La potencia musical del flamenco
El escritor y premio Cervantes, autor del art¨ªculo, analiza los or¨ªgenes, influencias y manera de tocar la guitarra el artista flamenco fallecido Paco de Luc¨ªa era partidario de la soledad y de la felicidad, y eso reaparece continuamente en su obra
Paco de Luc¨ªa estudi¨® y practic¨® la guitarra flamenca con una extraordinaria capacidad indagatoria. Se someti¨® desde muy ni?o a un riguroso, obstinado, inflexible aprendizaje y asimil¨® muy a fondo los secretos expresivos de una tradici¨®n flamenca nacida y desarrollada en ciertos arrabales de la Baja Andaluc¨ªa.
Desde su rinc¨®n nativo, Paco de Luc¨ªa salt¨® bien pronto al mundo. Era de natural retra¨ªdo y ensimismado, pero nada de eso se traspas¨® a la potencia comunicativa de su m¨²sica. Tambi¨¦n era partidario de la soledad y de la felicidad, y eso s¨ª reaparece de continuo en su obra. Casi sin apenas ser notado, a trav¨¦s de lentas y perseverantes ense?anzas, pas¨® de usar la guitarra como acompa?amiento del cante a enaltecerla como instrumento de concierto. Se integr¨® as¨ª en una estirpe de guitarristas ¡ªNi?o Ricardo, Sabicas, Montoya- que aportaron al flamenco toda una serie de memorables conquistas expresivas. Pero Paco de Luc¨ªa impuls¨®, dot¨® de un nuevo rango est¨¦tico, m¨¢s din¨¢mico, m¨¢s innovador, lo que ya se hab¨ªa alcanzado en este sentido.
Convertido en uno de los grandes reformadores hist¨®ricos de la guitarra flamenca, Paco de Luc¨ªa quiso llegar a m¨¢s. Su t¨¦cnica era impecable, de una desaforada perfecci¨®n, pero ¨¦l necesitaba ir m¨¢s all¨¢: necesitaba posponer la t¨¦cnica a la sensibilidad, supeditar el lenguaje a su libre potencial creador. A partir de los b¨¢sicos esquemas musicales del flamenco, ide¨® nuevas formulaciones complementarias. Los l¨ªmites expresivos de los cantes eran en ocasiones insuficientes, o lo eran en raz¨®n de sus propios cauces comunicativos. Prob¨® para ello con deslumbrante eficiencia esa correlaci¨®n de fuerzas que le proporcionaban otros guitarristas eminentes de acento universal ¡ªCarlos Santana, Al Di Meola, Eric Clapton¡ª, con quienes se confabul¨® para articular una manera de entender la po¨¦tica de la guitarra flamenca absolutamente innovadora. Se fundamenta as¨ª una forma nueva por inusitada de alianza art¨ªstica. Por el tejido de la tradici¨®n popular empiezan a filtrarse ¡ªo a definirse¡ª unos nutrientes cultos. Una eventualidad que, en el mejor de los casos ¡ªen este caso¡ª tambi¨¦n resultaba enriquecedora.
Paco de Luc¨ªa dispon¨ªa de un virtuosismo enigm¨¢tico, imprevisible por momentos, literalmente inscrito en un sistema expresivo que podr¨ªa llamarse ¡ªempleando un t¨¦rmino muy manoseado¡ª la est¨¦tica del duende. Por ah¨ª se perfila el prodigio de llegar adonde nadie hab¨ªa llegado, a una situaci¨®n l¨ªmite donde la novedad equival¨ªa a la clarividencia. La manera de tocar la guitarra de Paco de Luc¨ªa era su forma de sacar a flote la intimidad. Y en esa intimidad se juntaban con similar lucidez el conocimiento y la intuici¨®n, lo aprendido y lo adivinado, una especie de cabal s¨ªntesis creadora. No me refiero ya a sus falsetas, es decir, a esas inolvidables filigranas ornamentales con que sol¨ªa acompa?ar al cante, sino a la exigente estructura mel¨®dica, a la exquisita plenitud de su obra de solista.
Casi sin propon¨¦rselo, Paco de Luc¨ªa lleg¨® a ser un aut¨¦ntico compositor. Llevaba en la sangre, como suele decirse, una admirable propensi¨®n a los traspasos musicales de la experiencia. Es lo que hizo siempre con un lenguaje original¨ªsimo y una asombrosa destreza imaginativa. Y todo eso sin esgrimir nunca ninguna clase de alharacas o vanas complacencias. Amaba la m¨²sica con tanta honestidad como la vida. Con ¨¦l, la guitarra flamenca alcanz¨® un fin de trayecto o, m¨¢s propiamente, una virtud extrema que tambi¨¦n podr¨ªa llamarse ¡ªcomo he apuntado m¨¢s arriba¡ª una situaci¨®n l¨ªmite. Lo dem¨¢s es silencio.
Babelia
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