De la vacilaci¨®n al compromiso, la literatura de Chile se renueva
Los escritores chilenos reflexionan sobre la influencia de la dictadura y la transici¨®n en el lenguaje de los nuevos creadores del pa¨ªs
Muchos se refieren a ellos como la generaci¨®n Granta, otros, como la generaci¨®n ?, por su reivindicaci¨®n del castellano en el panorama narrativo internacional. Con sendos libros recientemente publicados, la antolog¨ªa de relatos, Mis documentos (Anagrama), y la novela, Piezas secretas contra el mundo (Perif¨¦rica), los escritores chilenos, Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) y Carlos Labb¨¦ (Santiago de Chile, 1977), conforman la vanguardia de la nueva ficci¨®n de su pa¨ªs y, aunque no reh¨²yen las inevitables etiquetas, prefieren ubicarse en la heterogeneidad creativa y marginal, incluso en su visibilidad, que se ha instalado en Am¨¦rica Latina. ¡°No nos queremos presentar de una manera determinada, no porque no seamos una colectividad, sino porque cada uno cree que el trabajo del otro es valioso justamente porque nadie m¨¢s puede hacerlo¡±, sostiene Zambra como parte de una conversaci¨®n entre ambos que se brindaron a mantener, a petici¨®n de EL PA?S, aprovechando su visita a Washington para intervenir en un acto promovido por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Esa diversidad, m¨¢s all¨¢ de lo tem¨¢tico y estil¨ªstico, que reivindican tiene, sin embargo, un pr¨®logo com¨²n que es el pasado de comparten. Un pasado marcado por el fin de la dictadura de Pinochet y una transici¨®n democr¨¢tica renqueante al que ambos aluden constantemente en la charla y que, en buena parte, ha condicionado sus influjos literarios y vitales. La vacilaci¨®n y el miedo de los 80, la frustraci¨®n de la d¨¦cada posterior, el desprestigio de la literatura¡ Un contexto que ha perfilado su posici¨®n como creadores y su compromiso con las letras y con la sociedad. Estas reflexiones, ondulando entre la pol¨ªtica y el arte, se fueron hilvanando para ser el hilo conductor en el laberinto de ideas que emanaron a lo largo de un di¨¢logo que fluy¨® de manera espont¨¢nea y natural a partir de la pregunta com¨²n que ambos se lanzaron: ?Qu¨¦ es lo que se espera que hable un escritor chileno en otros pa¨ªses?
No considero que la literatura simplifique la realidad, lo que hace es mostrarla" Alejandro Zambra
Labb¨¦.- Se espera que el escritor que venga de un pa¨ªs traiga noticias frescas, pero el escritor, muchas veces, es una persona que est¨¢ encerrada en una habitaci¨®n, lidiando con sus procesos psicol¨®gicos o conceptuales. Yo he ido tomando conciencia de que lo que digo construye una realidad, eso hace que el escritor empiece a cultivar un discurso pol¨ªtico, que cultive tiempos a modo de los cambios en los autom¨®viles, uno para hablar de una manera interesante, como para dar una cu?a; un segundo tiempo para hablar en la academia, un tercero para los colegas y un cuarto para la vida cotidiana. Yo ya me siento entrenado para hablar de Michelle Bachelet, como cualquier otro chileno, pero no s¨¦ si mi posici¨®n o mi postura es tanto m¨¢s valiosa que la de alguien que no tiene acceso a salir en el diario EL PA?S.
Zambra.- Esto tiene que ver con la representatividad. Creo que es un problema importante de mi generaci¨®n, esa vacilaci¨®n entre el yo y el nosotros, entre decir yo, con todo lo que eso implica como conversaci¨®n individual, y decir nosotros, como responsabilidad social. Yo creo que la literatura ha estado haci¨¦ndose cargo de esa distancia. No considero que la literatura simplifique la realidad, lo que hace es mostrarla y tampoco la soluciona, creo que muestra los reduccionismos que hay en el entramado social.
La literatura de los ¡®hijos de Chile¡¯
Z.- Existe una vacilaci¨®n que en nuestro caso creo que tiene que ver con la dictadura. Nosotros no vivimos esa experiencia, vivimos la negaci¨®n de esa experiencia y lo que nos dijeron a todos, fu¨¦ramos hijos de izquierdas, de derecha o de esa gran cantidad de gente que se mantuvo neutral, por miedo, cobard¨ªa o por proteger a sus hijos, lo que nos dec¨ªan era: ¡°Ustedes no vivieron eso¡±. La literatura se suma a otra negaci¨®n que es la de estudiar literatura sin pertenecer necesariamente a la literatura. Entre nosotros hay mucha gente que creci¨® en casas sin libros y que se acerc¨® a la literatura como una desviaci¨®n, no recogiendo una herencia, sino como una divergencia. Los dos estudiamos literatura, uno en la [Universidad de ] Chile y otra en la Cat¨®lica, y cuando quer¨ªas hablar de literatura, no pod¨ªas, porque no hab¨ªas le¨ªdo¡
El problema de la narrativa de los 90 es que sus obras no ten¨ªan cuerpo porque estaban demasiado obsesionados con llegar a la meta" Carlos Labb¨¦
L.- Y al mismo tiempo tampoco pod¨ªas crear porque estudiabas literatura.
