El hombre que va a contracorriente
Se edita en espa?ol ¡®El sue?o de un hippie¡®, autobiograf¨ªa de Neil Young El rockero, mito de los sesenta, se retrata como una persona llena de claroscuros
Vivimos tiempos de incertidumbres. Nieva en verano, podemos achicharrarnos en invierno, pero algo no fallar¨¢: Neil Young siempre ir¨¢ a la contra. Es miembro destacado del Club de los Incongruentes.
El canadiense vituperaba al presidente Richard Nixon por matar estudiantes en la canci¨®n Ohio, pero quince a?os despu¨¦s aplaud¨ªa el belicismo de Ronald Reagan. Es el detractor del mp3 que hace una semana lanzaba un publicitado reproductor de alta calidad, ¡ªal que ha llamado Pono¡ª, a la vez que registra un disco en lo que es definitivamente una grabadora de baja fidelidad, el Voice-O-Graph.
Tal vez lo recuerden: maquinas similares estuvieron disponibles en Espa?a y circulan historias un poco pat¨¦ticas de personajes que luego se confeccionaban una portada para ir presumiendo de haber grabado un disco profesional.
Entrabas en una cabina similar a las telef¨®nicas y cantabas lo que se te ocurriera; a continuaci¨®n ten¨ªas un vinilo con tu voz. Jack White, ex The White Stripes, dispone de uno de esos artefactos vintage en las oficinas de su sello Third Man Records en Nashville. Y all¨ª se fue Neil, con su guitarra y arm¨®nica, para inmortalizar una colecci¨®n de cl¨¢sicas del folk de los sesenta, A letter home.
No corrige el texto. Desde luego, el libro no ha sido escrito por un profesional
Hay truco, obviamente. Aquellas m¨¢quinas s¨®lo captaban dos o tres minutos y Young ha hecho un ¨¢lbum. Aparte, Jack White colabora en alg¨²n tema y se hace imposible imaginar a dos personas en semejante espacio. Pero, sin duda, se trata de audio v¨¦rit¨¦: el sonido va directo al surco. As¨ª que lo ¨²nico previsible de su libro es que, efectivamente, sorprende. Editado en ingl¨¦s a finales de 2012, nos llega ahora su traducci¨®n: El sue?o de un hippie (Malpaso).
Olviden las biograf¨ªas cronol¨®gicas: enfrente tienen una miscel¨¢nea de vivencias, ordenadas al buen tunt¨²n. M¨¢s o menos, est¨¢ todo, aunque ¡ªdiscreto¡ª raciona las historias sobre los proyectos democr¨¢ticos en los que se alist¨®, sean Buffalo Springfield o el supergrupo Crosby Stills Nash & Young.
Tampoco sirven las comparaciones con las Cr¨®nicas dylanianas. Aqu¨ª no hay rastro de las ambiciones literarias de Bob (s¨ª, Young se refiere a sus colegas por su nombre de pila). Neil no lee libros, por sospechar que pueden interferir con su proceso creativo.
De hecho, hay momentos en que El sue?o de un hippie huele a mofeta, a cinismo de superestrella. Recomienda a sus amigos famosos que le imiten: ¡°Escribir [un libro] es muy c¨®modo, tiene pocos gastos y es una forma estupenda de pasar el tiempo¡±.
Sin embargo, finalmente Neil es el hijo de su padre: Scott Young, un periodista deportivo y novelista prol¨ªfico. Y le va cogiendo gusto. Cierto que no asume la necesidad de revisar, corregir o reescribir su texto: desde luego, nadie le acusar¨¢ de haber usado un negro, un escritor profesional.
As¨ª, inserta numerosas cu?as publicitarias sobre un sistema de sonido digital llamado PureTone¡que, m¨¢gicamente, al final del libro rebautiza Pono. Sin explicaciones.
