Tributo a Gehry, el arquitecto-artista
El Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes premia la revoluci¨®n de formas y materiales del creador de edificios como el Guggenheim Bilbao y el Auditorio Disney de Los ?ngeles
Con 85 a?os, dise?ando sombreros para Lady Gaga o joyas para Tiffany¡¯s al tiempo que reinventa la capacidad expresiva de los rascacielos, Frank Gehry (Toronto, 1929) es el icono de la arquitectura ic¨®nica, el m¨¢s osado entre los m¨¢s creativos. Premiarlo con el Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes implica valorar esta disciplina como ¨¦l mismo siempre la ha defendido: como un arte por encima de cualquier otra implicaci¨®n o consecuencia. En ese sentido la decisi¨®n del jurado es o valiente... o inconsciente. Perpetuando el reconocimiento al componente pl¨¢stico ¡ªpor encima de valores sociales o econ¨®micos¡ª contrasta con la l¨ªnea actual de la arquitectura, que busca contactar con la sociedad transform¨¢ndose en una disciplina m¨¢s necesaria que visual.
Desde Santa M¨®nica, en Los ?ngeles, Gehry admite que el Pr¨ªncipe de Asturias es un reconocimiento completo a toda su carrera. Pero se?ala que el Pritzker que recibi¨® en 1989, antes de dise?ar el Guggenheim de Bilbao, fue un premio valiente que a ¨¦l le sirvi¨® de aliento, reforz¨® su elecci¨®n. Asegura estar contento con el galard¨®n ¡°pero espero que no sea el ¨²ltimo¡±, dice por tel¨¦fono: ¡°Que quede claro que yo sigo trabajando¡±.
Explica que todav¨ªa considera el Guggenheim una obra clave en su trayectoria. ¡°Los proyectos son como hijos y el que est¨¢s criando en cada momento es el favorito. Pero es cierto que el Guggenheim crey¨® en m¨ª. Fue fundamental en mi carrera. Espero haber ayudado igualmente a Bilbao¡±. Tanto es as¨ª que, cuenta, el a?o pasado celebr¨®, el 29 de febrero, su cumplea?os en el museo. ¡°Cenamos all¨ª con pol¨ªticos y amigos. Fue bonito volver a verlo¡±. Respecto al nuevo premio, no considera que recibirlo sea un reconocimiento a su manera art¨ªstica de entender y defender la arquitectura: ¡°ha habido varios arquitectos premiados con el Pr¨ªncipe de Asturias y cada uno representa una opci¨®n. La m¨ªa es la art¨ªstica, pero estoy convencido de que el arte est¨¢ en los ojos quien mira¡±.
Con todo, el talentoso autor del museo bilba¨ªno ¡ªposiblemente su mejor trabajo, aunque la cr¨ªtica estadounidense se inclina por el posterior Auditorio Disney de Los Angeles (2003)¡ª es hoy, indiscutiblemente, una marca. Amigo de cantantes y actores y convertido en ¡°el arquitecto m¨¢s importante de nuestro tiempo¡±, seg¨²n la revista Vanity Fair ¡ªque la web Gehry Technologies cita como referencia¡ª, el canadiense ha llegado a ser un personaje de los Simpson (en concreto un arquitecto que ve¨ªa c¨®mo su auditorio se convert¨ªa en prisi¨®n) y es conocido, y celebrado, por el gran p¨²blico. Algo ins¨®lito para un proyectista vivo.
Afincado en Santa M¨®nica (California), donde construy¨® ayud¨¢ndose de materiales de ferreter¨ªa su propia vivienda en 1978 ¡ªun proyecto que le reportar¨ªa fama mundial¡ª Gehry celebr¨® su 82 cumplea?os en Nueva York, en el piso 76 de la Torre Spruce (2010), su primer rascacielos y el primer inmueble que ¡ªaceptando la inminente densificaci¨®n de los centros urbanos¡ª apost¨® por romper la geometr¨ªa y llevar una expresi¨®n org¨¢nica a las fachadas de los edificios en altura. ?Qu¨¦ arquitecto del mundo festejar¨ªa su cumplea?os con Bono, el cantante de U2? Aquel 29 de febrero, a sus amigos de siempre, entre ellos el escultor pop Claes Oldenburg o el pintor Chuck Close, se unieron sus compa?eros de estatus: la actriz Candice Bergen o el citado Bono. El arquitecto dijo entonces que levantar un rascacielos en Manhattan ¡ª¡°la ciudad a la que mi padre lleg¨® como inmigrante¡±¡ª era importante para ¨¦l.
