Par¨ªs se rinde a la poes¨ªa de Bill Viola
El Grand Palais abre por primera vez sus puertas al videoarte de la mano de uno de sus gur¨²s Las galer¨ªas nacionales recogen una muestra de 20 piezas del artista estadounidense
Hace m¨¢s de 40 a?os que Bill Viola (Nueva York, 1951) explora de manera casi m¨ªstica temas tan universales como la vida, la muerte y la relaci¨®n del tiempo y el espacio. El Grand Palais de Par¨ªs se rinde a la poes¨ªa electr¨®nica y digital del gran gur¨² del videoarte y pintor de la intimidad, con la primera gran retrospectiva dedicada al estadounidense en Francia, que se inaugura este mi¨¦rcoles y estar¨¢ expuesta hasta el 21 de julio. No es habitual que las galer¨ªas nacionales consagren en vida a un artista. Es adem¨¢s la primera vez que abraza para ello el videoarte, una disciplina que con Viola puede presumir de acercarse a la pintura en movimiento. Una sola consigna para disfrutar plenamente de la hipn¨®tica experiencia: tomarse su tiempo.
¡°Los seres humanos son criaturas incre¨ªbles. Podemos entender cosas de formas m¨²ltiples, entendemos que nuestras vidas son cortas, a veces demasiado¡±, reflexionaba el artista con ritmo pausado en la esperada presentaci¨®n de la exposici¨®n, la cual resume como ¡°una suerte de viaje a trav¨¦s de la vida con el conocimiento de que no somos eternos¡±. La humanidad, elabora, se compone de tres vertientes: los que est¨¢n por nacer, los que nos han dejado, ambos eternos, y los que estamos como suspendidos entre los dos, los vivos. ¡°El tiempo es lo que hace posible mi vida¡±.
El tiempo se desacelera en ocasiones hasta el extremo, como en The Quintet of the Ashtonished (2000). Y domina en su obra la obsesi¨®n con el agua, en momentos reflejo, en momentos puerta de paso, que recorre el grueso de las veinte piezas, de entre 7 y 35 minutos, y 30 pantallas que conforman la retrospectiva. Viola dej¨® de temer la muerte a los seis a?os, cuando casi muri¨® ahogado al caer a un lago. Lejos de un trauma, guarda de aquella experiencia un recuerdo de belleza absoluta bajo el agua, en estado de levitaci¨®n. Este encuentra as¨ª su eco en muchas de sus creaciones, desde la primera que rescata la muestra, la famosa The reflecting pool (1977-79), hasta su ¨²ltimo trabajo, The Dreamers (2013), repartido en siete pantallas que retratan a siete cuerpos inmersos por completo, como entre dos mundos, y evocan la fluidez en la vida.
Para no contaminar con informaci¨®n innecesaria este viaje sensorial, Bobby Jablonski, del Studio Bill Viola, y la arquitecta Ga?lle Seltzer han cuidado una escenograf¨ªa detenidamente depurada. Pantallas suspendidas que flotan en las oscuras salas, marcos de fotograf¨ªa que encierran im¨¢genes a c¨¢mara lenta o creaciones proyectadas directamente en la pared dejan todo el protagonismo a la imagen y el sonido. ¡°Es realmente m¨¢gico lo que hemos hecho¡±, se?ala Kira Perov, la esposa de Viola y comisaria junto a J¨¦r?me Neutres de la muestra. ¡°A medida que hemos construido el espect¨¢culo, hemos escuchado las piezas¡±.
Teaser de la exposici¨®n con la obra 'Tristan's ascension', de 2005.?
Tan solo tres frases gu¨ªan la retrospectiva y sirven de introducci¨®n a la triple tem¨¢tica metaf¨ªsica en torno a la cual se articula: ?qui¨¦n soy?, ?d¨®nde estoy? y ?ad¨®nde voy?. Dos citas del artista ¡ª¡°Nac¨ª al mismo tiempo que el v¨ªdeo¡± y ¡°El paisaje es un v¨ªnculo entre nuestro yo exterior y nuestro yo interior¡±¡ª y una de William Blake, que da la bienvenida al inicio del viaje ¡ª¡°si las puertas de la percepci¨®n estuvieran abiertas, entonces todo aparec¨ªa tal y como es: infinito¡±¡ª son as¨ª las ¨²nicas claves puestas a disposici¨®n del visitante.
El todo anima a perderse por sus salas en la penumbra, sin esquema lineal, abri¨¦ndose plenamente a las sensaciones. La b¨²squeda de la inmortalidad, las referencias religiosas cada vez m¨¢s expl¨ªcita (crucifixi¨®n, ascensi¨®n, purificaci¨®n¡), la herencia de la pintura cl¨¢sica, de la filosof¨ªa asi¨¢tica y sobre todo de la budista o la exploraci¨®n de la intimidad recorren toda la obra. La m¨¢s monumental de las instalaciones, Going Forth by Day (2002), inspirada en el libro de los muertos de los antiguos egipcios y los frescos de Giotto, invita a adentrarse f¨ªsicamente en el interior de la obra: las cinco proyecciones perfectamente sincronizadas invaden los cuatro muros de la sala dejando libertad absoluta a la atenci¨®n del espectador.
Teaser de la exposici¨®n con la obra 'The deluge', de 2002.
Con este homenaje a la ¡°odisea art¨ªstica y tecnol¨®gica¡± de Viola, el Grand Palais sigue as¨ª la estela marcada desde hace tiempo por el Whitney Museum de Nueva York, la National Gallery de Londres, el Getty Center de Los ?ngeles o los Guggenheim de Nueva York y Bilbao, esta ¨²ltima en 2004. Con ella pretende abrir su programaci¨®n a "todos los medios art¨ªsticos". Para completar la experiencia Viola, la ?pera de Par¨ªs volver¨¢ a representar en abril su producci¨®n conjunta con Peter Sellars de la ¨®pera de Wagner Trist¨¢n e Isolda, recientemente programada en el Teatro Real de Madrid.
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