Lewis Carroll: ¡°A veces casi desear¨ªa no haber escrito ninguno de mis libros¡±
Una carta del escritor a una amiga es adquirida en una subasta en Londres por 14.300 euros La misiva muestra el rechazo del autor a la fama
Las aventuras de una ni?a llamada Alicia que se cuela por un agujero para emerger en el Pa¨ªs de las Maravillas convirtieron a Lewis Carroll en un autor reconocido y exitoso, en un famoso de su tiempo. Y sin embargo, el creador de aquel fant¨¢stico relato dese¨® un d¨ªa no haber escrito el libro que acab¨® consagr¨¢ndole como leyenda literaria. Charles Lutwidge Dodgson (1832-1898), el verdadero nombre de un escritor que intentaba guardar celosamente su privacidad bajo el refugio de un seud¨®nimo, encaj¨® mal que su identidad dejara de ser un secreto. El escrutinio p¨²blico le hac¨ªa sentirse como un animal de zool¨®gico, tal y como se lamenta en una carta dirigida a una amiga que acaba de salir a la luz con ocasi¨®n de su subasta por la casa Bonhams, en Londres. La misiva ha sido adquirida finalmente por unos 14.300 euros.
¡°Toda esta clase de publicidad conduce a los desconocidos a vincular mi verdadero nombre con el libro, a que me se?alen, a que me miren y me traten como a si fuera un le¨®n¡±, escribi¨® a su confidente Anne Symonds, la viuda de un eminente cirujano de la ¨¦poca, en una misiva fechada el 9 de noviembre de 1891 cuyo valor de partida en la subasta se colocaba en torno a los 3.500 euros (3.000 libras) seg¨²n Bonhams. Se cumpl¨ªan entonces los 26 a?os de la publicaci¨®n de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, una obra que hab¨ªa supuesto un giro radical en la producci¨®n del matem¨¢tico y l¨®gico ingl¨¦s hasta entonces dedicada a los libros sobre ¨¢lgebra. Ese nuevo universo que tomaba la fantas¨ªa como arma sedujo de inmediato a legi¨®n de lectores, incluida la mism¨ªsima reina Victoria de quien se dice que esperaba con impaciencia la publicaci¨®n de la secuela, A trav¨¦s del Espejo (Y lo que Alicia Encontr¨® All¨ª).
El escritor que utilizaba el sobrenombre de Lewis Carroll truf¨® su novela de alusiones sat¨ªricas a una sociedad victoriana en cuyos cors¨¦s nunca se sinti¨® c¨®modo. El personaje real de Charles Lutwidge Dodgson tuvo que confrontar las indeseadas atenciones de aquella sociedad. Odiaba la fama ¡°tan intensamente, que a veces casi desear¨ªa no haber escrito ninguno de mis libros¡±. La carta dirigida a la se?ora Symonds confirma la reticencia hacia la vida p¨²blica de un autor que s¨®lo abandonaba el retraimiento cuando estaba rodeado de ni?os, y sobre todo de ni?as, de quienes ejecut¨® numerosos bocetos y fotograf¨ªas.
La relaci¨®n de Dodgson con una ni?a de 10 a?os fue la inspiraci¨®n de la Alicia de la ficci¨®n. Alice Liddell era una de las tres hijas del decano de un college de Oxford (Christ Church), a quienes el escritor sol¨ªa entretener con sus historias sobre el inquieto conejo blanco, el Gato de Cheshire o el Sombrerero Loco. Durante un paseo en barco por el T¨¢mesis con las peque?as de la familia Liddell se habr¨ªa fraguado la idea de un libro que con el tiempo acabar¨ªa teniendo un inmenso impacto cultural, del que han bebido hasta hoy tantas y tan diversas manifestaciones art¨ªsticas.
La carta in¨¦dita que va a ser ahora subastada por la casa Bonhams aporta al menos un retazo de la ambigua personalidad de Carroll, sometida a un juicio p¨®stumo que sigue siendo objeto de debate entre quienes atribuyen la fijaci¨®n por Alice a su condici¨®n de ped¨®filo, los que subrayan un amor desmesurado hacia las ni?as aunque no de car¨¢cter sexual y aquellos para quienes sencillamente encarna una obsesi¨®n literaria por fijar la infancia eterna. Su verdadero perfil humano sigue siendo un gran desconocido porque cuatro de los trece vol¨²menes de sus diarios desaparecieron misteriosamente, y siete p¨¢ginas de otro fueron arrancadas presumiblemente por sus herederos. Un legado incompleto cuya mutilaci¨®n alent¨® las especulaciones sobre una perversi¨®n nunca probada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.