Z.- Se nos dec¨ªa que la literatura era una ciencia y que todo estaba escrito. En los 90, en el momento de la adolescencia y la juventud, hab¨ªa mucha frustraci¨®n.
L.- Es interesante lo que dices. Porque en el momento de nuestra infancia, en los 80, el problema en Chile y en buena parte de Am¨¦rica Latina, tras los procesos dictatoriales y esta como reforma democr¨¢tica, es que se pas¨® a un mundo en el que los libros estaban desprestigiados porque la palabra era¡
Z.- Peligrosa.
L.- Ni siquiera peligrosa, es que estaba siendo usada oficialmente de forma que todos sab¨ªan que era una mentira. Y de ah¨ª viene el miedo. Yo creo que el escritor ahora tiene que volver a hablar de la comunidad, hay que volver a plantear que los escritores tienen que conformar comunidades entre s¨ª y con los lectores, los bibliotecarios, los libreros, los periodistas, gente encargada de la cultura. Pero ese recelo a decir nosotros viene de ese miedo de que al hablar de nosotros se est¨¢ haciendo demagogia.
La ruptura con los 90
Z.- A nosotros nos tocaron unos a?os 90 muy tramposos y enga?osos, porque hab¨ªa un discurso triunfalista en Chile, que era el discurso de la reconciliaci¨®n inmediata y de Chile como un pa¨ªs pr¨®spero que hab¨ªa dejado atr¨¢s tanto su pasado sangriento como la pobreza.
L.- Literariamente, los 90 en Chile tambi¨¦n es un tiempo muy complejo de transas y apariencias.
Entre nosotros hay mucha gente que creci¨® en casas sin libros y que se acerc¨® a la literatura como una desviaci¨®n, no recogiendo una herencia, sino como una divergencia"
Z.- De entronizaciones. Hab¨ªa muchos deseos de que hubiera una literatura chilena r¨¢pidamente, de que aparecieran unos novelistas que, aparentemente, lo solucionaban todo.
L.- Y tambi¨¦n de ilusiones de que pod¨ªa existir un solo autor y que todo quedaba subsumido a ¨¦l. Un reflejo de Pinochet, hab¨ªa un solo autor y todos los dem¨¢s mueren.
Z.- Pinochet lo destruy¨® todo, la educaci¨®n p¨²blica, destruy¨® toda la estructura. Nosotros estudiamos en ese contexto, a nosotros nos ense?aron a cargarse al otro como fuera, a copiar en las pruebas, a obtener un rendimiento.
L.- Y eso se puede ver en la literatura de los 90. Libros que copian al otro, que son calcos de est¨¦ticas. Ahora se est¨¢ viendo un cambio de narrativa. Hoy, una excelente novela de un joven de 20 a?os no creo que apunte necesariamente al desenlace, sino que se va a quedar en un placer. La novel¨ªstica de Alejandro tiene un componente de placer que no se encuentra en ninguna parte de la de los 90. El problema de la narrativa de los 90 es que sus obras no ten¨ªan cuerpo porque estaban demasiado obsesionados con llegar a la meta.
Marginalidad literaria
L.- Este proceso termin¨® en los 2000, que ha dado cosas muy positivas en Chile, como los colectivos literarios. No aparecen en los medios, pero hay colectivos en Arica, en Punta Arenas¡ En Santiago hay cuatro o cinco que funcionan y juntan talleres donde todos son escritores, poetas, buenos o malos, que no van a tener circulaci¨®n.
El escritor tiene que ser una persona que escucha y habla, pero que est¨¦ dispuesto a aprender"
Z.- Volvemos a la literatura, en el sentido de que ahora es m¨¢s marginal, incluso en nuestros casos mismos. Ahora se escribe una literatura que no est¨¢ pensando en la masividad, sino que est¨¢ pensando incluso en s¨ª misma y en su relaci¨®n con las comunidades, que son mucho m¨¢s peque?as. Creo que hay muchos escritores en Chile mayores que nosotros que no fueron reconocidos en su momento y que ahora han empezado a circular sus libros porque han estado escribiendo lo que quieren escribir, sin esas solicitudes de uniformidad estil¨ªstica, tem¨¢tica¡ Creo que rollos como McCondo son pueriles y estrategias de mercado e intentos de visibilizaci¨®n.
L.- No existe el escritor genio, eugen¨¦sico, que viene de s¨ª mismo. La escritura de uno existe en otras escrituras, es temporalmente una comunidad, lo reconozca uno o no. ?se es el problema de los McCondo, que quer¨ªan matar a Garc¨ªa M¨¢rquez, y eso es un absurdo, porque Garc¨ªa M¨¢rquez es un excelente escritor. [¡] Casa vez que uno habla est¨¢ entregando al otro lo que una vez a ¨¦l le entregaron y tambi¨¦n est¨¢ recibiendo. El escritor tiene que ser una persona que escucha y habla, pero que est¨¦ dispuesto a aprender.
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