que la cultura y el arte contempor¨¢neo en Espa?a, no es, por mucho que algunos se empe?en en que sea as¨ª, la piltrafa que el tablajero arroja al muladar. Viajen por la feria. M¨¦zclense con la circulaci¨®n del arte. Disfruten del mercado; y tambi¨¦n de las diferencias.
Babelia
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