El Greco, un maldito en la gran pantalla
Dos historiadores espa?oles repasan la influencia del pintor en la historia del s¨¦ptimo arte en su libro 'El Greco y el cine'
Son muchos los artistas cuyas vidas hemos conocido gracias al cine. Por poner unos cuantos ejemplos, pensemos en Rembrandt (Alexander Korda, 1936), Van Gogh: el loco del pelo rojo (Vincente Minelli, 1956), Caravaggio ( Derek Jarman, 1982), Francisco de Goya: Los fantasmas de Goya (Milos Forman, 2006), Surviving Picasso (James Ivory, 1996), Frida (Julie Taymor, 2002), Basquiat (Julian Schnabel 1996) o la extraordinaria Pollock, la vida de un creador (Ed Harris, 2000). La lista es casi interminable y algunos de ellos han inspirado varios filmes m¨¢s o menos afortunados. La fascinaci¨®n que sobre el gran p¨²blico ejerce la vida personal de estos grandes maestros junto a la posibilidad de contemplar en primera fila su proceso de creaci¨®n, suelen ser ingredientes m¨¢s que suficientes para armar una historia de inter¨¦s universal.
Pero si pensamos en El Greco, no nos viene a la memoria ninguna gran pel¨ªcula sobre su vida y su obra. Hay varios biopics m¨¢s o menos conocidos ¡ªThe man called Greco (Luciano Salce, 1966) fue una de las primeras¡ª pero ninguna gran pel¨ªcula que haya abordado su figura como cabr¨ªa esperar. La ¨²ltima m¨¢s conocida fue una costosa coproducci¨®n, El ¨²ltimo desaf¨ªo a Dios, dirigida por Yannis Smaragdis en 2007, gran ¨¦xito de p¨²blico en Grecia, enorme fiasco en Espa?a y min¨²sculo recorrido en las pantallas internacionales.
Pese a contar con grandes actores (Nick Ashdon , Juan Diego Botto y Laia Marull) el disparate hist¨®rico perpetrado por un gui¨®n en el que Dom¨¦nikos Theotok¨®poulos venc¨ªa a la Inquisici¨®n, no cosech¨® m¨¢s que frustraci¨®n y enfado. Dos historiadores, Adolfo de Mingo Lorente (Madrid, 1979) y Palma Mart¨ªnez- Burgos (Burgos, 1960) decidieron utilizar su estupefacci¨®n para ponerse manos a la obra y investigar si todas las pel¨ªculas que se hab¨ªan hecho sobre el pintor hasta ese momento ofrec¨ªan una imagen tan distorsionada en comparaci¨®n con la historia real. Cinco a?os despu¨¦s de intenso trabajo, el resultado es un detallado ensayo de 338 p¨¢ginas titulado El Greco y el cine. La construcci¨®n de un mito (Celva Editorial, con patrocinio de la Sociedad de Eventos Culturales El Greco 2014) en el que se pormenorizan todas las pel¨ªculas en las que El Greco aparece plasmado como personaje y todas aquellas en las que se aprovechan sus obras como elementos importantes a la hora de la ambientaci¨®n. Los autores a?aden un interesante apartado en el que hablan de las estrechas relaciones que varios cineastas establecieron con la obra del pintor, especialmente Sergei Eisenstein y otro apartado dedicado a la m¨²sica cinematogr¨¢fica que dedicaron al Greco compositores como Vangelis o Ennio Morricone.
Los dos autores aseguran esta es la primera vez que se ha estudiado con este grado de profundidad el tratamiento que el Greco ha tenido en el cine. Adem¨¢s del an¨¢lisis pormenorizado de cada pel¨ªcula, guion y banda sonora han realizado un intenso trabajo en hemerotecas y consultado multitud de entrevistas y comentarios de cineastas a prop¨®sito del Greco. Adem¨¢s, el libro pretende reivindicar una mayor atenci¨®n hacia la presencia del arte y los artistas en el cine.