Y es que, a pesar de ser un proyectista sumamente osado, Frank Gehry arrastra una biograf¨ªa de miedos. Dej¨® de ser Frank Owen Goldberg para convertirse en Gehry en 1954, cuando ten¨ªa 25 a?os y dos hijas. Y aunque Wikipedia asegura que su primera mujer le impuls¨® a cambiarse el nombre, ¨¦l ha explicado que lo hizo por miedo a que esas hijas de su primer matrimonio sufrieran, por ser jud¨ªas, el acoso que ¨¦l hab¨ªa padecido de ni?o en Toronto.
Tras d¨¦cadas firmando edificios c¨²bicos y blancos, hijos del movimiento moderno, Gehry encontr¨® su oportunidad transformando su casa. Corr¨ªan los ¨²ltimos a?os de la d¨¦cada de los setenta, ten¨ªa 50 a?os y se atrevi¨® a ser un arquitecto-artista. Basta verlo trabajar, retorciendo una maqueta en lugar de dibujar un croquis como primera aproximaci¨®n a un proyecto, para apreciar que siempre ha sido un escultor que estudi¨® arquitectura. El nuevo Gehry fractur¨® el espacio del Museo Aeroespacial de Los Angeles (1984) y colg¨® de esa fachada un jet para convertir el edificio en anuncio. Por entonces, el escultor Claes Oldenburg, que hab¨ªa realizado los gigantescos binoculares que singularizaron el edificio para la agencia de publicidad Chiat/Day que Gehry firm¨® cerca de su casa (hoy llamado Binoculars Building) lo recomend¨® en Alemania. All¨ª dise?¨® el Vitra Design Museum, su primer encargo europeo (1989). Ese edificio revolucion¨® la productora de muebles hasta el punto de que tir¨® por tierra el plan general que hab¨ªa encargado a Nicholas Grimshow y pas¨® a coleccionar los primeros inmuebles europeos de creadores insignes como Zaha Hadid o Tadao Ando. As¨ª, cuando ese mismo a?o consigui¨® el premio Pritzker, Gehry a¨²n no hab¨ªa firmado los edificios que le reportar¨ªan fama fuera del ¨¢mbito arquitect¨®nico y que colocar¨ªan a Bilbao entre los destinos del mundo. La ciudad espa?ola sac¨® lo mejor del arquitecto, pero esa valent¨ªa tuvo una mala digesti¨®n ¡ªconocida como efecto Guggenheim¡ª al despertar la envidia de los alcaldes menos imaginativos decididos a inaugurar sus propios monumentos.
Por eso hoy, cuando algunos de sus edificios no encuentran consenso a la hora de ser juzgados como los m¨¢s creativos o los m¨¢s torturados, la acusaci¨®n de autoparodiarse lo persigue en la prensa especializada. Los cuerpos encorsetados del Stata Center (2004) en Cambridge (Massachusetts) recuerdan a la Casa Danzante (1996) que mira al Moldava en Praga. M¨¢s all¨¢ del alcance del eco estil¨ªstico del arquitecto, el Massachusetts Institute of Technology, MIT, lo denunci¨® cuando el mencionado Stata Center se agriet¨® y se llen¨® de goteras.
Entre encargos, reconocimiento, premios y cr¨ªticas, Frank Gehry se ha cansado de repetir que la expresi¨®n de sus trabajos no es un capricho sino el resultado de rigurosas investigaciones. Para investigar fund¨® una empresa que calcula los vol¨²menes imposibles de proyectos como los suyos. Gehry Technologies ofrece sus servicios a quienes no se conforman con la frialdad moderna. Se podr¨ªa decir que hoy esa empresa es el laboratorio que, a finales de los 70, fue su propia casa en Santa M¨®nica. Puede que limitar la expresi¨®n pl¨¢stica llegue a apartar de la arquitectura a talentos creativos como el de Gehry. En cualquier caso, m¨¢s all¨¢ de su efecto, el Guggenheim dej¨® bien claro que no todo el mundo es capaz de dise?ar un Guggenheim.
Babelia
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