El aburrimiento puede matar
No hay visos de que la Maestranza pueda ganar la dificultosa pelea en la que se ha convertido esta Feria de Abril de 2014
No es f¨¢cil que un boxeador noqueado se recupere y llegue a levantar los brazos en se?al de triunfo. La Maestranza cerr¨® sus puertas el martes hundida sobre la lona, con los pajaritos y las estrellitas revoloteando sobre su cabeza. Ayer volvi¨® sobre s¨ª misma, despu¨¦s de veinticuatro horas recibiendo cuidados intensivos en un rinc¨®n, pero no hay visos de que pueda ganar la dificultosa pelea en la que se ha convertido esta Feria de Abril de 2014.
De momento, los problemas comenzaron en los corrales. Hasta catorce toros de Garcigrande reconocieron los veterinarios para elegir cinco de feas hechuras y de muy escaso trap¨ªo. Si a estas alturas de la pel¨ªcula un criador de post¨ªn no sabe el tipo de toro que debe traer a Sevilla, una de dos: o es un p¨¦simo ganadero o no le tiene respeto alguno a esta plaza. Cualquiera sabe¡
Comenz¨® una nueva corrida, una nueva terna, pero el mismo mal fario del primer d¨ªa. He aqu¨ª materia de estudio: c¨®mo un cuerpo humano es capaz de aguantar casi dos horas y media de aburrimiento profundo, cuando no enfado y dolor en lo m¨¢s ¨ªntimo, y no morir en el intento. Y a¨²n peor: recuperado el aliento, creer, ingenuamente, que ma?ana ser¨¢ posible el milagro.
Garcigrande/ El Cid, Luque, Sald¨ªvar
Cinco toros de Garcigrande-Domingo Hern¨¢ndez ¡ªnueve fueron rechazados en los reconocimientos¡ª, muy justos de presentaci¨®n, nobles, descastados y sin clase; y uno, el primero, de Jandilla, noble y repetidor.
Manuel Jes¨²s El Cid: estocada y un descabello (silencio; estocada y un descabello (vuelta).
Daniel Luque: pinchazo, estocada ca¨ªda y un descabello (ovaci¨®n); media estocada (silencio).
Arturo Sald¨ªvar: pinchazo hondo tendido y trasero y dos descabellos (silencio); pinchazo y media baja (silencio).
Plaza de la Maestranza. 7 de mayo. S¨¦ptima corrida de feria. Algo m¨¢s de media entrada.
La corrida no tuvo clase alguna. Algunos toros cumplieron en los caballos, y el sexto apret¨® en el peto, pero toda ella se par¨® en banderillas y lleg¨® al tercio final con movilidad perruna, con medio recorrido, fijeza a medias y soser¨ªa a borbotones.
As¨ª fue toda, menos el lote que le toc¨® a Manuel Jes¨²s El Cid. Su primero, que era el remiendo de Jandilla, se movi¨® en la muleta con codicia y nobleza el tiempo suficiente para cortarle las orejas, Pero Manuel Jes¨²s ven¨ªa a dar pases y no a torear, y dio una manta de derechazos que a estas alturas se cuentan por cientos. Y todo ello, acelerado, despegado, fuera de cacho, sin gusto ni gracia. Si es verdad que cuando el torero torea, manda, El Cid no mand¨® nada. Se limit¨® a dar pases y olvid¨® que la torer¨ªa es cosa muy distinta.
Pero es que al rajado cuarto consigui¨® encelarlo en la muleta para ofrecer otra lecci¨®n de c¨®mo las prisas no son buenas, y lo tore¨® de manera vulgar y destemplada. Esta vez dio la vuelta al ruedo tras una leve petici¨®n. ?No es eso, no es eso, torero, y mucho menos en quien ha sido catedr¨¢tico por todos reconocido!
Daniel Luque y Arturo Sald¨ªvar dieron todo lo que llevan dentro, y supo a poco, bien es verdad, tambi¨¦n, por la escasa colaboraci¨®n de sus oponentes.
Luque es valeroso y suple con gallard¨ªa los defectos de los toros. Su primero, que era carne fofa y cadav¨¦rica, pura basura, le permiti¨® dar muchos trapazos insufribles, y a punto estuvo de proporcionarle un disgusto, pues el torero se hizo un l¨ªo con la muleta, cay¨® en la cara del toro y recibi¨® un puntazo superficial en el muslo derecho. Afanoso, como siempre, volvi¨® a mostrarse en el quinto, otro bodrio.
Y Sald¨ªvar pas¨® por Sevilla como vino; es decir, que no ha dejado recado alguno. Bueno, es valiente, pero tambi¨¦n un consumado pegapases con lo joven que es. Se qued¨® quieto ante su primero, un animal muy descastado, y no dijo nada. En el sexto, estuvo a punto de matar de aburrimiento al respetable en su totalidad. Eran ya las nueve menos cuarto de la noche, mientras Arturo Sald¨ªvar segu¨ªa dando pases insulsos y las asistencias no daban abasto para repartir ox¨ªgeno entre los moribundos espectadores. ?Un horror¡!
Por cierto, la Maestranza sigue con la mirada perdida y las posibilidades de que se recupere son remotas. La pelea est¨¢ siendo muy dura y los ¨¢nimos est¨¢n muy abandonados. Quedan cuatro corridas y la imperiosa necesidad de que suceda algo que permita recuperar el alica¨ªdo esp¨ªritu. Lo de este a?o es insoportable. Ayer, otra vez ladrillos vistos en los tendidos; una ofensa para esta hist¨®rica plaza.
Babelia
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