?D¨®nde est¨¢ el frente?: ?En las vi?etas!

A bombazo limpio, De guerra en guerra, Cita: Hora H, M¨¢s all¨¢ del deber (este va por el esforzado director, Carlos Santamaria)¡­. Son t¨ªtulos de episodios de tebeos de Haza?as B¨¦licas, la serie popular de referencia cuando se habla de c¨®mics de guerra, pero sirven muy bien para el 32? Sal¨®n Internacional del C¨®mic, que abre sus puertas hoy en los palacios 1 y 2 de Fira Barcelona Montju?c (duplicando su espacio) con el g¨¦nero b¨¦lico como uno de sus grandes temas. El sal¨®n ha lanzado una verdadera ofensiva ¡ª?ch¨²pate esa Von Manstein!¡ª y no ha escatimado esfuerzos ni tropas ¡ª?incluso un tanque!¡ª en la que podemos bautizar siguiendo la nomenclatura militar como Operaci¨®n C¨®mic.

No solo puede verse una complet¨ªsima exposici¨®n de vi?etas de guerra con originales de los autores m¨¢s conspicuos en la materia, sino que es posible contemplar veh¨ªculos militares reales, con ese carro de combate M-41 de la guerra de Corea al frente (y que ha llegado al sal¨®n en una g¨®ndola atravesando Barcelona como si fuera un tanque en maniobras de la Brunete, ?ay Dios, en qu¨¦ momento!), dioramas, maquetas, uniformes, y toda una serie de reenactments, reconstrucciones hist¨®ricas, a cargo de diferentes asociaciones del g¨¦nero que van a estar interpretando cada d¨ªa escenas de diferentes ¨¦pocas hist¨®ricas ataviados y armados para la ocasi¨®n y hasta han montado sus campamentos (miquelets de 1714 y la 9?, la unidad con espa?oles republicanos en la II Guerra Mundial) y puestos de mando (una unidad republicana de la batalla del Ebro). De manera muy pol¨ªticamente correcta, la Cruz Roja ha instalado una tienda con una exposici¨®n sobre los efectos colaterales de la guerra y un protocolo para heridos en combate (!), y diversas asociaciones, como la de antiguos aviadores de la Rep¨²blica o Reporteros sin Fronteras montan casetas.

D¨¦jenme a?adir, por ponernos marciales y redondear el icono del Sal¨®n, que el M-41 era un tanque de gran versatilidad, muy reproducido en vi?etas y muy empleado en cine, incluso haci¨¦ndolo pasar por Panzer alem¨¢n en pel¨ªculas de serie B y hasta, con gran delito, en Patton. Se lo conoce como "Walker Bulldog", por el general Walter Walker ¡ªque deb¨ªa ser un jefe correoso¡ª, fallecido en accidente de jeep en Corea.

En fin, la decisi¨®n del Sal¨®n de ir al frente invita a reflexionar sobre la presencia de la guerra en el c¨®mic, que de tan ubicua es que casi te desarma. De hecho, es dif¨ªcil encontrar dibujante, serie famosa o personaje en cuyas vi?etas no encontremos alguna escena b¨¦lica. ?Si es que hasta Mortadelo ¡ªcomo recuerda la exposici¨®n¡ª ha ido a la guerra!

Del maestro Milton Caniff, que cre¨® una serie b¨¦lica para elevar la moral de las tropas de EE UU en la II Guerra Mundial (y al famoso as de caza Steve Canyon) hasta Joe Sacco (Bosnia, Chechenia, Gaza, el Somme) y Tardi (la Gran Guerra), o el viejo maestro de manga Shigeru Mizuki (Operaci¨®n Muerte, sobre sus experiencias en el ej¨¦rcito imperial japon¨¦s con los ataques gyokusai, suicidas, ordenados por mandos fan¨¢ticos), la guerra ha sido y es omnipresente en el c¨®mic como una de sus tem¨¢ticas m¨¢s fruct¨ªferas, capaz de alumbrar, como en los casos citados obras monumentales, que adem¨¢s de sus m¨¦ritos art¨ªsticos invitan a la reflexi¨®n.

