A qu¨¦ suena el pop-rock espa?ol

La Revista Espa?ola de Investigaciones Sociol¨®gicas (Reis, en versi¨®n abreviada) no parece un lugar prometedor para encontrar revelaciones sobre la m¨²sica pop. Pero su ¨²ltimo n¨²mero ofrece un estudio fascinante que desvela qui¨¦nes son los artistas m¨¢s valorados por la cr¨ªtica musical espa?ola. Una selecci¨®n altamente ecl¨¦ctica que coloca en la cumbre a Radio Futura, un grupo de rock intelectual, seguido a corta distancia por el cantautor Joan Manuel Serrat y, muy pegado, el cantaor Camar¨®n de la Isla.

La iniciativa parti¨® de Fern¨¢n del Val, Javier Noya y C. Mart¨ªn P¨¦rez-Colma, soci¨®logos de la UNED y la Complutense. Tras computar cuatro kilom¨¦tricas encuestas realizadas por revistas musicales, han establecido un canon de los cincuenta grupos y solistas m¨¢s reverenciados. Los resultados quiz¨¢s sorprendan pero el objetivo de los autores era m¨¢s bien radiografiar a los cr¨ªticos o, como dicen ellos, ¡°averiguar qu¨¦ variables sociales y culturales han producido la jerarqu¨ªa de los gustos que representa un canon est¨¦tico¡±.

El t¨ªtulo de su trabajo resulta intimidante: ?Autonom¨ªa, sumisi¨®n o hibridaci¨®n sonora? La construcci¨®n del canon est¨¦tico del pop-rock espa?ol. Se refieren a las opciones que se les abren a los m¨²sicos a partir de la irrupci¨®n de m¨²sicas for¨¢neas tan potentes como el rock & roll y sus derivados: el rechazo, en defensa de las tradiciones propias, como hizo el mundo de la copla; la reproducci¨®n mim¨¦tica de esquemas importados, que incluso puede llevar a cantar en ingl¨¦s; y lo que llaman, en palabra tan certera que chirr¨ªa, ¡°la indigenizaci¨®n¡± del rock con sonidos e instrumentos locales.

Por orden de aparici¨®n, las listas utilizadas son las de Efe Eme (Los 200 mejores discos del pop espa?ol, 2003), Rockdelux (Los 100 mejores discos espa?oles del siglo XX, 2004) y dos de Rolling Stone: Las 200 mejores canciones del pop-rock espa?ol (2006) y Los 50 mejores discos de la historia del rock espa?ol (2009). La metodolog¨ªa fue simple: al n¨²mero 1 de cada lista se le atribuyeron 50 puntos, 49 al n¨²mero 2 y as¨ª consecutivamente. La suma de los puntos acumulados por cada artista sirvi¨® para establecer la lista de listas. La metalista.

?Resulta digna de confianza? Del Val, Noya y Mart¨ªn P¨¦rez-Colma atribuyen los resultados a los periodistas consultados, sin tomar en cuenta el posible sesgo impuesto por los directores de las publicaciones o la tentaci¨®n de maquillar los resultados para posicionarse en el mercado y diferenciarse de la competencia. Como control, para contrastar su fiabilidad, se recurri¨® a una multitudinaria encuesta de EL PA?S (Cien m¨²sicos hispanoamericanos eligen las 100 canciones que cambiaron su vida, 2009) y al libro 201 discos para engancharse al pop/rock espa?ol (2006), de Tito Lesende y Fernando Neira. Tambi¨¦n se compara con otra metalista internacional creada en 2006. Aqu¨ª s¨ª que se aprecian diferencias sustanciales: en el canon anglosaj¨®n, dominan las obras de los a?os sesenta; por el contrario, la d¨¦cada prodigiosa en Espa?a fueron los ochenta. De ah¨ª que Del Val, Noya y Mart¨ªn P¨¦rez-Colma se?alen ¡°la enorme presencia de la movida¡±.

Tambi¨¦n destacan la ausencia de la rumba, el heavy metal y el punk rock. En realidad, excepto por los Sex Pistols y los at¨ªpicos Clash, tampoco aparecen en el canon internacional, ni siquiera reemplazando la rumba flamenca por el country: ambas m¨²sicas, me temo, funcionaban m¨¢s por el single que por el elep¨¦, que rara vez se conceb¨ªa como una creaci¨®n art¨ªstica y s¨ª como mera acumulaci¨®n de canciones.

El heavy metal supone un caso aparte. Pueden existir prejuicios de clase por parte de los cr¨ªticos pero tambi¨¦n es cierto que el heavy ha tenido un desarrollo segregado: se ha distanciado de los otros g¨¦neros, al reivindicar para s¨ª mismo la exclusividad del concepto rock. ?Un gueto? En Espa?a, sus grandes representantes ¡ªse menciona a Bar¨®n Rojo y Ob¨²s¡ª tuvieron frustrantes carreras profesionales durante sus a?os ¨¢lgidos, sin llegar a escapar de una discogr¨¢fica terror¨ªfica (Zafiro) que ni les respetaba ni les potenciaba.

Al otro extremo, tampoco hay rastros de los celeb¨¦rrimos baladistas surgidos en los a?os sesenta y principios de los setenta. El fen¨®meno de recuperaci¨®n de Raphael, en marcha desde los ochenta y ahora muy evidente por su pr¨®xima aparici¨®n en un festival indie, no impresionaba a los periodistas que votaron en la pasada d¨¦cada. Tampoco Camilo Sesto, Nino Bravo o Julio Iglesias pasaron el corte.

Seg¨²n Fern¨¢n del Val, Javier Noya y C. Mart¨ªn P¨¦rez-Colma, el canon de la cr¨ªtica espa?ola parece inclinarse hacia lo aut¨®ctono m¨¢s que a lo mim¨¦tico, reverencia la calidad de las letras y considera el cosmopolitismo como un gal¨®n. Hasta cierto punto: aunque siempre hemos contado con una fuerte presencia de m¨²sicos for¨¢neos ¡ªLa legi¨®n extranjera, en feliz descripci¨®n de Alex Or¨®¡ª en el canon solo ingresan argentinos como Andr¨¦s Calamaro, Moris y, como parte de grupos, Alejo Stivel y Ariel Rot. Sin ser xen¨®foba, la Espa?a musical se parece poco a su equivalente franc¨¦s, con su abundancia de apellidos ex¨®ticos.?