Paco, el chiquillo eterno
En escena desaparec¨ªa en su fuego y destreza
Pocas cosas nos estremecen m¨¢s que la muerte de un ser querido.Sentimos como una patada en el alma, que nos saca de orden y nos disminuye.
Cuando el que se va es un contempor¨¢neo, la conciencia de nuestra mortalidad se afirma, implacable y serena.
Los hombres no aman sin amarse, dijo Camus y por eso nadie muere sin que todos muramos tambi¨¦n un poco. Eso lo reconoce todo el que como yo tiene mas pasado que futuro.
No presumo de haber sido un ¨ªntimo de Paco. Simplemente fui un c¨®mplice, de los muchos que debe haber acumulado en su insigne carrera musical y foja de vida.
As¨ª compartimos la mirada corroborativa, la incr¨¦dula, la solidaria, el silencio cuando lo que hab¨ªa que hacer era callar, la sonrisa simult¨¢nea, la risa completamente desnuda, la coincidencia...
Fue en Puerto Rico la ¨²ltima vez que lo vi y hablamos, en una de sus siempre excelentes presentaciones que despu¨¦s me comento no considerar de las mejores. Su genio nunca estuvo conforme con su virtuosismo evidente, y nunca me luci¨® satisfecho, ni con elogios. Decir que era de pocas palabras es ya hablar mucho. En escena daba la impresi¨®n de querer desaparecer en el medio de las notas, su fuego y destreza luego atenuados entre tema y tema por una extraordinaria timidez que nunca dej¨® de sorprenderme.
Una vez, en Hong Kong, lo llegu¨¦ a ver molesto por lo que consider¨® una mala actitud de un colega, y su encojonamiento y acci¨®n me confirmaron que era un hombre como yo, capaz del enojo. Pero pasado el temporal, desconcertante para quien lo conoc¨ªa solo experimentando la consideraci¨®n en su trato y por el brillo de sus ojos de chiquillo eterno, regresaba la mirada y pausa que distingu¨ªa al espacio entre sus palabras y transcurr¨ªamos a otro tema, sin residuo de rel¨¢mpago, de trueno, o conflicto.
Nos cag¨¢bamos de risa, fum¨¢bamos como chimeneas, tom¨¢bamos tragos y habl¨¢bamos de m¨²sica durante ese pedazo del camino, periodos de constante viaje, enredo, trabajo, despedidas y encuentros.
Hace unos a?os acordamos hacer un disco juntos y como siempre ocurre, otras cosas nos distra¨ªan constantemente. En marzo planeaba ir a Costa Rica para reunirme con EDITUS, el excelente tr¨ªo costarricense con el que trabaj¨¦ los ¨¢lbumes TIEMPOS y MUNDO, para entregarles los boleros que escog¨ª y pedirles que hicieran las maquetas de los temas y envi¨¢rselos a Paco, para que las revisase y estudiase.
El proyecto ha quedado hoy en suspenso. Otra raz¨®n para lamentar el creer que el tiempo puede esperar.
Consuela un poco pensar que estaba contento, con su familia, y que no sufri¨® dolor alguno. Eso espero.
A Gabriela y familia solo les digo que mi afecto por ellos es inextinguible.
Todos sabemos que la muerte es un inconveniente inevitable.
Pero gente como Paco de Lucia debieran de ser excluidos de la lista.
Reciba mi admiraci¨®n y cari?o, Maestro.
Rub¨¦n Blades, nacido en 1948 en Panam¨¢, es compositor musical, cantante, actor de cine, ex¡ªcandidato a la presidencia de su pa¨ªs y ex¨Cministro de Turismo. Blades public¨® este art¨ªculo en su p¨¢gina digital oficial http://www.rubenblades.com/
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