Ah¨ª tenemos en filas a Hugo Pratt, tan interesado en la guerra, con series (Los escorpiones del desierto) y ¨¢lbumes (En un cielo lejano, Morgan, Ernie Pike) directamente del g¨¦nero y no est¨¢ de m¨¢s recordar que las aventuras de Cort¨® Malt¨¦s (nacido por cierto en Malta ?como Joe Sacco!) se cruzan repetidas veces con la guerra (la rebeli¨®n B¨®xer en China, la guerra ruso-japonesa, la I Guerra Mundial, la guerra civil rusa, quiz¨¢ incluso la nuestra).

Pratt, por cierto, es un ejemplo de c¨®mo hay que documentarse para dibujar la guerra. Es cierto que estuvo varias veces en el meollo b¨¦lico y ello ayuda. Recu¨¦rdese que el autor pas¨® la adolescencia en la entonces Abisinia con su padre, miembro del ej¨¦rcito mussoliniano y vivi¨® la guerra: de hecho su padre lo alist¨® tambi¨¦n con 13 a?os y fue, ¨¦l lo dec¨ªa, "el soldado m¨¢s joven de Mussolini"; en aquel frente conoci¨® a Thesiger y a Wingate (y m¨¢s tarde al mayor Peniakoff del ej¨¦rcito privado de Popsky). Luego, de vuelta a Italia, fue infante de marina del Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica Fascista, se hizo pasar por aviador surafricano para ligar y lo hizo con una auxiliar femenina de la Wehrmacht; despu¨¦s lo enrolaron en la marina alemana. A ver si con todo eso no vas a saber dibujar guerras y soldados. En sus tanques, aviones, torpederas o uniformes (del Tiralleur Senegalais a la Gideon Force pasando por los chicos del Long Range Desert Group), no encuentras ni un desliz, qu¨¦ t¨ªo. En cambio, en el otro extremo, nuestras por lo dem¨¢s queridas Haza?as B¨¦licas muchas veces son una pifia documental. ?Esos carros de combate, se?ores, que parecen un mont¨®n de cajas! No es tan dif¨ªcil dibujar un Tiger, digo yo (miren los Matilda de Pratt) o acertar el perfil del casco alem¨¢n. Tardi ¡ªayudado por Verney¡ª es en cambio muy exacto: ah¨ª est¨¢n los estupendos tanques alemanes Sturmpanzerwagen A7V de la p¨¢gina 78 de ?Puta guerra! (Norma), los aviones, las piezas de artiller¨ªa, los uniformes (en su reflejada variaci¨®n desde inicios de la I Guerra Mundial hasta el final).

Por supuesto que dibujar la guerra, aunque significa un reto de documentaci¨®n mayor que en otros temas, es mucho m¨¢s que acertar el tipo de tanque. Es, en los mejores ejemplos del g¨¦nero, reflejarla con toda su locura, crueldad, miseria y espanto. Pero tambi¨¦n ah¨ª la documentaci¨®n hist¨®rica es esencial: de las cartas de los poilus de las trincheras, en que relatan su desgraciada (y corta) vida a los terribles retratos cl¨ªnicos de los geules cass¨¦s, los mutilados de rostro (Tardi no olvida dibujarlos, como tampoco a los fusilados por cobard¨ªa de las ofensivas de 1917 del Chemin des Dames). "En general, el c¨®mic hace su contribuci¨®n a la reflexi¨®n acerca de que la guerra es algo terrible, a evitar", subraya Santamaria. El sal¨®n incide en obras, como las de Tardi y Sacco, muy cr¨ªticas con la guerra y alejadas de todo esp¨ªritu glorificador o complaciente.

