El dibujante sin descanso
Los prometedores y desafiantes dibujos de Jean-Michel Basquiat se exponen en Nueva York
Hay que buscar los dibujos de un pintor igual que hay que buscar los cuadernos de apuntes y los diarios y los borradores de un escritor, porque en los unos y en los otros est¨¢ lo inmediato, lo impremeditado, lo fragmentario, y por tanto lo m¨¢s verdadero, la fluidez del proceso y no la inmovilidad del resultado, la tentativa y el tanteo y no el rumbo seguro. Un rumbo demasiado seguro es enga?oso, porque puede venir menos de la certeza que del anquilosamiento, ya que en estos oficios no hay seguridad posible. Un dibujo no es el plano de un cuadro futuro, sino la exploraci¨®n de una posibilidad que va revel¨¢ndose seg¨²n avanzan las l¨ªneas, dependiendo m¨¢s de la textura del papel, del deslizarse del l¨¢piz y la sensaci¨®n del pulso que de una idea consciente. Puede que despu¨¦s del dibujo venga un cuadro y tambi¨¦n puede que no. Y sucede tambi¨¦n que cuando se han conservado los dibujos preparatorios, estos tienen una libertad y una ligereza que quedaron suprimidas en la obra final. A nuestra sensibilidad nerviosa le resulta muy ajeno el acabado marfile?o de los cuadros de Ingres ¡ªy sin embargo respondemos de inmediato a las l¨ªneas a la vez libres y meticulosas de sus dibujos, que al fin y al cabo tienen tanto que ver con la manera de dibujar de Picasso o de David Hockney.
En una anotaci¨®n de su diario, Virginia Woolf se pregunta si ser¨¢ posible conservar la calidad del borrador en un libro terminado. El arte quiere apresar lo real, el espect¨¢culo del mundo y los reinos secretos de la vida privada y la vida interior; pero lo real por definici¨®n es impermanencia y pura fluidez, y la obra acabada es un hecho inm¨®vil: las palabras de la novela almacenadas en las p¨¢ginas, sobre papel o no, las l¨ªneas del cuadro, los vol¨²menes de la escultura o del edificio, las notas de la m¨²sica. La gran prueba de cualquier arte es lograr simult¨¢neamente dos cosas incompatibles entre s¨ª: una forma duradera y cerrada, la preservaci¨®n de una imagen o un instante, un estado de ¨¢nimo, una iluminaci¨®n de la conciencia; y al mismo tiempo una sugesti¨®n de fluidez, de movimiento y vida en marcha.
El proyecto de Virginia Woolf est¨¢ logrado al m¨¢ximo en un artista como Paul Klee. Aunque pinte al ¨®leo, parece que Paul Klee siempre est¨¢ dibujando. Y quiz¨¢s, ahora que lo pienso, ese es uno de los rasgos que comparte con ¨¦l o aprendi¨® de ¨¦l Jean-Michel Basquiat, que dibuj¨® much¨ªsimo y que mezcl¨® sin reparo el dibujo y la pintura, el l¨¢piz sobre el lienzo y el ¨®leo y el acr¨ªlico sobre el papel, el papel pegado sobre el lienzo, las l¨ªneas del dibujo trazadas sobre la superficie de pintura fresca. Pens¨¦ de pronto en Klee en la ma?ana soleada de principios de mayo, con las anchas aceras de la Calle 79 Este cubiertas por un confeti o una nevada de p¨¦talos blancos de manzanos y perales reci¨¦n florecidos, al pasar de la claridad deslumbrante a la muy calculada iluminaci¨®n artificial de la galer¨ªa Acquavella, donde llevaba abierta solo unos d¨ªas una exposici¨®n de dibujos de Basquiat que he esperado con impaciencia a lo largo del invierno. Han llegado al mismo tiempo los d¨ªas luminosos, los colores reci¨¦n brotados de la vegetaci¨®n y los colores vibrantes de Jean Michel Basquiat, y entre unas cosas y otras, en esta ciudad de clima tan inh¨®spito, cada ma?ana parece la de un Domingo de Resurrecci¨®n.