Pertenece a una rara especie: el perfeccionista que no remata
Nada que asuste a los seguidores de su obra. Ya sab¨ªamos que es h¨ªperproductivo pero que se rebela ante el concepto de control de calidad. Que lleva como medalla el haber sido demandado por Geffen Records a ra¨ªz de sacar discos ¡°no caracter¨ªsticos¡±. Que tiene magia para las melod¨ªas pero que no filtra los clich¨¦s en sus letras. Que pertenece a esa rara especie: el perfeccionista torpe, el obsesivo que no remata.
El sue?o de un hippie, nos recuerda, est¨¢ escrito en estado de sobriedad, tras d¨¦cadas consumiendo cantidades de coca¨ªna, marihuana y tequila. Y no lo proclama como una haza?a de redenci¨®n: simplemente, tras demasiados sustos, decidi¨® atender el consejo de su m¨¦dico. Lo que le preocupa es que ¡ªsuele ocurrir en casos como este¡ª la traicionera inspiraci¨®n parece haberse evaporado.
Habla a veces de ¡°la musa¡±, como en ¡°la musa no tiene conciencia¡±, cuando tiene que despedir a alguien. Reconoce, a toro pasado, que se equivoc¨® al desechar ideas de colaboradores difuntos, como Danny Whitten o David Briggs.
Sobre el libro planea la sombra de Shakey, la ¨¢spera biograf¨ªa de Jimmy McDonough, que retrataba a Neil como un tirano contracultural, un mis¨¢ntropo con escasa empat¨ªa por los que est¨¢n fuera de su c¨ªrculo inmediato. Son los inconvenientes de ganar demasiado dinero, alega Neil. Cuando arde Pocahontas, su famoso autob¨²s de gira. Young hace que lo trasladen a su rancho en los alredores de San Francisco, donde los restos son enterrados con los honores reservados a un viejo guerrero.
?Vamos a escandalizarnos con las prerrogativas de un rock star? Apasionado de los trenes de juguete, adquiri¨® un gran paquete de acciones de Lionel LLC, uno de los principales fabricantes de trenes a escala y sus accesorios, empresa que ¡ªnaturalmente¡ª acept¨® encantada sus sugerencias de usuario. Es tambi¨¦n un enamorado de los classic cars, aquellos curvil¨ªneos barcos-de-Detroit que surcaban las autopistas estadounidenses: acumula varias docenas en sus garajes.
Discograf¨ªa selecta
Buffalo Springfield (1966)
CSN&Y D¨¦j¨¤ Vu (1970)
Harvest (1972)
Zuma (1975)
Rust Never Sleeps (1979)
Everybody's Rockin' (1983)
Ragged Glory (1990)
Sleeps with Angels (1994)
Mirror Ball (1995, junto al grupo grunge Pearl Jam)
Greendale (2003)
Psychedelic Pill (2012)
Un ni?o, gru?ir¨¢ alguien. No exactamente: un adulto que, con 68 a?os, se enfrenta con su mortalidad, tras haber superado la polio, episodios epil¨¦pticos y un aneurisma. Y no puede olvidar la gen¨¦tica: la demencia asedi¨® a su padre; dos de sus tres hijos nacieron con par¨¢lisis cerebral.
En realidad, Neil se asemeja m¨¢s bien a un otaku: un coleccionista incurable pero creativo. Ha invertido millones en lo que ha patentado como Lincvolt, versi¨®n ecol¨®gica de un Lincoln Continental del 1959, con un motor h¨ªbrido que funciona con electricidad y etanol.
En 2008, el coche ardi¨® en un almac¨¦n californiano, provocando risitas entre el lobby de la gasolina; Neil asegura que fue un error humano, no un fallo de su sistema el¨¦ctrico.
Lo esencial para ¨¦l, con todo, sigue siendo la m¨²sica: ¡°El plan es volver a grabar. Meterse de lleno en la m¨²sica. En ¨¦sas estoy. Siempre me ha sentado bien. Quiero volver a sentirla. Necesito sentirla en el cuerpo, cantar letras que hagan que me vuelque en pasajes instrumentales largos que s¨®lo son posibles con los Crazy Horse¡± Ah, tambi¨¦n sigue escribiendo. Cualquier a?o de estos aparecer¨¢ el volumen dos de El sue?o de un hippie.
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