Haza?as B¨¦licas que nos ofrec¨ªa prolijos relatos de valor y cobard¨ªa, tambi¨¦n ten¨ªa a veces argumentos que inspiraban sentimientos m¨¢s all¨¢ del "ra-ta-ta-t¨¢": nunca he podido olvidar ¡ªy es curioso que retenga m¨¢s eso que los Stukas en picado a trav¨¦s de las vi?etas o a Gorila devolviendo granadas de palo¡ª, la historia de un soldado estadounidense de la guerra de Corea enamorado de una chica que lo despreciaba para irse con un oficial hasta que un d¨ªa ella perd¨ªa un brazo en un ataque norcoreano. "?Qui¨¦n podr¨ªa querer a una mujer manca?" se preguntaba compungida ante el espejo. Y entonces aparec¨ªa el soldadito descartado: "Yo, si esa mujer eres t¨²".

El c¨®mic, que en los ¨²ltimos tiempos se ha decantado decididamente por mostrar el lado m¨¢s atroz de la guerra, tambi¨¦n sirvi¨® en su d¨ªa para uso militar. Ah¨ª est¨¢ la revista PS, The Preventive Maintenance Monthly, del ej¨¦rcito de EE UU, editada desde 1951 para ilustrar asuntos castrenses y en la que han trabajado Will Eisner y Dan Spiegle, y de la que emanaron populares personajes como el soldado Joe Dope.

En este irremediablemente parcial e incompleto recorrido por el campo de batalla, otros de los que han dibujado en todo su horror, y con exactitud y arte, la guerra son Juan Jim¨¦nez (con el guionista Ricardo Barreiro), en la enorme serie de aviaci¨®n de la II Guerra Mundial As de pique (aprovechemos para recomendar efusivamente la reciente El Gran Duque, de Yann/Hugault, sobre un as de caza alem¨¢n y una aviadora bruja de la noche rusa), y el gran Sergio Toppi: me vienen a la cabeza sus vietcongs humillados por los marines, los soldados acorazados de la guerra de trincheras, los arrogantes oficiales austroh¨²ngaros, y tantos guerreros: samur¨¢is, b¨¢rbaros, prehist¨®ricos, medievales, turcos, o el espectral h¨²sar alado que se cuela en la I Guerra Mundial de Myetzko¡­

El c¨®mic ha tenido que competir con el cine a la hora de representar la guerra, aunque tambi¨¦n a veces ambos medios se han apoyado mutuamente y complementado. Es f¨¢cil percibir la influencia del cine en muchas vi?etas b¨¦licas y en sentido contrario algunas series y personajes han pasado a la pantalla.

El sal¨®n barcelon¨¦s, explica su director, Carles Santamaria, ha querido aprovechar la coincidencia de los tres aniversarios b¨¦licos del a?o ¡ªel centenario de la I Guerra Mundial, el tricentenario de 1714 (final de la Guerra de Sucesi¨®n en Catalu?a) y los 75 a?os del final de la Guerra Civil¡ª para abordar el tema del comic y la guerra. "Comprobamos que hay una gran cantidad de obras que reflejan la guerra ¡ªdesde la antig¨¹edad hasta los conflictos de ahora mismo¡ª y reflexionan sobre ella. De ah¨ª nuestra gran exposici¨®n, que exhibe 550 originales distribuidos en diferentes apartados". De la piedra a la espada incluye historietas que van de la prehistoria a Roma. Aparecen el viejo pero siempre joven Alix ¡ªcon sus incre¨ªbles escenograf¨ªas monumentales del imperio¡ª, la no menos espectacular serie moderna ?guilas de Roma de Enrico Marini, o el a?orado Jabato. Murallas de papel, sobre la Edad Media, muestra al Pr¨ªncipe Valiente de Harold Foster, y aquellas tremendas batallas con los vikingos, al Cid de Palacios, o al Tallaferro (que juega en casa) de Jes¨²s Blasco y V¨ªctor Mora. El baluarte de los comics se centra en la Guerra de Sucesi¨®n e incluye adem¨¢s de comics sobre el tema, grabados de ¨¦poca que, seg¨²n Santamaria, recuerdan el desplegable de The Great War de Joe Sacco. En este contexto se presentar¨¢n bocetos de la adaptaci¨®n al comic de Victus, de Albert S¨¢nchez Pi?ol, que se publicar¨¢ en 2015.