Un dibujo no es el plano de un cuadro futuro, sino la exploraci¨®n de una posibilidad que se revela seg¨²n avanzan las l¨ªneas
Basquiat empez¨® a llenar de dibujos las hojas de sus cuadernos y los m¨¢rgenes de sus libros escolares y ya no dej¨® de dibujar nunca. Como Paul Klee, cultiv¨® de manera asidua el sentido plano del espacio y el esquematismo jerogl¨ªfico de la imaginaci¨®n visual infantil, y tambi¨¦n la cualidad flotante de las figuras, tan emancipadas de las leyes de la gravedad como de las de la perspectiva. Antes de hacerse pintor y de ganar dinero para lienzos, l¨¢minas de papel y tubos de colores, Basquiat dibuj¨® en cuadernos baratos y en las paredes y en las puertas de los grandes edificios deshabitados del Soho. Cuando ya era conocido, sigui¨® saliendo de noche para recoger de los contenedores de basura puertas viejas y paneles de contrachapado. Sal¨ªa de viaje, unas veces para cumplir las obligaciones de la celebridad y otras para escapar de ellas, y las horas de soledad en los hoteles y las noches de jet lag pod¨ªa pasarlas enteras haciendo dibujos. Lienzos y botes de pintura no se pueden llevar en una maleta: un cuaderno y un l¨¢piz, un estuche de rotuladores o de ceras, caben en un bolsillo y son en s¨ª mismos una tentaci¨®n incesante. Parece que los l¨¢pices llaman magn¨¦ticamente a los dedos; que cada gran hoja en blanco exige ser ocupada de abajo arriba, de izquierda a derecha, tan exhaustivamente como el muro de una tumba egipcia, como un panel de publicidad vacante en el metro, como ocupaba Torres Garc¨ªa cada cent¨ªmetro de espacio con sus s¨ªmbolos primitivos inventados, con sus vi?etas de cosas contempor¨¢neas convertidas en s¨ªmbolos primitivos.
Basquiat dibuja figuras como ideogramas repetidos de una escritura ¨²nicamente suya ¡ªcalaveras, coronas, grandes bocas dentadas, flechas, soles, rayos, ondas¡ª y dibuja palabras que tienen una intensidad pl¨¢stica de im¨¢genes. Listas de cosas, frases, marcas, nombres. Con cierta frecuencia, en el vocabulario err¨¢tico de Basquiat aparecen nombres de m¨²sicos y de compa?¨ªas discogr¨¢ficas y t¨ªtulos de canciones de jazz: bebop casi siempre, o siempre, y un nombre sobre todos los dem¨¢s, el de Charlie Parker, de quien hizo un retrato que es uno de los mejores dibujos de la exposici¨®n, quiz¨¢s porque contiene una declaraci¨®n de amor tan indudable como una declaraci¨®n de principios. Uno reconoce la sonrisa de Charlie Parker, dibujada con extraordinaria precisi¨®n, la mirada que tiene en una foto muy preparada de estudio, con un buen traje y una buena corbata, con el saxo rutilante en las manos. En esa foto, en el retrato derivado de ella, Charlie Parker es un artista joven, un revolucionario de la m¨²sica y un h¨¦roe negro tan atractivo y tan bien vestido como un actor de cine, no un maldito ni un yonqui que duerme vestido y tiene que tocar muchas veces con un saxo prestado porque empe?¨® el suyo para comprar hero¨ªna. Su grandeza est¨¢ en ese talento que ha logrado imponerse contra viento y marea, contra el agobio del racismo. Su m¨²sica es una improvisaci¨®n tan r¨¢pida como la de las l¨ªneas del l¨¢piz o del pincel que se mueven sobre el papel con la temeridad jovial de un n¨²mero de acrobacia. Jean Michel Basquiat pintaba o dibujaba oyendo esa m¨²sica, y se mov¨ªa delante del lienzo o de la hoja de papel clavada en la pared con una agitaci¨®n de baile, con algo de la elasticidad alerta de los boxeadores negros a los que admiraba tanto como a los jazzmen.
El tiempo se le acab¨® a Basquiat antes todav¨ªa que a Charlie Parker. Pero sus dibujos permanecen tan inacabados, tan desafiantes, tan prometedores, como si los hubiera hecho ayer mismo, tan frescos que parece que si uno se atreviera a tocarlos se le manchar¨ªan los dedos de color.
Jean-Michel Basquiat Drawing. Work from the Schorr Family Collection. Acquavella Gallery. Nueva York. Hasta el 13 de junio.
www.antoniomu?ozmolina.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.