?Por qu¨¦ creen que no han funcionado los biopics realizados hasta la fecha?. ¡°Creemos que hasta ahora nadie ha sabido entender la figura y se ha centrado en los clich¨¦s heredados¡±, responden los autores del ensayo. ¡°Nadie se ha atrevido a apartarse de ellos. As¨ª juegan con dos elementos claves: la Inquisici¨®n y la relaci¨®n con Jer¨®nima de las Cuevas para dar la pulsi¨®n dram¨¢tica, pero a cambio de que fallen los guiones. Todas las pel¨ªculas sobre el Greco parten de novelas estereotipadas e intencionadas, melodramas que han pretendido ofrecer una imagen del Greco como un rebelde valedor de la luz contra las fuerzas de la oscuridad. Esta base, por hist¨®ricamente falsa que resulte, podr¨ªa haber dado buenos resultados ante el p¨²blico, pero no ha sido as¨ª. Y eso que apoyos no han faltado a los directores: estrellas como Mel Ferrer, coproducciones internacionales cuyo presupuesto no ha sido precisamente peque?o, atractivo vestuario, rodaje en localizaciones internacionales... A diferencia de lo que ha sucedido con Francisco de Goya, un pintor que se ha visto acompa?ado por interesantes proyectos audiovisuales, el Greco a¨²n sigue esperando su gran pel¨ªcula¡"
En el g¨¦nero del documental, parece que Dom¨¦nikos Theotok¨®poulos ha salido mejor parado. Los autores del libro aseguran que hay trabajos muy interesantes, tanto entre los que retratan la trayectoria completa como los que se centran en una obra o en una etapa concreta. ¡°Pensamos que hay buenos ejemplos tanto en Espa?a como en Grecia y en Italia, por no hablar de los realizados en el ¨¢mbito anglosaj¨®n, bien como iniciativa personal de los cineastas, bien impulsados por instituciones como museos o fundaciones. Un buen documental griego de los a?os ochenta, por ejemplo, fue el que realiz¨® Lefteris Haronitis y que cont¨® con la participaci¨®n de historiadores del arte tan prestigiosos como Giulio Carlo Argan y Jos¨¦ Manuel Pita Andrade. En Espa?a ha habido buenas aproximaciones desde los a?os cuarenta, como la de Ruiz Castillo o la de Caro Baroja, incluidos algunos ejemplos tan heterodoxos como Rouge, Greco rouge (1972), del albacete?o Jos¨¦ Mar¨ªa Berzosa¡±.
El libro consume una buena parte de sus p¨¢ginas recordando las muchas pel¨ªculas en las que los escenarios de la vida de El Greco y, sobre todo, sus grandes obras aparecen como un personaje m¨¢s. Los fascinantes protagonistas de sus telas o su deslumbrante exhibici¨®n de azules, verdes o rojos han sido saqueados por directores de arte para cintas tan conocidas como El buen amor (Francisco Regueiro,1963), Te doy mis ojos (Ic¨ªar Bolla¨ªn, 2003), Un americano en Toledo (Carlos Ar¨¦valo, 1960) o L¡¯incorrigibile (Philippe de Broca, 1975).
Que se sepa, no hay en marcha ning¨²n nuevo proyecto cinematogr¨¢fico sobre la vida de El Greco, pero puestos a so?ar, De Mingo-Lorente y Mart¨ªnez Burgos se atreven a proponer un equipo ideal. ¡°Ser¨ªa interesante contar con un director que conjugase la potencia visual de Peter Greenaway con la sensibilidad de Carlos Saura, el ensimismamiento y capacidad de ambientaci¨®n de realizadores franceses como Alain Corneau (Tous les matins du monde, 1991) y G¨¦rard Corbiau (Le roi danse, 2000) con, quiz¨¢s, un toque m¨¢s fresco y dirigido a mostrar un pintor que en realidad vivi¨®, no una pieza de museo. ?V¨ªctor Erice? ?Pere Portabella? Ser¨ªa un placer contar con los mejores guionistas de series estadounidenses (?por qu¨¦ no una serie, en lugar de una pel¨ªcula...?) para elaborar lo que hasta ahora ha sido el gran tal¨®n de Aquiles de las producciones grequianas.
Por supuesto, el resultado incluir¨ªa rodar en las localizaciones originales. Todas. Obviamente, con especial atenci¨®n a Toledo, una ciudad que tiene much¨ªsimas posibilidades desde un punto de vista cinematogr¨¢fico, con espacios de ¨¦poca tan espl¨¦ndidos y al mismo tiempo tan desconocidos como el Oratorio de San Jos¨¦. La elecci¨®n del protagonista es algo m¨¢s dif¨ªcil. Hubo un tiempo en que Omero Antonutti parec¨ªa protagonizar todas y cada una de las producciones hist¨®ricas hechas en nuestro pa¨ªs... [risas] Quiz¨¢ hubiera que decantarse por un Greco aut¨¦ntico, con todos sus defectos, decepciones y temores a cuestas, adem¨¢s de sus logros en el terreno art¨ªstico. La idea de mostrar al pintor en un flashback desde su ancianidad no es nueva, ya la hizo Guerrero Zamora con Rodero en el papel de protagonista, o Carlos Serrano con Eduardo McGregor, pero hubiera sido genial poder disponer de Richard Harris, aun a costa de resucitarle, revisando desde la distancia los acontecimientos de toda una vida¡±.
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