Guerras del siglo XIX incluye las napole¨®nicas, la de Crimea o la de Cuba. Y exhibe interesantes p¨¢ginas sobre la guerra de los B¨®ers o las guerras carlistas. En la secci¨®n se muestran el Trafalgar de Mar¨ªn-Guerrero-Montes, el 1808 de Enric Si¨® y unas p¨¢ginas de Ib¨¢?ez sobre el 2 de mayo con Mortadelo y Filem¨®n frente al pelot¨®n de fusilamiento franc¨¦s (entre tanta p¨®lvora y horror hay espacio para el humor). Comics de las trincheras nos lleva, por supuesto, a la Gran Guerra, con Tardi como referencia. La Guerra Civil entre vi?etas cuenta con una amplia representaci¨®n de c¨®mo el comic ha visto la contienda: Jim¨¦nez, Palacios, el No pasar¨¢n de Vittorio Giardino, Un largo silencio, de Gallardo, las iconoclastas Nuevas Haza?as B¨¦licas con sus falangistas y milicianos. El d¨ªa D de los comics aborda la II Guerra Mundial con trabajos de Caniff, alg¨²n original que muestra al Capit¨¢n Am¨¦rica surgiendo de la contienda, el ¨²ltimo Tardi, una curiosidad como la serie espa?ola de los a?os 50 El ocaso de Rommel, que lo hace morir ?v¨ªctima de un bombardeo aliado!, el comic de submarinos Blechkoller, de Javier Hern¨¢ndez, con su enfermizo submarinista alem¨¢n Erik Schultz, muchas p¨¢ginas de Haza?as B¨¦licas, claro, la serie de referencia Army at War, con el sargento Rock y Enemy Ace (protagonizada, me indica el experto Javier Coma, por un sosias del Bar¨®n Rojo, Hans Von Hammer, de alma muy negra), Sargent Fury¡­

Guerras no declaradas nos lleva a las guerras entre los ¨¢rabes e Israel, Argelia, Corea, Vietnam, Ifni, Nicaragua, la Guerra del Golfo, los Balcanes¡­ hasta llegar a Afganist¨¢n, con una interesante serie sobre las acciones encubiertas de EE UU.

El recorrido se completa con apartados sobre los "da?os colaterales" y los reporteros de guerra. Encontramos a Frank Cappa, el sosias de Robert creado por Manfred Sommer, y a Ernie Pyke, versi¨®n dibujada de Ernie Pyle, el amigo de los GI, que muri¨® en el Pac¨ªfico.

La guerra no se va a comer el Sal¨®n, se?ala Santamaria. Ocupa los 14.000 metros cuadrados de uno de los palacios, pero el segundo, con 19.0000, est¨¢ dedicado a otras muchas cosas, como la gran exposici¨®n sobre Batman, otra sobre Popeye, u otra m¨¢s sobre c¨®mo han visto los humoristas gr¨¢ficos el tema del soberanismo en Catalu?a (El derecho a sonre¨ªr). Las habituales firmas de autores, conferencias, talleres, videojuegos, etc¨¦tera, tienen tambi¨¦n su lugar.

Ah, y que nadie se fije en las azafatas. "El anuncio que ped¨ªa chicas con una talla grande fue cosa de una empresa subcontratada, algo completamente fuera de lugar y para nada acorde con el esp¨ªritu del sal¨®n, en el que se va a presentar precisamente la asociaci¨®n de autoras de c¨®mic".